Haniel Estrada un hombre de 22 años lleva 1 año de aprendiz para detective su más anhelado sueño.
Cuando creía que todo iba a ser de lo más normal, empieza a recibir pistas que lo llevan a lugares extraños para solamente quedar en shock al descubrir cadáveres de mujeres adolescentes o jóvenes.
¿En que tipo de juego macabro estará involucrado y por qué a sido el el elegido para jugarlo?
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LO QUE ESTÁ EN JUEGO
Haniel seguía sosteniendo a Max entre sus brazos, llorando desconsoladamente. El cuerpo de su fiel amigo aún caliente, pero inmóvil. De repente, el celular del detective Rodríguez sonó en el suelo. Haniel lo miró con desgana, pero algo lo impulsó a tomarlo. Al ver el nombre en la pantalla, se le heló la sangre. Era su padre, Marco.
Haniel sintió un ataque de ansiedad, pero algo lo obligó a contestar. "Hola", dijo con voz temblorosa.
"Ah, Haniel", respondió una voz familiar, pero llena de sinismo y crueldad. "Sabía que ese detective Rodríguez era un total estúpido. Sabía que tú lo vencerías".
Haniel se sintió como si hubiera recibido un golpe en el estómago. No podía creer lo que estaba escuchando.
"Después de muchos años, por fin logro hablar con mi hijo", continuó Marco. "Y qué momento más perfecto. Acabas de pasar una prueba, Haniel. Una prueba de lealtad y coraje".
Haniel se sintió mareado. No podía creer que su propio padre estuviera detrás de todo lo que había sucedido.
"¿Qué quieres de mí?", logró preguntar Haniel, tratando de mantener la calma.
Marco se rió. "Oh, Haniel. Quiero mucho de ti. Quiero que sepas que siempre he estado contigo, guiándote, protegiéndote. Y ahora, es hora de que sepas la verdad".
Haniel sintió un escalofrío. No sabía qué esperar, pero sabía que no iba a ser nada bueno.
Haniel se sintió como si hubiera sido golpeado en el estómago. No podía creer lo que estaba escuchando. "¿Qué quieres de mí?", logró preguntar de nuevo.
"Quiero que juegues el juego", respondió Marco. "Quiero que sigas las instrucciones que te di en el primer correo electrónico del detective James. Ahí es donde comenzó el juego, y si quieres terminar ganándolo, vas a tener que hacer exactamente lo que te digo".
Haniel se sintió mareado. No sabía qué hacer.
"Pero... ¿dónde está Valeria?", preguntó de nuevo.
Marco se rió. "Eso es parte del juego, Haniel. No es el momento de hablar de eso ahora. Luego me comunicaré contigo y te daré las instrucciones siguientes. Pero recuerda, nada de policía. Si no, en algún momento que menos te lo esperes, tu madre pagará el precio".
Haniel sintió un escalofrío. "¿Qué has hecho con ella?", gritó.
Marco se rió de nuevo. "Si es que no ya lo pagó... ja ja ja". Y colgó el teléfono.
Después de que Marco colgó el teléfono, Haniel se quedó sentado en el suelo, sosteniendo a Max entre sus brazos, sin saber qué hacer ni qué creer. De repente, escuchó las sirenas de los policías acercándose. Los vecinos debían haber llamado después del tiroteo entre el detective Rodríguez y él.
Poco después, los agentes llegaron a la casa y se encontraron con Haniel sentado en el suelo, rodeado de sangre y con el cuerpo de Max en sus brazos. Se acercaron a él con cuidado y le pidieron que se levantara.
"Haniel, ¿estás bien?", preguntó uno de los agentes.
Haniel asintió, todavía en shock. "Mi padre... él está detrás de todo esto", dijo.
Los agentes se miraron entre sí y luego le pidieron a Haniel que les explicara lo que había sucedido. Haniel les contó todo, desde el primer correo electrónico del detective James hasta la conversación con su padre Marco.
Después de escuchar su historia, los agentes decidieron llevarlo a la comisaría para hablar con los jefes generales de la policía. Haniel fue llevado en un coche patrulla, rodeado de agentes armados.
