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Mi Querida Gema

Mi Querida Gema

Status: En proceso
Genre:Yaoi / Mafia / Amor a primera vista / Mi novio es un famoso / Transmigración antigua a moderna
Popularitas:4.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Mckasse

Cuando Légolas, un alma humilde del siglo XVII, muere tras ser brutalmente torturado, jamás imaginó despertar en el cuerpo de Rubí, un modelo famoso, rico, caprichoso… y recién suicidado. Con recuerdos fragmentados y un mundo moderno que le resulta ajeno, Légolas lucha por entender su nueva vida, marcada por escándalos, lujos y un pasado que no le pertenece.

Pero todo cambia cuando conoce a Leo Yueshen Sang, un letal y enigmático mafioso chino de cabello dorado y ojos verdes que lo observa como si pudiera ver más allá de su nueva piel. Herido tras un enfrentamiento, Leo se siente peligrosamente atraído por la belleza frágil y la dulzura que esconde Rubí bajo su máscara.

Entre balas, secretos, pasados rotos y deseo contenido, una historia de redención, amor prohibido y segundas oportunidades comienza a florecer. Porque a veces, para brillar

NovelToon tiene autorización de Mckasse para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

A unos metros de ti.

El sol pegaba fuerte esa mañana. El calor se filtraba por la tela del uniforme blanco que llevaba puesto, pero el frío estaba por dentro.

Leo no estaba.

Y tampoco había estado ayer. Ni el día anterior.

—¡Concéntrate, Rubí! —gritó el maestro Hikaru mientras yo fallaba por tercera vez una llave básica.

Asentí con la cabeza, pero mi mente no estaba allí.

Dos días.

Dos malditos días sin verlo, sin esa sonrisa irritante, sin ese perfume sutil a mandarina amarga y cuero caro.

Ni una nota, ni una aparición repentina para reclamarme como un huracán, ni una mirada de acero entre la multitud.

Nada.

Me duché rápido tras el entrenamiento y salí del dojo con la respiración agitada, más por ansiedad que por esfuerzo físico. Caminé hasta la cafetería de la esquina, pedí un café que no quería, solo para sentarme a pensar en paz.

"¿Se habrá ido?"

¿Volvió a Corea? ¿A Europa, tal vez? ¿A su vida de lujos y compromisos familiares, sin mí, sin esta persecución absurda?

¿Pensó que Nathan y yo éramos algo más?

La idea me apretó el pecho.

"¿Y si se rindió?"

Una parte de mí debería sentirse aliviada.

Libre.

Ya no más vigilado, perseguido, deseado con esa intensidad que quemaba.

Pero no me sentía libre. Me sentía vacío.

Como si alguien hubiera apagado todas las luces de mi escenario.

Me pregunté si eso era lo que más temía.

No la presencia de Leo… sino su ausencia.

"¿Amor?"

La palabra me dejó un sabor metálico en la boca.

Porque, si esto no era amor, ¿entonces qué diablos era?

¿Ego herido? ¿Obsesión? ¿Una adicción al juego de cazar y ser cazado?

No lo sabía.

Solo sabía que ahora, en medio de mi éxito, mis contratos, mi fama creciente…

Me sentía desnudo en medio del lodo.

Expuesto.

Pequeño.

Y malditamente solo.

La sala del hotel estaba colmada de luces, flashes, autógrafos y sonrisas ensayadas. Rubí firmaba fotos y respondía a los fanáticos con una cortesía casi automática. Hasta que la vio.

Mei Hua.

Pasó por el lobby con esa elegancia que parecía coreografiada, enfundada en un traje blanco con líneas negras, hablando con alguien por el auricular y mirando su tablet con aire apurado.

Rubí se quedó paralizado. Ya la había visto antes, días atrás, en un evento empresarial. Ella se había acercado con educación, se presentó como hermana de Leo, pero no quiso hablar más allá. Él tampoco se atrevió a preguntar.

Pero ahora… era diferente.

Una semana.

Una maldita semana sin Leo. Sin saber nada de él.

Sin pensarlo, se levantó de la mesa, pidió disculpas con una sonrisa a medias y dejó a su equipo y a los fanáticos colgados. Corrió por el pasillo, entre flashes y personal del hotel, y llegó justo cuando Mei entraba al ascensor.

