El Destino De Dos Corazones

Conforme el tiempo pasaba, la relación entre Da-Hye y Seo-Joon se volvió cada vez más cercana. Ambos compartían sus pensamientos y preocupaciones, se apoyaban en los estudios y disfrutaban de las actividades que habían comenzado a realizar juntos. Sin embargo, algo nuevo empezaba a surgir entre ellos, algo que iba más allá de la simple amistad.

Da-Hye se dio cuenta de que había comenzado a esperar con ansias cada momento que pasaba con Seo-Joon. Ya no era solo la comodidad de tener a alguien en quien confiar, sino una sensación cálida que la inundaba cada vez que lo veía sonreír o la miraba con esos ojos profundos que parecían entenderla sin necesidad de palabras. Sin embargo, esos sentimientos la confundían y la asustaban. No era lo que había planeado para su último año de secundaria. Ella solo quería centrarse en sus estudios, pero ahora, sus pensamientos se desviaban continuamente hacia Seo-Joon.

Un día, después de la escuela, Seo-Joon y Da-Hye decidieron visitar un pequeño mercado callejero que habían visto en su camino al café. El mercado era un bullicio de colores, olores y sonidos. Los vendedores ofrecían una variedad de productos, desde frutas frescas hasta artesanías hechas a mano. Era un ambiente tan vibrante que contrastaba con la calma que Da-Hye solía buscar, pero al mismo tiempo, la llenaba de energía.

"Es increíble cómo un lugar tan sencillo puede ser tan hermoso," comentó Da-Hye, mientras observaba un puesto que vendía pequeñas plantas en macetas decoradas a mano.

"Es como la vida," respondió Seo-Joon, mientras escogía una maceta con una pequeña suculenta. "A veces las cosas más simples son las que tienen más valor."

Da-Hye sonrió, apreciando la sabiduría en sus palabras. Seo-Joon tenía una manera de ver el mundo que la hacía sentir que había más en la vida de lo que ella había considerado. Y eso, a su vez, la hacía sentir algo que nunca antes había experimentado. Mientras paseaban por el mercado, Da-Hye se dio cuenta de que su corazón latía más rápido de lo normal cada vez que sus manos se rozaban accidentalmente. Era una sensación extraña, pero no desagradable.

Finalmente, se detuvieron en un pequeño puesto que vendía pulseras hechas a mano. Seo-Joon observó las pulseras por un momento antes de seleccionar una con un diseño sencillo, pero elegante. "Creo que esta te quedaría bien," dijo, ofreciéndosela a Da-Hye.

Ella la miró, sorprendida. "No tienes que comprarme nada," dijo, aunque su corazón dio un vuelco ante el gesto.

"Quiero hacerlo," insistió Seo-Joon, sonriendo suavemente. "Considéralo un recordatorio de este día, de lo lejos que has llegado desde que nos conocimos."

Da-Hye tomó la pulsera, sintiendo una mezcla de gratitud y algo más profundo que no podía definir. "Gracias," susurró, mientras se la colocaba en la muñeca. Al mirarse la pulsera, sintió como si un pequeño lazo invisible la uniera a Seo-Joon, un lazo que se estaba volviendo más fuerte con cada momento que pasaban juntos.

El día terminó en el mismo café al que solían ir, donde se sentaron juntos a compartir una bebida caliente. La conversación fluía como siempre, pero esta vez, había un silencio cómodo que no necesitaba ser llenado. Ambos se miraban de vez en cuando, con una leve sonrisa en los labios, como si supieran algo que aún no se habían dicho.

De camino a casa, mientras el sol comenzaba a ponerse, Seo-Joon rompió el silencio. "Da-Hye, quiero que sepas que... realmente valoro nuestra amistad. Has cambiado mi vida de muchas maneras."

El corazón de Da-Hye se aceleró. "Yo también, Seo-Joon. Nunca pensé que encontraría a alguien como tú, alguien que me entiende y me apoya de esta manera."

Hubo un momento de silencio, cargado de una tensión dulce y desconocida. Ambos sabían que lo que tenían iba más allá de la amistad, pero ninguno se atrevía a dar el siguiente paso. El miedo a arruinar lo que habían construido los mantenía cautelosos, pero también había un anhelo creciente en sus corazones.

Antes de despedirse, Seo-Joon se detuvo y miró a Da-Hye con una intensidad que la dejó sin aliento. "Tal vez, algún día, podamos hablar de lo que realmente sentimos," dijo en voz baja, con un tono que sugería más de lo que sus palabras decían.

Da-Hye sintió cómo el calor subía a sus mejillas. "Sí," respondió suavemente, sin saber qué más decir. No estaba lista para admitir lo que estaba empezando a sentir, pero sabía que no podría evitarlo por mucho tiempo.

Esa noche, mientras se quitaba la pulsera para dormir, Da-Hye no pudo evitar sonreír al recordar el día. Sabía que algo estaba cambiando entre ellos, algo que no podía ignorar. Aunque no estaba segura de cómo manejarlo, por primera vez en mucho tiempo, estaba dispuesta a dejar que el destino siguiera su curso.

Mientras se quedaba dormida, se dio cuenta de que no podía evitar sonreír. Porque en el fondo de su corazón, sabía que lo que estaba surgiendo entre ella y Seo-Joon era inevitable, y por primera vez, eso no la asustaba, sino que la llenaba de una expectativa cálida y emocionante.