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Entre Luces Y Sombras

Entre Luces Y Sombras

Status: Terminada
Genre:Romance / Amor-odio / Pareja destinada / Fantasía LGBT / Completas
Popularitas:752
Nilai: 5
nombre de autor: MOONligth22

Mico brilla bajo las luces de los escenarios, Tina vive entre raíces sencillas y reale. Sus mundos nunca debieron haberse cruzado, pero lo hicieron; entre secretos y la presión de la fama, tendrán que decidir si lo que sienten vale el riesgo de perderlo todo.

NovelToon tiene autorización de MOONligth22 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capitulo 18: Él regreso

El estadio estaba repleto.

Miles de luces de celulares iluminaban el aire como si fueran estrellas atrapadas y el murmullo del público vibraba en el pecho de todos.

Era el concierto más grande de la gira de Mico, el cierre de una etapa que, paradójicamente, la había dejado más vacía que nunca.

Detrás del escenario, Mico se miraba al espejo del camerino.

La maquilladora le retocaba el delineador, pero ella apenas podía mantener la mirada en sí misma.

Llevaba semanas sintiéndose una impostora: sonreía para las cámaras, saludaba a los fans, cantaba canciones que ya no le pertenecían.

Su representante entró sin tocar.

—¿Lista? —preguntó, revisando su reloj— Es el show más importante del año, Mico. Todo el mundo te está mirando.

Ella respiró hondo.

—Sí —respondió, sin mucha convicción.

Él asintió y se fue, dejando la puerta entreabierta.

Mico se quedó sola, observando su reflejo una vez más.

Recordó la playa, las risas, sus charlas, la forma en que Tina la miraba sin filtros.

Ese recuerdo le dolía, pero también le daba fuerza.

Sacó del bolsillo un papel arrugado: la nota que Tina le había dejado una vez.

"Te ves hermosa cuando no ocultas tus sentimientos. nos vemos en la noche, te quiero"

Sus dedos se cerraron sobre el papel.

Tal vez esta noche sería diferente.

~

A pocos kilómetros de allí, Tina caminaba sin rumbo por la ciudad.

Había salido del trabajo más tarde de lo habitual.

Pasó frente a una vidriera donde la pantalla mostraba una transmisión en vivo: “Concierto mundial de Mico. Transmitiendo ahora.”

Se quedó mirando un momento, sin intención de detenerse.

Pero algo en su interior la impulsó a acercarse.

Miró la entrada del estadio iluminada, con miles de fans entrando, cantando su nombre, y suspiró.

—Qué loca estoy.—murmuró para sí, antes de seguir caminando.

A los pocos metros, un grupo de personas ofrecía entradas sobrantes.

Una chica se le acercó.

—¿Quieres una? Mi amiga no pudo venir, te la dejo a mitad de precio.

Tina dudó unos segundo. Esto tenía que ser una señal del universo, ¿no?

Sin dudarlo más la compró.

No sabía por qué lo hacía, pero algo dentro de ella lo necesitaba.

Tal vez para cerrar un ciclo. Tal vez para verla por última vez, aunque fuera desde lejos.

Las luces del estadio se apagaron.

Un rugido ensordecedor llenó el lugar y de pronto, el escenario estalló en destellos de color.

Mico apareció entre humo y destellos dorados, con un micrófono en mano y una chaqueta plateada que brillaba bajo los reflectores.

El público gritó su nombre.

Ella sonrió, pero sus ojos buscaron algo más allá de la multitud.

Como si esperara ver un rostro específico entre los miles que la observaban.

—Buenas noches, Buenos Aires —dijo con una voz firme, aunque por dentro temblaba.

Los gritos se intensificaron.

—Esta noche, quiero cantar algo distinto. Algo que no estaba planeado.

Su banda se miró, confundida, pero Mico levantó la mano, indicando que confiaran.

—Hay cosas que no pueden seguir escondidas —continuó—Cosas que....duelen si uno las guarda demasiado.

La multitud guardó silencio, expectante.

Mico cerró los ojos y respiró profundo.

Luego, el piano comenzó a sonar.

Una melodía suave, melancólica, como un amanecer después de la tormenta.

> “Te busqué entre luces y sombras,

entre el ruido y mi propio miedo.

Te perdí por callar lo que siento,

pero aún te encuentro en cada sueño.”

Tina, desde las gradas, sintió cómo el corazón se le detenía.

Esa voz, esa letra. No podía ser coincidencia.

Mico siguió cantando, con la mirada perdida entre el público, pero su voz temblaba.

> “No hay fama que cure la ausencia,

ni aplauso que tape el dolor.

Porque el mundo puede amarme,

pero solo tu sabés quién soy.”

Un nudo se formó en la garganta de Tina.

Las lágrimas empezaron a correrle por las mejillas sin que pudiera evitarlo.

A su alrededor, la gente cantaba, emocionada, sin saber que esa canción tenía nombre y rostro.

Mico bajó del escenario mientras la melodía continuaba.

Caminó entre los fans, sin importarle la seguridad ni las cámaras.

Los reflectores la siguieron, iluminando su camino.

Y entonces, la vio.

Tina estaba allí, inmóvil, con el rostro empapado de lágrimas.

Por un instante, todo el ruido desapareció.

Solo existían ellas.

Mico se acercó lentamente, con el micrófono aún en la mano.

La voz le temblaba, pero habló igual.

—Nunca más voy a esconder lo que siento.

El público guardó un silencio reverente, confundido pero conmovido.

Mico dejó el micrófono en el suelo y se detuvo frente a Tina.

—Perdóname —susurró, apenas audible, pero Tina la escuchó igual.—Me equivoqué. Te lastimé. Y lo peor es que lo hice por miedo, no porque no te quisiera.

Tina la miró, temblando.

—No sé si puedo volver a confiar —dijo, con la voz quebrada.

Mico dio un paso más cerca.

—No te pido que confíes hoy. Solo que me mires, que veas que ya no tengo miedo.

Sus ojos se encontraron, y en ellos había todo: amor, rabia, tristeza, deseo.

El estadio entero parecía contener el aliento.

Mico levantó una mano, rozando la mejilla de Tina.

Ella cerró los ojos, dejándose tocar, sintiendo que el mundo se desvanecía a su alrededor.

Y entonces, Mico la besó.

No fue un beso impulsivo ni desesperado.

Fue un beso lento, cargado de verdad.

De perdón.

De amor que había esperado demasiado tiempo para ser libre.

El público estalló en aplausos, gritos y luces de celulares, sin entender completamente qué estaba viendo, pero sintiendo la emoción de algo auténtico.

Mico se separó apenas unos centímetros, con la frente apoyada en la de Tina.

—Ya no quiero esconderme. Ni de ellos, ni de mí —susurró.

Tina sonrió entre lágrimas.

—Entonces, tal vez aún haya una oportunidad.

Mico asintió, temblando.

La abrazó fuerte, mientras el público seguía ovacionándola, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió verdaderamente viva.

Esa noche se convirtió en un fenómeno.

Las redes estallaron, los medios titularon “Mico confiesa su amor en pleno concierto”, pero a ella no le importó.

Por fin era libre.

Y al salir del estadio, tomada de la mano de Tina, entendió que su regreso no había sido a la música. Había sido a sí misma.

1
Leo
Excelente
Agostina Sotelo
está bastante bien
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