Destiny Love llevaba una vida tranquila trabajando como coordinadora de eventos en el club de solteros Lovely, pronta a contraer nupcias con su novio de la infancia hasta que un día se topa con el guapo y descarado James Miller quien llegó a poner su mundo de cabeza con una propuesta que no pudo rechazar.
Dispuesto a conservar su posición como nuevo CEO del negocio familiar, James está obligado a ponerle freno a las aventuras de una noche que lo sostenían medianamente cuerdo ante el dolor de su reciente ruptura. Por lo que decide contratar los servicios de una curiosa y poco atractiva mujer para entretenerse.
Ese trato inusual los embarcará en la dulce historia que cambiará la vida de ambos.
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14.
Destiny hizo una pequeña rabieta tirándose los cabellos. ¿Cuántas veces tenía que explicar sus funciones en ese lugar? Dejó caer los brazos derrotada, haciendo un puchero. Por supuesto que iría a verificar que el imbécil de James no se hubiera ahogado en la bañera, pero primero necesitaba averiguar qué clase de terreno estaba pisando.
Corrió a esconderse detrás de los estantes y sacó su móvil en busca de refuerzos. Después de tres intentos, Megan finalmente atendió su llamada. Una oleada de culpabilidad embargó a Destiny al notar los estruendosos gritos de Anel desde el otro lado de la línea, su pobre amiga debía de estar agotada.
—Lamento interrumpir —murmuró Destiny.
—No interrumpes nada, esto que escuchas es parte de mi rutina. Nunca consigo que Anel se quede dormida antes de las diez —se quejó Megan, suspirando en un acto de rendición—. Mejor dime, ¿cómo estás? Escuché que tuviste una cirugía por apendicitis, perdóname por no haberte llamado antes, pero ha sido una semana de locos en el trabajo.
Destiny se mordió las uñas con nerviosismo.
—Hablaremos de eso en otro momento —aseguró, despertando la curiosidad de Megan.
—¿Dónde estás? No me digas que decidiste fugarte con tu novio para tener su tan soñada semana romántica. Oh, yo lo sabía. Hace tiempo que debiste comerte al bombón de Ian. ¡Cuéntamelo todo!
—No me fugué con Ian, él ni siquiera sabe dónde estoy —admitió Destiny—. Estoy haciendo un trabajo temporal para James Miller.
La conversación se interrumpió durante una breve eternidad, Destiny sabía que Megan necesitaba tiempo para recomponerse por la noticia. Esperó pacientemente hasta que su amiga reunió fuerzas para gritar.
—¡¿James Miller!? Amiga, eres terrible. No lo puedo creer, siempre supe que estabas loca por ese hombre, ¿pero escaparte con él? Eres demasiado. Dime cómo es...
—Deja de decir tonterías —vociferó Destiny. ¿Desde cuándo ella daba indicios de sentirse atraída por James? Megan estaba realmente mal de la cabeza—. Te repito que solo estoy trabajando para él y necesito que me ayudes con algo.
—Haría cualquier cosa para él —respondió Megan.
Destiny se limitó a entornar los ojos.
—¿Qué tanto sabes del pasado de James en Inglaterra?
Megan frunció el ceño, pensativa.
—Muy poco a decir verdad. Él mantuvo un perfil bastante discreto hasta hace unos meses. Aunque recuerdo que en un reportaje mencionaron algo sobre una actriz, April Scott. Ella es muy famosa en su país y por años intentaron relacionarlos pero nunca consiguieron reunir evidencia suficiente. Por cierto, April Scott se presentará en el teatro de la ciudad la próxima semana, deberías ir a verla...
Finalmente Destiny consiguió atar cabos. Se despidió de Megan sin responder ninguna interrogante y se desplazó en ligeras zancadas hacia la habitación de James.
El calor que irradiaba la tetera de café era nada comparado con la furia que ella sentía en ese momento. La ex de James en efecto, era una perra, tal y como le había dicho Jang. Ocultar una relación de años para salvaguardar su fama era algo inconcebible pero tener el cinismo de ir a buscarlo después de romperle el corazón, era el colmo.
Probablemente ella estuviese sacando conjeturas precipitadas.
Quizás James no fuese tan inocente ni April tan culpable como aparentaban, sin embargo James no se merecía sobrellevar esa clase de angustia solo.
Destiny abrió la puerta y preparándose para enfrentar el peor de los escenarios, se adentró sigilosamente conteniendo la respiración ante la expectativa de escuchar los alaridos de James desterrándola de su habitación. Cuando lo único espeluznante que la recibió fue la alarmante tranquilidad de ese aposento.
Casi al borde de las lágrimas se apresuró a revisar cada rincón del dormitorio sin éxito, regañándose mentalmente por descuidar durante tanto tiempo la puerta. El tonto de James había logrado escaparse de su custodia, consiguiendo que ambos perdieran algo esa noche. Ella, la boda de sus sueños y él, su dignidad por lanzarse a los pies de April en la primera oportunidad.
Se sirvió una taza de café decidiendo que lo mejor era empacar sus cosas y salir por su cuenta antes que los sirvientes que la detestaban la echaran a patadas. Justo cuando estaba a punto de abandonar la habitación, una corriente de aire separó las cortinas del balcón, resucitando sus ánimos con la espléndida figura que le revelaron.
