Después del accidente que deja a Santiago sin caminar por cuatro meses. Él quiere usar a una chica inocente para vengarse de su madrastra Paola. Una mujer que es capaz de todo por quedarse con la fortuna del padre de Santiago y así poder borrar su oscuro pasado.
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El precio
Santiago pasó a un lado de Melisa. Ante los ojos de Santiago, Melisa era la mujer más tonta que pudiera existir en todo el universo.
¿Cómo podía defender a una mujer que no sea cansado de humillarla?...
Santiago movió la cabeza con incluida, antes de llegar al final del pasillo, Santiago logró escuchar la súplica de Carlota, hacia Melisa.
__ Señorita, no permita que me corra. Soy una anciana, para poder sobrevivir en la calle.
Antes de que Melisa contestara, la voz fría de Santiago se escuchó por todo el pasillo.
_ Lárgate ahora mismo de esta casa, ¡No quiero ver tu cara en cuando vuelva!.....
Carlota se quedó helada, sus lágrimas cayeron con más fuerza por sus mejillas. Era imposible sobrevivir a un mundo tan cruel fuera de esa mansión.
__ ¡Señor Wlod, soy una anciana. Tenga piedad de mí!.
Santiago no se molestó ni en voltear a ver a Carlota, para un hombre tan frío como lo era él. Era imposible dejarse llevar por las lágrimas de cualquier mujer.
__ Señorita, haga algo.
__ No puedo ir a la calle, cuándo he vivido toda una vida en esta mansión.__ Carlota volvió a suplicarle a Melisa.
Melisa agarró con fuerza el costado del vestido amarillo que usaba esa tarde, miró a Santiago, cómo a Carlota.
La anciana no dejaba de llorar, sus lágrimas partían en alma de Melisa. Los labios de Melisa temblaban constantemente, hasta que un fuerte gritó se escuchó.
__ ¡Si no permites que ella se quede, no me voy a casar contigo!...
En ese momento, Santiago se detuvo, su rostro cambio rotundamente. Si había algo que en verdad odiaba, era que trataran de chantajearlo.
Eso es lo que Melisa acababa de hacer. Santiago dio vuelta, para agarrar a Melisa de la mano.
De un solo jalón, Santiago inclinó a Melisa. Al quedar cara a cara, Melisa sintió un fuerte escalofrío recorriendo cada parte de su cuerpo.
__ ¿Quieres que ella se quede?... _ Preguntó Santiago con una voz muy suave.
Melisa no logró mencionar ni una sola palabra, solo pudo mover su cabeza continuamente.
_ Puedes regresar a tu trabajo. _ Ordenó Santiago a Carlota detrás de él...
__ ¿En verdad?... __ Preguntó Carlota sin poder creerlo.
__ ¡Acaso no has escuchado! ...
Carlota sonrió, y se dio la vuelta. Sin haberle agradecido a Melisa por haber convencido a Santiago de que se quedara en esa casa.
__ Ven, ahora tendrás que pagar el favor que te echo. No creas que fue gratis. _ Dijo Santiago acariciando lentamente el trasero de Melisa.
Al sentir la mano de Santiago sobre su trasero, Melisa sintió una fuerte descarga eléctrica recorrer su cuerpo en tan solo un segundo.
__ ¡¿Qué estás insinuando?!... _ Preguntó Melisa con la voz llena de miedo.
Santiago sonrió con perversidad. Agarró a Melisa de la cintura y la dejó caer en sus piernas.
__ ¿Qué estoy insinuando?... ¿Qué no es claro?..
__ Que deberás pagar con lo único que tienes el favor que te echo... Tu cuerpo es realmente hermoso, y para mí no será ningún sacrificio estar en la cama de una mujer tan hermosa cómo lo eres tú ... _ Respondió Santiago con una sonrisa en la comisura de sus labios.
Melisa miró a Santiago con miedo, el hombre a su lado le estaba proponiendo tener intimidad, a cambio del favor que le pidió.
Melisa enfureció, tenía unas inmensas ganas de darle su merecido a Santiago. Por un momento, la mano de Melisa se levantó en el aire.
La intención de Melisa era golpear a Santiago hasta que se acabaran sus fuerzas. Pero, si lo hacía, su hermano y Carlota, pagarían las consecuencias.
__ ¡No!...
__ ¡Eres un asqueroso!...
__ ¡Cómo puedes atreverse a proponerle algo tan sucio!... __ Gritó Melisa asustada.
Santiago no tenía ninguna intención de dejar a Melisa, escapar de él... La chica tenía que pagar el precio por su atrevimiento.
Nadie podía chantajear y poder irse cómo si nada. Melisa tenía que aprender que nada era gratis en esta vida, y que si quería que una mujer cómo Carlota se quedara a vivir en esa casa, tenía que pagar el precio.
Sin embargo, Santiago no quería forzar a Melisa a estar con él. Ya que eso, solo podría alejarla más de él...
__ Sí no estás dispuesta a pagar el precio, por el favor que te echo. Puedes irte ahora mismo y haré de cuenta que no ha pasado nada. Mañana será nuestra boda, y todos felices...
__ Pero, Carlota se deberá ir, de esta mansión ahora mismo..._ Terminó de decir Santiago.
Melisa se encontraba entre la espalda y la pared. Deseaba que Carlota no se fuera, pero, no quería acostarse con Santiago, solo por el favor que él le estaba haciendo.
Santiago abrió la puerta de su habitación, si Melisa entraba, no iba a poder salir de ahí; hasta que él deseara.
__ Vete a cambiar de ropa. Más tarde vamos a salir de compras, necesitas vestidos, zapatos y bolsos... _ Terminó de decir Santiago sin querer forzar a Melisa a estar con él…
__ ¡Espera!... __ Gritó Melisa antes de que Santiago cerrara la puerta de la habitación.
Por un momento, Santiago se quedó mirando a la chica temblando delante de él... Melisa, parecía un conejo asustado, su respiración se hacía lenta, y en momentos se aceleraba.
Gotas de sudor cayeron por su frente, se encontraba demasiado nerviosa, ya que nunca había estado con un hombre en toda su vida.
Tener su primera experiencia sexual con un hombre que no caminaba. Melisa tenía miedo de que fuera la peor de las experiencias...
__ Vas a entrar a mi habitación, o vas a ir a tu habitación, para cambiarte de ropa. No me hagas perder mi tiempo... _ Dijo Santiago.
Melisa se armó de valor, entró a la habitación de Santiago dispuesta a estar con él... En ese momento, los sentimientos de Melisa se encontraban muy confundidos.
Santiago despertaba en ella, un sentimiento que no podía describir... Pero, al mismo tiempo, ocasionaba que tuviera miedo a él.
Al entrar, Melisa a la habitación de Santiago, Santiago cerró la puerta con llave, para que nadie lo interrumpiera.
Santiago deseaba disfrutar del cuerpo de Melisa, lentamente. Quería ocasionar en ella, la experiencia más hermosa y placentera que un hombre le hubiera podido dar antes.
Melisa se quedó parada junto a la cama. Su rostro no mostraba ninguna emoción, eso ocasionó que Santiago se sintiera arrepentido de lo que iba a hacer.
_ ¿Estás segura de lo que quieres hacer?...
__ No quiero que después me estés culpando de que te forcé a estar con un inválido...
Melisa bajó el cierre del vestido que estaba usando. Dejándolo caer lentamente por su cuerpo.