—¡Espere! —gritó, y ella, sorprendida, detuvo la puerta con su mano.

—¿Rubí? —preguntó con una ceja levantada.

—Gracias por esperar —dijo, fingiendo que iba a bajar también. Se acomodó junto a ella mientras el ascensor descendía.

—¿Todo bien? —preguntó Mei, volviendo a su tablet. Notó la tensión en él, y eso la hizo fruncir ligeramente el ceño.

—Sí… sí. Solo... ¿cómo está el clima últimamente? —preguntó, idiota. ¿El clima, en serio?

—Soleado. Mucho polvo en el aire —respondió seca, sin levantar la vista.

—¿Y los negocios? —insistió.

—Complicados. Como siempre —respondió, esta vez mirándolo.

El silencio entre pisos fue espeso. Rubí tragó saliva. No pudo más.

—¿Y... tu hermano? ¿Está bien?

Ella dejó de escribir. Levantó la mirada, directa, como si ya lo hubiera estado esperando.

—¿Mi hermano no te dijo? —preguntó con una mezcla de sorpresa y reproche—. Tuvo fiebre dos días, se le bajaron las defensas. Por no cuidarse, ya sabes cómo es... terco como un buey. Se cayó bajando las escaleras y se torció el tobillo. Está enyesado.

—¿Qué? —Rubí se llevó una mano a la boca.

—Odia que lo cuiden. Odia que lo vean débil. Me tiene harta. No quiere regresar a Corea, ni dejarse ayudar. Yo estoy hasta el cuello y tuve que cancelar dos viajes importantes solo para que no se muera de hambre o se quede sin hielo —bufó, aunque había preocupación en su tono.

Rubí sintió una punzada en el pecho. ¿Todo ese tiempo...? ¿Y él sin saber nada?

—No sabía… de verdad, no tenía idea. No me dijo nada.

—Claro que no —dijo ella con una media sonrisa—. Eres tú. Si es por orgullo, prefiere morirse antes de pedirte que lo cuides.

Rubí guardó silencio un momento. El ascensor se detuvo. Mei suspiró, rebuscó en su bolso y sacó un pequeño papel.

—No tengo tiempo hoy. Si de verdad quieres verlo... —le extendió el papel—. Ahí está la dirección. No hay nadie más. Y aunque él no lo diga, sé que si tú te presentas, se dejará cuidar.

Rubí tomó el papel con dedos temblorosos.

—Gracias... ¿Estás segura?

—Lo conozco —dijo ella, saliendo—. Y si no vas tú, se va a pudrir en esa cama. Tú decides.

Antes de perderse entre la gente, se giró brevemente.

—Hazme un favor. No lo mates. Y tampoco le digas que fui yo quien te lo dijo.

Rubí sonrió apenas, dobló el papel, lo guardó en el bolsillo y suspiró.

El silencio por fin se había roto.

La tarde pasó entre firmas, cámaras y sonrisas mecánicas. Rubí posó, firmó, abrazó a fanáticos emocionados y almorzó con ejecutivos de una disquera que querían usar su imagen en un nuevo video musical. Todo parecía perfecto. Todo parecía avanzar. Pero su mente estaba en otro lado.

—Jhon, hoy iré solo de compras —le dijo al salir, con una sonrisa convincente.

—¿Seguro que no quieres chofer? —pregunta su asistente, desconfiado.

—Sí, solo quiero despejarme un poco. Caminar... pensar. Si me canso tomaré un taxi y no te preocupes, llevaré una mascarilla y una gorra para que nadie me reconozca.

Una verdad a medias. Como casi todo lo que decía últimamente.

Tomó un taxi en la esquina. Sacó el papelito que le había dado Mei Hua y lo leyó por enésima vez. Le pidió al chófer que mantenga el cronómetro encendido. Entró al supermercado a comprar algunas cosas, sopas, bebidas energizantes, medicamentos y salió rápido.

Le entrega el papelito al conductor.

—¿Puede llevarme aquí?

El hombre asintió y arrancó.

Treinta minutos después.

—Joven, ya llegamos.

Rubí parpadeó. Miró por la ventana y frunció el ceño.

¿Qué...?

—Disculpe... ¿Está seguro? Yo vivo... aquí al lado —dijo, señalando su edificio, idéntico y justo contiguo.

