La Villana Escapa

La noche fue agotadora para todos, Arthur va dormido y su padre lo carga, para este punto y todos saben que el duque Bruno ha reconocido a un niño como su hijo que la madre es un noble de bajo rango, con quién tuvo un compromiso, pero se separaron por una confusión, ahora se han convertido en una historia de amor.

-jaja quita esa cara, mi historia tiene fundamentos.

-Sé que lo haces para que no me juzguen pero te pasaste.

Bruno después de salir del balcón fue con las personas idóneas de regar un chisme, las damas de mayor edad, tomo una copa de vino y fue a saludar a un amigo de su padre, lógicamente su esposa le pregunto.

-Duque lo felicito por su hijo, por qué hasta ahora lo reconoce.

-Y era tiempo, su madre fue mi prometida solo que por una confusión ella se fue, pero ahora la he encontrado y a mi hijo también.

-Que romántico, por eso nunca se ha casado, la ha esperado.

-Así es, la amo desde hace mucho, la perdí, pero es la única mujer a la que he amado.

-Eso es verdadero amor, ahora solo deben casarse para estar juntos.

-lo haremos más adelante, me retiro gracias.

Eliana solo se ahoga con su té cuando y casi al final del baile las mujeres se le amontonaron para que ella le contara su historia de amor, Bruno solo cargaba a Arthur y ella no sabía qué hacer.

Por eso cuando llegaron al hotel Bruno solo reía, el recostó a Arthur y lo tapo, Eliana fue a cambiarse y cuando regreso Bruno dormía en el sillón de la pequeña sala.

-Bruno que haces, ve a la cama.

-Que? Así, es que quiero decirte algo.

Eliana se sienta a un lado de él y él aprovecha para poner su cabeza en sus piernas.

-Oye!

-Solo un momento, al regresar tengo trabajo, puedo quedarme en la posada, la frontera está cerca, pero en algunas ocasiones debo quedarme en el campamento.

-Si, y te había dicho que podías hacerlo, Arthur estará feliz.

-Y tu.

-Yo que? Quieres que te diga que estaré también feliz, si lo veo del lado de ver a mi hijo feliz con su padre, si lo voy a estar.

-Eliana, sabes a lo que me refiero, pero bueno por algo se empieza, también pedí un favor y te mandaran tú sello, quiero que los papeles de Arthur queden bien.

-Hace mucho que no uso ese sello, se que esperas mucho de mi, pero no estoy segura de poder hacerlo, sí te soy sincera me gusta mí vida, me gusta lo que hago y no sé sí...

-Shhh no digas nada, como dices tú, esperemos solo el tiempo lo dirá, vamos debemos dormir, mañana tengo que ir a ver a Dunkan, el en todo el invierno no va a las minas y tampoco a la frontera.

-Está bien, entonces nos vamos pasado mañana, entonces compraré algunas cosas que necesito.

-Si necesitas dinero puedo dártelo.

-Este... Si tengo suficiente, pero Arthur necesita ropa, esa la puedes pagar tú, así no te sentirás mal.

Bruno toma su mano y la besa.

-Te puedo dar el mundo entero si me lo permites.

-Gracias.

Eliana no sabe por qué la historia cambio tanto, este hombre no se parece en nada a lo que se relata, ella cambió y él también, la antigua Eliana era presumida y altanera, es por eso que él no llego a quererla, está vez él está dispuesto a formar una familia, solo ella se cuestiona si realmente puede hacerlo, ser una Duquesa, ser su esposa y su mujer, lo último no sería un sacrificio, pensándolo bien.

-Eliana, vamos a dormir.

-Sí.

Al entrar al cuarto Arthur se había despertado y recordó algo que le había dicho su amigo.

-Arthur que pasa? Por qué estás despierto?

-Tengo sed, quiero que papá me dé agua y duerma con nosotros.

-Heeee!! Cómo?

-Si quiero dormir con los tres.

Eliana voltea a ver a Bruno y ambos están confundidos, Bruno está rojo dé la pena, pero ambos aceptan y Arthur duerme en medio, con lo que él no contó es que estaba muy cansado y se quedó dormido profundamente, Eliana está acostumbrada a levantarse temprano y Arthur cuando se despertó solo estaba su padre a su lado, se decepcionó de él, pero se consoló al dormir por primera vez con su padre.

