La Ex- Emperatriz Será Mi Esposa

Al día siguiente. Kana y Akai había llegado al imperio lunar sin ningún percance. Sin embargo, kana quedó un poco asombrada, ya que como apenas estaba iniciando el otoño, este imperio ya está empezando a caer nieve. Si bien podía apreciar el frío desde el camino, no pensó que ya estaría nevando. Pero era más que todo porque este imperio está ubicado en el norte, donde el clima es más friolento que en otras regiones.

Akai llegó a la puerta fronteriza donde los guardias que lo custodiaba dejan el paso libre al reconocer la máscara de plata.

— ¡El príncipe heredero ha llegado!— las grandes puertas son abiertas con gran precisión, eran tan pesada pues su material estaba hecho de hierro.

— es... Impresionate. El imperio lunar tiene más protección que en el que yo vivía... Quizás, por eso la emperatriz madre quiere tener más poder y ser capaz de hacerle frente a esta nación.

— así parece. Pero no hay de que preocuparnos, lograremos detener a la emperatriz madre antes que logre hacer algún movimiento, ella te necesita para ejecutar algún movimiento, y si no te tiene no podrá hacer nada apresuradamente. Llegaremos al palacio e iniciaremos una audiencia para idear algo.

— estoy de acuerdo...

— aún así... No podemos presentarnos de esta manera. Necesito comprarte ropa, no nos tardaremos nada. Vamos...

Tomó la mano de ella y entró al imperio. Minutos después. Un noble llega a toda prisa a recibir a Akai.

— su majestad. Es una alegría que haya vuelto sano.

— no tuve ningún obstáculo en el camino, avísale a mi padre de mi regreso, iré al palacio dentro de una hora.

— pero... ¿No irá directamente?

— no. Tengo cosas que hacer con mi prometida antes de presentarnos con mi padre.

— ¿U-una... Prometida? ¿Quién? Necesito saber con cuál doncella se casará para avisarle a su padre.— dijo sereno, mantenido la cordura.

— me casare con la ex-emperatriz del imperio del Sol. Y prepara todo para una reunión importante. Te lo agradecería mucho.

Sin más que decir, Akai se marcha al lado de kana, ella no dudo en saludarlo con una leve inclinación de su cabeza.

Sin embargo, el noble quedo perplejo al oír quién sería la prometida del príncipe.

— ¿Que?

*****

Mientras que en el imperio del Sol. Raiden ya no se hallaba en si. Consumido por el trabajo y por los reproches de su madre.

“¡No debiste dejarla ir! ¡Desviste haberla convencido a que se quedaras contigo!"

— todos los días escucho el mal humor de mi madre. No fue mi culpa que se fuera, ella fue quien quiso hacerse la valiente al dejarme... Ahora, lo único que me ata a Mei es el heredero, pero si hubiera sabido que kana se alejaría del trono, no hubiera hecho nada con ella.

— ¡Emperador!— gritó uno de los consejeros. Él entra a la habitación.

— ¿Que ocurre?

— es sobre su concubina Mei Lee...

— ¿Que sucedió con ella?... ¡No le pasó nada al heredero! ¡¿Verdad?!

— no... No sé cómo explicarle...

En ese instante llega la emperatriz muy molesta y con un tono elevado, sin darse cuenta de la presencia del consejero.

— ¡Tu concubina ha huido, imbécil!

Raiden miró con la boca abierta a las dos personas que tenía de frente. Dice muy, pero muy lento...

— mi heredero...

— ¿Heredero?...— pregunta la emperatriz madre con sarcasmo, luego muestra un papel con varios párrafos, pero ella lo resumen en tres palabras— ¡No hay heredero!

— ¡¿A que te refieres?!

— ¡Mei Lee jamás estuvo embarazada! ¡Los dos meses de embarazo jamás existieron!

Esta noticia fue la peor que había escuchado en su vida. La emperatriz vio al consejero y a regañadientes pido que se largará. A lo cuál, Raiden exige leer la carta, sin embargo, ella no lo deja, ya que había algo que Raiden no podía saber por nada del mundo.

— lo único que necesitas saber es que Mei Lee nunca se embarazó de tí. Mintió para hacerse tu concubina y tener derecho a muchas cosas.

— no... No puede ser... ¡Que la busque! ¡Será juzgada por engañar al emperador!... ¡Ella no pudo haber huido tan lejos!— Raiden se desespera que no ha podido calmar ni aunque estuviera la presencia de su madre.

Aún así, ella se marcha dejándolo exaltado. La emperatriz madre piensa a la afuera de esa habitación.

“ no pude ser capaz de decir la estupidez que hizo Mei Lee a mi hijo. Esa imbécil como fue capaz de hacer semejante equivocación.— arruga el papel de la impotencia— ¿Como fue posible que le dió el té de infertilidad a Raiden y no a kana por equivocación?... Esa maldita, la encontraré por tierra y cielo."

Mei Lee si cumplió con las órdenes de la emperatriz madre, sin embargo, en ese día, meses atrás, ocurrió lo que tenía que pasar.

Mei llevaba el té solamente para kana, era una única vez que tenía que dárselo ya que esa hierba de infertilidad era muy potente. A pesar de haber dejado a kana sola en su habitación, cuando Mei Lee regresó con el té ya preparado, en esa recámara estaba Raiden al lado de ella.

— oh, Mei que bueno que llegaste... Raiden justo acaba de llegar.

— entiendo, le iré a preparar otro té para su majestad. Éste es de usted, mi señora. Tomeselo.

Y fue ahí donde todo tomó peso. Ya que Raiden se acerca a Mei y le quita el vaso de té.

— no te preocupes, me beberé este. Kana se irá conmigo a trabajar, así que estará ocupada.

— ¡n-no-...!— susurró con gran susto, al ver como Raiden bebía ese té tan cálido y de un sabor muy dulce, sin darse cuenta que desde ese instante dejó de ser fértil para siempre.

— ¿Que dijiste, Mei?— preguntó kana. A lo que ella disimula diciéndo que nada.

Mei Lee salió tan rápido de la habitación, asustada de que Raiden se bebería ese té que no era para él, solo le aterra saber que es lo que le hará la emperatriz madre al enterarse. Así que intentó idear un plan no tan ingenioso, pero es lo que pudo idear. Fingir un embarazo hasta conseguir uno de verdad. Pero Mei descartó ese plan al ver cómo la trataban Raiden y la emperatriz madre, terminando huyendo al final, dejó esa carta antes de irse del palacio en su recámara. Solo para disgustar más a la emperatriz madre y a su hijo de que ahora en realidad el infértil es él...

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