—¿Joven está drogado? —bufó el conductor—. Mire el papelito. Esta es la dirección exacta. ¿Está jugando con mi trabajo?

—No, no, disculpe —se apresuró a decir Rubí, pagando el viaje mientras su corazón se aceleraba—. Gracias.

Bajó del auto con las bolsas de compra para un enfermo, aún confundido.

¿Leo había estado viviendo... ahí? ¿A un metro de él? ¿Todos esos meses?

Buscó el papel otra vez y lo vio: un código de cinco números al final. Se acercó al portón, levantó la tapita que cubría los paneles de seguridad, digitó el código.

Clac.

La puerta se abrió.

Rubí se quedó quieto por un segundo.

¿Maldito Leo...? ¿Esto era un juego? ¿Estaba espiándome? ¿Fingía estar enfermo? ¿Mei mintió?

La rabia le subió por el pecho como lava.

Entró con cuidado. El lugar era enorme, moderno, minimalista. Un candelabro de cristales colgaba como un suspiro congelado en el techo de la sala. Todo era impecable… pero vacío. Frío.

Dejó las bolsas sobre la isla de mármol en la cocina y subió las escaleras alfombradas, sintiendo el silencio como un zumbido molesto en los oídos.

Una puerta entreabierta.

La única que no parecía pertenecer a una casa de catálogo.

Se acercó, empujó apenas con los dedos...

Y lo vio.

Leo.

En ropa interior, dormido boca arriba, el pecho sudado, una expresión de incomodidad en el rostro. Las mejillas sonrojadas por la fiebre, la frente perlada de sudor. Su tobillo envuelto en yeso, descansando sobre unas almohadas. Una botella de agua vacía al lado. El termómetro caído sobre el suelo.

Rubí se quedó inmóvil.

Todo se desarmó en su interior.

No era un juego.

No era una burla.

Leo estaba mal. De verdad. Y solo.

Se acercó, sin pensar. Quiso tocarlo, pero no se atrevió. Se quedó a su lado, observando ese rostro que tantas veces había visto altivo, frío, indescifrable… ahora vulnerable, expuesto, humano.

—Idiota... —susurra, apenas—. ¿Por qué no dijiste nada...?

Leo murmuró algo entre sueños. Rubí se agachó, tomó una toalla del respaldo de una silla y la humedeció con agua fría del baño. Regresó y se la puso en la frente. El cuerpo de Leo se estremeció levemente, pero no despertó.

Rubí se sentó en una esquina de la cama.

El corazón latiendo como un tambor.

Los ojos clavados en él.

A un metro de distancia todo ese tiempo.

Y tan lejos como siempre.

1
Anonymous
jajaja no puedo de la risa jajaja son tan tiernos ☺️🫢
Anonymous
Jajajaja que historia mas bella y divertida, con personajes muy lindos. Muchas gracias 🥰
Franshesca Acosta
yo lo perdonó 🤭🤭🤭
Blanka Arce
simplemente perfecto
Nidia Mojica
Jajajajaj Leo y Rubí son el uno para el otro, y así de tóxico le encanta.
Franshesca Acosta
pues yo tampoco 😏😈
Anonymous
Gran historia, cada capítulo te atrapa ñ. 🥰
Anonymous
Que linda pareja 💖🥰😍
Anonymous
jajaja 🤣🤣
Anonymous
Que bonito momento ☺️
Anonymous
Me gusta mucho la historia, muchas gracias.
Anonymous
Tan lejos y cerca a la vez 😊
Anonymous
Ahaaa esto esta que arde ,🫢🫢
Anonymous
Que intenso el capítulo 😅 me encanta la historia .
Marleni Pacheco aguilar
hola un gusto autora me encantó tu historia por favor actualiza me encantó tanto que me la leí todo él día de hoy me encantó /Kiss/
Nidia Mojica
Buenisima la historia, me.encanta. Espero por mas capitulos. Gracias por crearla y compartirla.
Nidia Mojica
Problemas en camino.
Nidia Mojica
Bien masoquista la Rubí.
Nidia Mojica
🤣🤣🤣🤣 super romántico.
Nidia Mojica
Pies Leo ya desquitaste los 5 años de estarlo persiguiendo.
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