Al otro día Eliana sale de compras con Arthur, en las tiendas todo lo que es de Arthur pide que sea cobrado en el hotel con el duque Carter, Bruno también lo hizo con la intención de que conozcan a su hijo.

Después de unos días llega a la posada, llegan rendidos y se van a dormir en el camino Arthur convenció a su madre de que su padre se quedará en la cabaña con ellos, los tres juntos, Eliana no quería, pero no le quedó más remedio que aceptar.

Así los días pasan entre el cuartel de la frontera, viajeros yendo al norte y al sur por el invierno, mineros que regresan a casa, Bruno va y viene supervisando la frontera, ya es normal verlo en la posada, la nieve empieza a caer, los caminos son difíciles de transitar, pero aun así un carruaje lujoso llega a las puertas de la posada, la duquesa molesta por qué ella quería llegar pronto y tuvieron que ir a la ciudad, por qué la Emperatriz pidió la presencia del Duque.

-Buen día excelencia, sean bienvenidos, se quedarán en la posada.

-Sí, queremos hablar con la Baronesa Eliana Harris.

-Sí, pasen al salón, le hablaré, debe estar en la cocina.

Los duques pasan al salón, los empleados piensan que van a visitar al joven duque y a conocer a su nieto, si bien es cierto, Eliana no sabe que ellos viajaron hasta ahí, Bruno tampoco sabe que sus padres llegarían.

-Cariño está posada es bonita, esa niña tiene buen gusto.

-Claro, es la madre de nuestro nieto o nieta.

Eliana está en la cocina, en esta temporada solo está ella y Susan, al no haber tantos huéspedes no es necesario el personal, son vacaciones para ellos.

-Mi señora el Duque Carter la espera en el salón.

-Si voy, dónde está Arthur vayan a decirle que su padre ya llegó.

Ella salió sin que su empleado le diera la oportunidad de decirle que es el padre del joven duque.

Eliana va al salón y al mismo Bruno llega a las caballerizas, entra por la cocina y Susan se queda confundida.

-Ya llegué, dónde está Eliana.

-Este... Le avisaron que había llegado y que la esperabas en el salón.

-Yo? Si acabo de llegar, fui a dejar al caballo.

-Le dijeron que el duque Carter la esperaba en el salón.

Un escalofrío recorre su espalda, se da cuenta de que es su padre, así que sale corriendo de la cocina.

Eliana al entrar al salón se dio cuenta que no era Bruno, ella hace su reverencia hacia los duques, pero en seguida entra Arthur gritando.

-Mami, dónde está papá, mira hice un dibujo de los tres.

-Arthur, tenemos visitas.

-Oh, quienes son? Yo lo conozco es el Gran general.

-Me conoces?

-Si, yo he visto pasar a los caballeros y a usted lo he visto de lejos el capitan Hoffman me lo enseñó, cuando voy al pueblo con tío Aren también lo he visto.

-Dios! Has estado cerca de tu nieto y no te has dado cuenta, como es posible.

Le reclama la duquesa quien se acerca al niño.

-Pero no sabía - Le decía el duque molesto-

-Miralo, es igual a su padre, eres igual a el cuando tenía tu edad, voy a llorar estoy muy feliz, pero niña por qué no volviste.

-Por miedo, yo fui el culpable de que se fuera, y si regresaba en ese instante yo hubiera sido muy cruel con ella, ella lo sabía y por eso no regreso, madre, padre el único culpable fui yo.

Bruno había entrado y solo tomo de la mano a Eliana, quien estaba también nerviosa de verlos.

-Son mis abuelos?

-Si, son tus abuelos -Le decía Eliana-

-El gran general es mi abuelo, mamá mira el general es mi abuelo.

Arthur corrió para que el general lo abrazara y él lo abrazo se siente feliz de conocerlo, el niño lo admira desde hace mucho, es un hombre atractivo e imponente, al igual que el duque Andrew, pero Arthur le gustaba ver de lejos al general Carter por qué era de ojos rojos como él, no pudo saludarlo nunca, por pena y siempre estaba rodeado de guardias.