Esteban es totalmente serio e incluso, un poco amargado; pero debe aceptar la derrota ante una apuesta con su mejor amigo y presentarse en una cita a ciegas en determinado lugar, donde coincide con una rubia que ya conoce.
Sabe que ella no es su cita, pero verla allí, con mirada pícara y burlona, lo hace bufar porque sabe que no demorará en molestarlo.
Soledad ha estado soltera por cinco años, así que, con la esperanza de encontrar el amor, descarga una aplicación y empieza a hablar con Sergio, con quién se verá esta noche. Aunque en su campo de visión aparece su jefe, el cual la fastidia y se odian mutuamente.
Sin embargo, la velada es una decepción para ambos, ya que sus citas no son lo que esperaban, ni lo que desean volver a ver, por lo que Esteban tratando de salvarse, se toma atribuciones indebidas con su empleada, e inventa una tonta excusa. Una que recordarán toda su vida.
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Los Arango
Esteban no entiende qué hace su mejor amigo allí tan temprano, pero aún peor es saber que estuvo coqueteando con Soledad por diez minutos, antes de dejarla ir.
Cabe aclarar que ella tampoco se resistía mucho a sus encantos.
— Tus padres me llamaron.
—¿Cuándo no? Parece que tú eres su hijo.
— El CEO no puede celarme con sus padres — ríe Braian— No te digo con la hermosa secretaria que tienes.
—Está buscando pareja, así que perdiste.
—No he perdido porque todavía tengo la oportunidad de ganar un lugar en su vida— dice el hombre de lentes.
—No creo que seas su tipo.
— ¿Entonces quién lo sería? Soy rico, hermoso, simpático.
—Y mujeriego— lo interrumpe Esteban.
—Desgraciadamente, para ella y favorecedoramente para mí; tu secretaria es del tipo "imán para idiotas" entonces tengo oportunidad.
—Te autoinsultaste.— ríe él.
—Y te insulté— avisa— Tú también eres un idiota porque te has metido en la cama de mujeres que están locas.
— No lo soy, pero me puedes denominar "imán para locas".
—Sí, es cierto. La hermosa rubia que tienes afuera parece estarlo, pero la tiene dormidita en su interior.
— Sí te escucha, la despertarás porque no es tan complicado hacerlo — voltea los ojos sabiendo que Soledad no disimula su enojo y no se contiene si debe golpear.
Dulce Mendoza ha sido testigo de primera mano.
—¿Y la mantienes a tu lado igual?
—¿Hay algún problema con eso?
— Que yo sepa, eres el típico hombre que no soporta las peleas femeninas, ni apoyas o defiendes locas. Entonces, eso significa que al primer error de tu secretaria, la despedirás.
El CEO solo asiente dándole fingidamente la razón a su amigo, aunque no menciona la cantidad de errores que le ha perdonado a Soledad, ni la agresividad que posee.
—¿Qué te dijeron mis padres?— vuelve al tema principal.
— Quieren verte casado y con hijos en un año— responde con simpleza— , pero si no cumples, te quitarán la empresa.
—Jamás han sido extremistas.
—Están cansados de esperar un milagro. Según ellos ya estás grande.
—¿Y tú qué? Eres un año mayor.
—Sí, obvio, y no me he salvado. He asistido a cuatro citas antes de viajar. En mi regreso, tendré otras.
—¿Quieren hacer lo mismo conmigo?
—Algo así, pero yo decidiré quienes serán las candidatas.
—No me gusta la idea. Tienes gustos raros.
— Lo dice quien no ha salido con rubias.— hace una pausa y lo señala con el dedo acusador— Eso solo me ha generado intriga.
—¿Cuál sería la duda?
— ¿Por qué las evitas?
— No lo hago, he dormido con algunas rubias... teñidas— continúa— ,pero solo no me he sentido totalmente atraído para quererla en mi vida diaria.
—Bueno, has aceptado a una— señala hacia afuera.
—Es mi secretaria y asistente.
—Pero naturalmente es la primera rubia en tu vida.
Eso hace pensar a Esteban y llega a la conclusión de que su amigo tiene razón, pero no lo expresará en voz alta porque, de alguna manera, él siempre logra voltear el tema de conversación hacia Soledad y eso que solo ha estado en el país por un par de largas horas.
—¿Hay posibilidad de fingir una relación y dejar felices a mis padres? Digo, están en Colombia y yo aquí, por algunos años. Todavía tengo tiempo de hacer realidad su deseo, con alguien que amaré.
— Podrías, pero necesito enviar fotos de las candidatas y, al menos,de tus primeras citas.
—¿Ahora soy un niño?— cuestiona enojado— No necesitas hacer eso.
— Solo es para que ellos no insistan tanto en tu situación sentimental. Prometo que no molestaré y luego me iré a Colombia
—No, basta. Antes pensaba en fingir, pero sabiendo ese detallito, no quiero nada.
—Mira, tampoco quiero ser tu chaperon, pero tengo que enviar unas pruebas para tener la cita que tanto deseo. Así que hagamos una apuesta.
—Información de tu cita y qué apostaremos.
— Tienes la regla de prohibidas las relaciones sentimentales entre empleados, pero la pasarán por alto si consigo que salgas con la misma mujer varias veces.
—¿Quién es la chica?
— Johana, una chica de Ventas.
— ¿Qué apostaremos?
— Dejarás la primera reunión en manos de Soledad, tú ni siquiera entrarás a la sala.
—Ni soñando —se niega rotundamente —Ella no entiende.
—Confiarás en ella, así como yo lo hago porque estoy poniendo mi única oportunidad en sus manos.
—Es una completa locura, Braian. Soledad no podrá convencer a una gran cadena de supermercados que nuestros productos son los mejores que han llegado a su país.
—Podrá. Y sí no, te regalo un Ferrari.
—Sales perdiendo económicamente. Si ella pierde, gano un auto. Si gana, tengo que salir a citas y serás mi chaperón, con la ventaja de que al volver, tendrás tu propia cita con la mujer que deseas carnalmente.
— Primero que nada, debo decir que no es sólo carnal, pero en lo otro tienes razón.
Media hora más tarde, Soledad es notificada de que será la encargada de la reunión porque supuestamente el CEO se siente mal del estómago, algo íntimo y privado, que no podrá comunicarle a nadie, claramente. De igual manera, Braian estará en la reunión sin poder intervenir y grabará secretamente todo para mostrárselo a los Arango.
Quiere demostrarle a ellos quien podría entrar en su familia próximamente. Sin embargo, ni Soledad ni Esteban saben de su plan.