Una Blanca Nieves Trasvistiéndose en la Guerra
En el sombrío y misterioso reino de Eldoria, una joven llamada Lucía lucha por sobrevivir en las calles sucias y oscuras. Con su cabello negro como la noche, piel pálida como la nieve y ojos grises como un lobo, Lucía ha aprendido a valerse por sí misma desde que sus padres la abandonaron antes de morir.
El día de su decimoquinto cumpleaños, el reino se ve sacudido por una guerra entre los siete príncipes sucesores del trono, cada uno con una personalidad única y distintiva. Los príncipes, conocidos como Grím, Jovial, Sabio, Tímido, Bromista, Soñador e Hipocondríaco, luchan por reclamar su derecho a gobernar Eldoria.
Ante la noticia de que todos los hombres deben alistarse para la guerra, Lucía ve una oportunidad para cambiar su destino. Decidida a escapar de la miseria, se corta el cabello y se disfraza de hombre, adoptando el nombre de Lucio. Con una blusa café y un pantalón viejo amarillo, se presenta en el campamento de reclutamiento
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capítulo 10
Capítulo 10: El Enfrentamiento Comienza
El sol apenas había salido cuando Lucía reunió a su equipo para dar las últimas instrucciones antes de la batalla. Con una mirada decidida, les dijo:
—Escuchen bien, esto es lo que haremos. Yo me encargaré de disparar flechas desde una posición elevada. Mateo, tú serás nuestra distracción principal. Necesitamos que mantengas la atención del enemigo para que los gemelos, Hugo y Helena, puedan mover esas dos rocas grandotas y bloquear el paso. Lío, tú vigilarás nuestra retaguardia y te asegurarás de que no nos sorprendan por detrás.
Mateo asintió con una sonrisa confiada.
—Entendido, Lucía. Haré lo que sea necesario para mantenerlos ocupados.
Hugo y Helena se miraron y luego a Lucía, con determinación en sus ojos.
—No te preocupes, moveremos esas rocas —dijo Hugo.
—Sí, no dejaremos que pasen —añadió Helena.
Lío, siempre el más serio del grupo, simplemente asintió.
—Cuenten conmigo para protegernos.
Lucía sintió una oleada de orgullo y responsabilidad. Sabía que cada uno de ellos estaba dispuesto a dar lo mejor de sí. Con un último vistazo a su equipo, dijo:
—Vamos a dar lo mejor de nosotros. ¡Por nuestro pueblo y por nuestro futuro!
El equipo se dispersó para tomar sus posiciones. Lucía subió a una colina cercana, desde donde tenía una vista clara del campo de batalla. Con su arco en mano, observó cómo Mateo avanzaba hacia el enemigo, atrayendo su atención con movimientos rápidos y provocaciones.
Mientras tanto, Hugo y Helena se acercaron a las rocas, preparándose para empujarlas en el momento adecuado. Lío se movió con sigilo, manteniendo un ojo atento en los alrededores para detectar cualquier amenaza.
El enfrentamiento comenzó con un estruendo. Las flechas de Lucía volaron precisas, derribando a los enemigos que se acercaban demasiado. Mateo, ágil y astuto, mantenía a los soldados distraídos, permitiendo que los gemelos trabajaran sin ser molestados.
Finalmente, con un esfuerzo conjunto, Hugo y Helena lograron mover las rocas, bloqueando el paso del enemigo. Lío, desde su posición, alertó al equipo de un grupo de soldados que intentaba flanquearlos, permitiendo que Lucía ajustara su estrategia y los mantuviera a raya.
La batalla fue intensa, pero gracias a la coordinación y valentía del equipo, lograron mantener su posición y proteger a su pueblo. Al final del día, exhaustos pero victoriosos, se reunieron para celebrar su triunfo.
Lucía, con una sonrisa de satisfacción, miró a sus compañeros y dijo:
—Lo logramos. Gracias a todos por su valentía y esfuerzo.
El equipo, unido por la experiencia, sabía que habían dado un paso importante en su camino. Pero también sabían que aún quedaban muchos desafíos por delante.
Después de la batalla, el equipo se reunió con el Capitán Roderick para dar su informe de la misión. Lucía, aún con la adrenalina corriendo por sus venas, relató cada detalle de la estrategia y cómo habían logrado bloquear el paso del enemigo.
Roderick escuchó atentamente, asintiendo de vez en cuando. Cuando Lucía terminó, el capitán se levantó y los miró con orgullo.
—Han hecho un trabajo excepcional. Su coordinación y valentía han sido cruciales para nuestro éxito hoy. Estoy muy orgulloso de cada uno de ustedes.
El equipo sonrió, sintiendo el peso de las palabras del capitán. Habían trabajado duro y su esfuerzo había sido reconocido.
—Gracias, Capitán —dijo Lucía, hablando por todos—. Seguiremos dando lo mejor de nosotros.
Roderick asintió y añadió:
—Descansen bien esta noche. Mañana comenzaremos a planificar nuestros próximos pasos. Pero por ahora, disfruten de esta victoria. Se la han ganado.
Con esas palabras, el equipo se dispersó, cada uno reflexionando sobre la batalla y lo que habían logrado juntos. Sabían que el camino por delante sería difícil, pero también sabían que, unidos, podían enfrentar cualquier desafío.