¡James no se había escapado con aquella actriz de pacotilla! Estaba ahí, imponiéndole su masculinidad a la noche con el torso descubierto y su atractivo rostro fijo ante las estrellas.
Destiny se tomó el tiempo suficiente para procesar con exactitud las letras y números tatuados en el brazo de James y descubrió con horror que era el nombre de April y la fecha en la que probablemente se convirtieron en pareja. Trece años habían transcurrido desde entonces, ella misma sintió un nudo en la garganta. De encontrarse en esa situación, también estaría destrozada.
Antes de anunciar su presencia, decidió con determinación que era hora de replantear sus objetivos. La vieja Jang tenía razón. James no era un simple bobalicón superficial y vacío, era un hombre herido y solitario. Su nueva misión era darle sentido a la vida taciturna de James.
—¿James? —le llamó, acercándose con cautela.
Él no volteó a mirarla. Se quedó de pie con los brazos apoyados en el balcón, absorto en sus pensamientos.
Destiny lo contempló con nerviosismo durante un rato, intentando comprender por qué April cambiaría a un hombre que podía ofrecerle todo tipo riquezas y poder, por un contrato para grabar una película o participar en una obra de teatro. Lo comprendería si James fuese un viejo verde pero era un hombre innegablemente atractivo. Tenía que admitirlo.
—Solo quería saber si estabas bien y...
—No me digas —la cortó James—. Sé que tú nunca habrías venido por tu cuenta. Jang te envió, la conozco.
—Te equivocas —mintió Destiny. Él tenía razón, de no ser por su espeluznante abuela ella estaría descansando en su mullido lecho desde hacía horas.
—Eres igual que todos —bufó James, llevándose un cigarrillo a la boca—. Solo estás aquí porque te pago por hacerlo.
Destiny le arrebató el cigarrillo, arrojándolo al jardín, enfurecida. Antes de continuar hablando, tomó una respiración profunda, ella estaba ahí para ayudarlo, no para empujarlo por el balcón en un ataque de ira.
—No se necesita ser un genio para suponer que sucedió algo entre tú y April.
James apretó la mandíbula, sintiendo la necesidad de servirse una copa para soportar la vergüenza de haberse puesto en evidencia frente a Destiny en la oficina. Y por confirmar sus sospechas con el estúpido tatuaje que tenía en el brazo. Genial. A partir de ese día ella iría por la vida pensando que él era un inútil perdedor.
—Así que deja de comportarte como un niño malcriado intentando alejar a las personas que solo queremos ayudarte —le regañó Destiny, lanzando al vacío la copa que James pretendía tomar—. Y ya deja de beber, es asqueroso.
James se quedó estupefacto, apreciando su mano vacía. ¿Chispita se había vuelto loca? Acababa de desperdiciar la única copa que se permitiría beber esa noche. Sus intenciones en un principio fueron llegar lo más rápido posible a casa para ahogarse en alcohol y olvidar por completo a April, sin embargo eso era una medida temporal. A la mañana siguiente despertaría dolorosamente consciente de su presencia en la ciudad y dado que en los últimos meses su experiencia con la bebida no había sido buena, decidió que lo mejor era afrontar su realidad.
Y de repente, ahí estaba esa pequeña mujer fastidiándole la existencia. No lo podía negar, su compañía lo ponía de buen humor.
—¿Entonces qué sugieres que haga? —preguntó James, siguiéndole el juego—. No veo aquí a ninguna persona que quiera ayudarme.
—Te equivocas —le aseguró Destiny, sujetándolo de los brazos—. Tienes a Jang y también me tienes a mí.
James se quedó helado con la declaración y no teniendo suficiente, Chispita se abalanzó sobre él para abrazarlo. Destiny Love era una mujer llena de sorpresas.
James sonrió sintiéndose reconfortado por la calidez y el aroma fresco de ella. Aunque esa mujercita se había presentado en su habitación con una vestimenta impropia, él sabía que sus acciones no implicaban ninguna clase de insinuación y podía decir que él tampoco tenía ese tipo de interés en Destiny.
Quizás nunca llegara a decírselo, pero gracias a ella había descubierto que lo único que necesitaba para seguir viviendo era sentirse amado. Necesitaba de alguien que lo escuchara y que lo abrazara con ternura cuando él lo precisara. Necesitaba entregar su corazón y recibir lo mismo a cambio.
Destiny lo tomó de la mano y lo condujo de vuelta a la habitación, con una candorosa sonrisa adornando su rostro.
—Recuéstate —le sugirió ella, obligándolo a meterse en la cama—, mañana tenemos que estar muy temprano en la oficina.
—Mañana solo trabajo medio día —renegó James, permitiendo que ella lo abrigara con las sabanas.
Para Destiny no pasó desapercibido el gracioso peluche rosado que descansaba sobre la cama de él. Era un sujeto extraño, de eso no tenía duda. Pero su misión de esa noche había resultado un éxito.
—No te confíes demasiado —advirtió Destiny,acariciando la cabeza de James en un gesto maternal—. Pasarás ocupado el resto del día conmigo quieras o no. Tengo planes maravillosos para nosotros.
James suspiró con su corazón latiendo en un ritmo extraño. La Chispita de carne y hueso comenzaba a agradarle más de lo esperado.