El amor es más antiguo que el tiempo, capaz de traspasar fronteras...
Por el amor se han cometido miles de locuras. ¿Qué tan dispuesto estás de arriesgar todo por 💘 amor?.
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19 SOMBRAS EN EL PASILLO
"El liderazgo no se trata de títulos, se trata de inspirar"
💝
Las paredes del palacio tenían oídos.
Eso era algo que Kira sabía desde sus primeros días como reina.
Por eso, cuando Elena Vassiliev apareció entre los invitados con ese rostro reconstruido y ese tono envenenado, no perdió el tiempo.
Aquella noche, mientras todos dormían, un grupo reducido se reunió en el salón de música, donde los violines servían de tapadera al eco de sus palabras.
Estaban allí Kira, Isayel, Aimara, el Lobo Negro y dos de sus hombres más fieles.
No quiero alarmas innecesarias dijo Kira con voz baja pero firme. Si Bárbara está detrás de esto, no actuará de inmediato. Es paciente. Y cruel.
Alekséi encendió un cigarro, rompiendo el silencio.
La paciencia no es lo que me preocupa, sino su red. No actúa sola, y el dinero compra muchas conciencias.
Incluidas las del palacio dijo Yuveska.
Mientras tanto, en otro punto del castillo, Adrick revisaba documentos con el consejero real.
No notó que uno de los guardias que vigilaban la puerta intercambiaba discretas miradas con una doncella nueva.
Era una mujer de casi 40, de cabello oscuro y modales impecables, llevaba una bandeja con té.
Cuando se inclinó para servirlo, dejó caer un pequeño anillo bajo la mesa.
El guardia se agachó para recogerlo, y en ese breve segundo, un sobre sellado cambió de manos.
Nadie dijo nada.
Pero la traición acababa de entrar al corazón del palacio.
Esa misma noche, Isayel sintió un cosquilleo extraño en la nuca.
No podía dormir.
Se colocó su bata y salió al pasillo, descalza.
La luna se filtraba por los ventanales, mostrando las sombras a su pasó.
Al llegar a la biblioteca, escuchó un murmullo.
Una voz femenina… hablando suavemente a un retrato.
Avanzó despacio, sin hacer ruido, y vio una sombra moverse entre las estanterías.
La silueta de una mujer vestida de doncella, mirando un retrato del rey Adrick.
* Hermoso, ¿verdad? dijo la desconocida, sin voltear.
Isayel: Depende de quién mire.
La mujer se giró lentamente.
Su sonrisa era dulce… demasiado para el gustó de Isayel, además que carajos hacia esa mujer con el retrato de su esposo.
Perdón, alteza. No quise asustarla. yo.. solo admiro la foto de su alteza.
¿Cómo te llamas? preguntó Isayel, disimulando la tensión.
Lina, su alteza. Soy nueva en el servicio.
Isayel notó algo.
El broche del uniforme no era el oficial.
Un pequeño detalle, casi imperceptible, para muchos, pero Isabella y kira les habían enseñado a mirar más allá de lo evidente.
Bienvenida, Lina le dijo con una sonrisa serena. Espero que te sientas como en casa.
Mientras salía, su mente ya analizaba cada gesto, cada palabra.
Minutos después, Isayel entró en la habitación que compartía con Adrick.
Él dormía profundamente, sin imaginar lo que su mujer acababa de descubrir.
Ella se acercó al tocador, encendió una pequeña lámpara, y en un papel escribió tres palabras:
Tenemos un topo.
Lo dobló y lo metió por debajo de la puerta de la habitación de sus suegros.
Para qué a la mañana siguiente, Kira lo encontrará.
En los sótanos del palacio, Lina se quitó las gafas, la peluca y se miró al espejo.
Sacó de su bolsillo un medallón plateado con una foto vieja en su interior.
No fallaré, susurró con una sonrisa torcida. Por usted… y por el hijo que me arrebataron.