Al llegar a la comisaría, fue llevado a una sala de reuniones donde lo esperaban los jefes generales de la policía. Estaban todos sentados alrededor de una mesa, con expresiones serias y preocupadas.
"Haniel, gracias por venir", dijo uno de los jefes. "Sabemos que ha pasado por una situación muy difícil. Pero necesitamos que nos cuentes todo lo que sabes sobre lo que ha sucedido".
Haniel tomó aire y comenzó a explicar todo lo que había sucedido desde que se enteró de la desaparición de Valeria. Les contó sobre la investigación que había realizado con Carlos, sobre los paneles que habían encontrado con las fotos de las chicas muertas, y sobre la conexión que habían descubierto entre los casos.
Luego, les contó sobre la tarde en que se encontró con el detective Rodríguez, y cómo él había intentado asesinarlo. Les explicó que había descubierto que el detective estaba trabajando para su padre, Marco, quien había sido dado por muerto hace 10 años.
"Mi padre es el asesino", dijo Haniel, con una mezcla de emociones en su voz. "Es el psicópata que ha estado matando a todas esas chicas. Y ha estado manipulando al detective Rodríguez para que haga su trabajo sucio".
Los jefes de la policía se miraron entre sí, sorprendidos por la revelación. "¿Cómo es posible que tu padre esté vivo?", preguntó uno de ellos.
Haniel se encogió de hombros. "No lo sé. Pero sé que ha estado planeando esto durante años. Y sé que va a seguir matando hasta que lo detengamos".
Los jefes de la policía asintieron, determinados a detener a Marco y poner fin a la serie de asesinatos. "Vamos a hacer todo lo posible para detenerlo", dijo uno de ellos. "Y vamos a encontrar a Valeria y asegurarnos de que esté a salvo".
"Un momento", dijo Haniel, interrumpiendo a los jefes de la policía. "Yo voy a tener que hacer esto solo".
Los jefes se miraron entre sí, sorprendidos. "¿Qué quieres decir?", preguntó uno de ellos.
"Si la policía, cualquier otro detective, cualquier elemento de la policía interviene, Valeria, la hija del detective Rodríguez, y mi familia corren un grave peligro", explicó Haniel. "Mi padre es capaz de cualquier cosa para protegerse. No puedo permitir que nadie más se lastime por mi culpa".
Los jefes de la policía se miraron entre sí, considerando las palabras de Haniel. Sabían que estaba en lo cierto. Marco era un hombre peligroso y capaz de cualquier cosa.
"Entendemos", dijo uno de los jefes. "Pero debes tener cuidado. No podemos dejar que te metas en esto solo".
Haniel asintió. "Lo sé. Pero no tengo otra opción. Voy a hacer lo que sea necesario para detener a mi padre y salvar a Valeria".
Los jefes de la policía asintieron, sabiendo que no podían detener a Haniel. "Ten cuidado", dijo uno de ellos. "Y manténnos informados".
"Antes de que te vayas, Haniel", dijo uno de los jefes, "quiero que sepas todo lo que está en juego. La prensa ha estado preguntando sobre las casas de las mujeres desaparecidas y sobre sus asesinatos. Dudan sobre el trabajo que realizamos y incluso piensan que estamos involucrados por no detener a un posible sospechoso".
Haniel asintió, sabiendo que la situación era grave.
"La vida de Valeria, la hija del detective Rodríguez, está en juego", continuó el jefe. "Y sobre todo, la vida y la seguridad de tu hermana y tu madre también. Hay mucho que perder. Si no detienes a tu padre, todo lo que has trabajado por proteger se derrumbará".
Haniel sintió un escalofrío al escuchar las palabras del jefe. Sabía que tenía razón.
"Si quieres dejar de ser 'El aprendiz de la muerte', como tus compañeros te apodan, y convertirte realmente en un detective, necesitas terminar el juego que tu padre inició", dijo el jefe, mirándolo fijamente. "No hay otra opción. Tienes que detenerlo, Haniel. No importa el costo".