SEXTO libro de la serie ENTREGANDO MI CORAZON.
Desde que puedo recordar, todos buscan abrazarme, tomarme las manos o simplemente acercarse a mi. No soy alta, por lo que siempre me dicen que parezco una pequeña muñeca. Salvo mi familia, rehúyo de cualquiera... excepto él. Si está cerca mío, me alejo, pero por lo rápido que hace latir mi corazón.
Desde que puedo recordar, solo he sentido dolor, solo he escuchado gritos. Siempre estuve en un entorno frío y miserable, siempre me he mantenido distante... hasta ella. Siempre me he sentido cálido a su alrededor y me aterra que esa calidez se extinga, en manos de mi propia sangre.
La historia de Lily y Sebastian.
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LILY (CAP. 14)
× Y ¿de quién es la culpa que yo no haya podido ver a mi madre desde los 15? Mejor quédate callado, hoy no es tu día de pagar.
Frunzo el ceño, nos falta mucha información. Layla debe saber más, sino ella no amenazaría sin una buena razón.
** soldados, arresten a esta haragana. Una noche en la carcel le despejará las ideas.
¿Cómo pudo salir alguien tan idiota de mis abuelos?
× Déjenme ahorrarles remordimientos, señores. Uds no me pueden arrestar, ni tu inútil puedes dar esa orden. Estamos en el velorio de mi mamá, no es tu regimiento donde puedes hacer lo que te venga en gana.
Bueno, definitivamente sigue teniendo la actitud de siempre. Muy directa. Se ha guardado muchas cosas y ahora sin tía Adriana no hay filtro.
^ ya es suficiente. Los hijos están para enterrar a los padres, pero yo debo enterrar a mi hija.
Las palabras de mi abuela silencia todo.
× Yo ya me voy, vendré en estos días. Me quedaré en Chattanooga por un tiempo. Hay cosas que debemos conversar.
Disimuladamente ve la urna de mi tía Adriana y el dolor regresa a sus ojos. Empieza a salir y yo empiezo a moverme, pero no soy lo suficientemente rápida. Ella entra en una limosina y se va. Definitivamente no es una vaga libertina. No puedo frenar mi llanto. Vuelvo a ser esa pequeña niña con miedo para todo y lloro. Siento unos brazos familiares y me apoyo en su pecho. Me reconforta como siempre.
* No se irá. Volverá. No la perderemos de nuevo.
Solo asiento y escucho su corazón latir muy rápido. Espero que sea por mi y no por el pesar y la sorpresa, ya que el mio está como loco latiendo en mi pecho. Ese año en el ejercito ha hecho maravillas con su cuerpo. Es tan alto y fuerte, y me encanta. Debo frenar mis manos, que quieren vagar por su pecho, subir por su cuello, enredarse en su casi inexistente cabello, acercarlo a mi y besarlo. Besarlo como siempre quise hacerlo. Maldición, estoy triste pero las hormonas las tengo más locas que mi corazón; sobretodo porque siento algo duro presionando contra mi cadera. Antes de avergonzarme, saltando encima de su cuerpo y escalarlo como una koala para saborearlo, me separo y voy a mi cuarto rápidamente. Entro y me apoyo en la puerta. No fue buena idea pasar las últimas dos noches juntos, aunque lo amé. El recuerdo hace que me ruborice.
FLASHBACK
Acabo de llegar y los saludos llegan pero sin energía. Cada uno empieza a buscar qué hacer. Buscamos ponernos ocupados, porque sé que queremos llorar. Mi abuela mantiene una expresión dura. Ya es de noche y antes de irme a dormir estoy llevando tela de angel para las ventanas. Entro al gran salón y veo a Garreth y Sebastián poniendo una viga sobre las ventanas. Ambos están solo en jeans y me quedo petrificada viendo la gloriosa musculatura de mi Sebastián. Incluso los jeans moldean su firme trasero.
Sacudo mi cabeza y pienso que tía Adri me estaría guiñando el ojo desde el cielo. Eso hace que vuelva a tener lágrimas en mis mejillas. Ellos se giran a verme y Garreth casi se cae, porque Sebastian lo dejó solo para venir a mi y abrazarme.
Han sido 3 largos años. Rodeo mis brazos en su cintura desnuda y correspondo el abrazo.
*- Hola, primo. No te veo hace un año, espero que hayas estado bien. Sé que tu también estás triste. Tratemos de ser fuertes. Gracias, Lils. Me voy a descansar. Un gusto volver a verte, hasta mañana.
Hace señas de despedida y se va. El pecho desnudo de Sebastian amortigua mi pequeña risa. El se aleja, toma mi mano y me lleva a mi dormitorio. A pesar de la tristeza, mi libido travieso se imagina muchas cosas.