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💝
La mañana en el palacio no traía calma, sino silencios sospechosos.
Las doncellas caminaban con pasos medidos, los guardias evitaban cruzar miradas y hasta el aire parecía contener la respiración.
En medio de esa tensión, Isayel se miraba al espejo, cepillando su cabello con calma.
Su reflejo mostraba serenidad, pero sus ojos… brillaban con malicia.
Había aprendido de su tata Isabella que una sonrisa podía desarmar a un enemigo más rápido que una espada.
Kira entró al cuarto sin anunciarse, con ese andar firme de quien carga años de tronos y secretos.
¿Dormiste algo? mi niña.
Lo suficiente para soñar con trampas madre respondió Isayel con media sonrisa.
Kira soltó una risa suave.
Me gusta ese fuego, pero hay que tener cuidado. Esa mujer, la tal Lina… no trabaja sola.
* Lo sé. Por eso quiero que crea que nos tiene engañadas.
Más tarde, en el jardín real, Isayel organizó una merienda con las damas de la corte.
Entre risas y comentarios triviales, observaba cada gesto, cada suspiro.
Lina estaba allí, sirviendo té, con su mirada baja y movimientos precisos.
Pero un detalle la traicionó, cuando una de las damas mencionó a Bárbara, la mano de Lina tembló apenas un segundo.
¿Todo bien, querida? preguntó Isayel, fingiendo preocupación.
Sí, su alteza, es solo… el vapor del té.
Entiendo y alzó la taza. A veces el calor revela lo que se esconde bajo la superficie.
Las damas rieron sin captar el doble sentido.
Kira, desde la distancia, alzó una ceja aprobatoria.
Su nuera jugaba bien sus cartas.
Esa noche, Adrick encontró a Isayel revisando mapas y documentos.
¿Otra vez despierta a estas horas? mi amor, acercándose.
* No puedo dormir sabiendo que algo se mueve entre nosotros.
Por eso quiero protegerte.
¿Y dejarme fuera del juego? girándose con una sonrisa peligrosa. Recuerda, amor… no soy tu sombra, soy tu aliada.
Él la miró, entre orgullo y desconcierto.
¿Qué estás tramando, Isayel? me preocupan tú y los niños.
* Nada que no me enseñarán mi tata, mi madre y mi suegra. 🤭
Adrick suspiró.
Sabía que cuando su esposa sonreía así, alguien estaba a punto de perder la partida.
Horas después, Lina fue llamada discretamente por un mensajero con órdenes de Kira.
Siguió el pasillo hasta la sala de lectura, donde Kira la esperaba sola.
Te vi nerviosa en el jardín dijo ella sin rodeos.
Lina se inclinó. Perdóneme, alteza, fue el cansancio.
* Oh, tranquila. El palacio puede agotar demasiado, sobre todo cuando uno tiene cargas pesadas.
Lina levantó la vista, sorprendida.
Kira sonrió con dulzura, pero en su voz se filtró un filo helado.
(Sigue jugando. Pero recuerda que en este palacio, los secretos no duran mucho). penso.
Lina salió del salón con el corazón latiendo rápido.
No sabía si la habían descubierto o si solo la estaban midiendo…
pero una cosa era cierta esas mujeres no eran fáciles de engañar.
Esa noche, mientras el reloj marcaba la medianoche, Isayel recibió un mensaje debajo de la puerta.
Un papel doblado, sin sello, con una sola frase escrita a mano:
* Bárbara está más cerca de lo que imaginas.
Isayel cerró el puño, mirando hacia la puerta.
Por un instante, creyó ver una sombra que se alejaba.
observó a su esposo dormir prometiendo que protegería a su familia.
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👋 Hola mis querid@s lector@s 👋
Estaba un poco ausente porque ando corriendo 🏃♀️con los últimos días de clases uf estamos dando clases virtuales, presenciales y es toda una locura 🤭
Bendiciones para tod@s ustedes y sus familias 👪 🙏 🙌