Catalina Miranda es una joven deslumbrante que persigue con fervor sus sueños, a pesar de las adversidades que la rodean. Su familia no cuenta con grandes recursos económicos ni ocupa un alto estrato social, pero cada día luchan con valentía para salir adelante. Para Catalina, su madre y su hermana menor son el centro de su mundo; sueña con conseguir un buen trabajo que les brinde la vida digna que merecen, convirtiéndolas en verdaderas reinas.
Catalina es una soñadora incansable, siempre dispuesta a extender su mano a quienes la rodean. Sin embargo, su vida da un giro inesperado en una oscura noche. Al escuchar murmullos inquietantes provenientes de las afueras de su hogar, se siente atraída por la multitud de vecinos congregados. Con el corazón en un puño y temiendo lo peor, se acerca lentamente, solo para encontrarse con una escena desgarradora que cambiará su vida para siempre.
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Capítulo XXI Planes
Punto de vista de Amanda
Mi gente encontró a un tipo husmeando en mis asuntos, estuvo a punto de descubrir mi plan, pero lo detuvimos a tiempo. El teléfono del tal Natanael no dejaba de sonar, en la pantalla había un número desconocido, así que lo mande a investigar quería saber quien era el que lo llamaba con tanta insistencia.
Después de una hora dimos con el cómplice de este sujeto, sonreí al saber que se trataba de Gabriel Lombardo, parecía que estaba afanado por saber quien estaba detrás de su querida Catalina.
Decidí que uno de mis hombres le contestará, después de decir algunas palabras colgó, inmediatamente le enviamos el video donde se veía como torturábamos al imbécil ese. Esperaba que Gabriel entendiera que esto no era un juego y que quería ver sin vida a su querida esposa.
"Señora el tipo no aguanto más las torturas y paso al otro mundo", dijo mi mano derecha con preocupación.
"Ya no importa, ese sujeto estaba renuente a hablar, así que no nos servía de nada", dije con resignación.
"Debemos tener más cuidado, Gabriel Lombardo estuvo a punto de descubrirnos y eso no está bien", dijo Francisco preocupado.
"Tranquilo amigo, una vez que Catalina desaparezca vamos a poder llegar a Gabriel y hacer que se ponga de nuestro lado, de algo debe servir este rostro mío", dije confiada de poder enamorar a Gabriel.
"Sé que tiene su propio plan, pero recuerde que su hermana también es una Bustamante y por lo que he visto ella es muy inteligente".
"¿Acaso no confías en mí?, sabes que siempre voy delante de lo que sea un paso. Así que querido amigo tranquilízate que pronto tendremos a nuestra disposición la organización de Lombardo y Bustamante", yo soy ambiciosa y lo único que me importa es el poder y no descansaré hasta conseguirlo.
"Sé que es capaz de lo que sea, solo me preocupa que salga lastimada", no había duda que Francisco era leal a mí, si debía escoger entre su vida y la mía él sin pensarlo escogería la mía, lástima que no era de mi clase social.
Volví a la mansión Bustamante, al llegar encontré a Arturo sentado en la sala hablando por teléfono, se veía muy animado en esa conversación, ya era hora que mi hermano se casara y me dejara en paz, pues todo el tiempo quería estar al pendiente de lo que yo hacía.
"Espero no interrumpir", dije saludando.
"Te llamo luego", dijo mi hermano colgando la llamada.
"¿Dónde estabas?", pregunto con seriedad.
"Resolviendo algunos asuntos, ¿por qué?", respondí indiferente.
"Me dijeron que te vieron muy contenta con Gabriel Lombardo. Sabes que ese hombre está casado y que no quiero problemas con esa familia", Arturo sonaba disgustado y no lo culpo, ya que la última vez que me encapriche con un hombre casi nos vamos a una guerra sin cuartel.
"Solo es un amigo, no tengo nada con ese hombre. Aunque quisiera él está muy enamorado de su esposa y sé que nunca la traicionaría", respondí con sinceridad y para la muestra un botón, su cuerpo no reacciono conmigo a pesar de ser igual a su esposa.
"Eso espero, no quiero que te veas involucrada en otra situación".
Ignore las palabras de Arturo y fui a mi habitación, tenía que actuar rápido, pues Gabriel y Catalina habían sido vistos por alguien conocido y puede ser que mi hermano los vea y piense que soy yo o peor aún descubra la existencia de nuestra hermana.
Llame a Francisco inmediatamente. "Señorita", dijo apenas se conectó la llamada.
"Tendremos que apresurar los planes las cosas se pueden salir de control", hable con firmeza.
"Aún faltan algunos detalles, sabe que no podemos arriesgarnos", Francisco tenía razón, pero ya no teníamos tiempo, había que terminar con la vida de Catalina y así evitar que me quite lo que es mío.
"Apresúrate y cumple con mis órdenes, sabe que no me gusta que me contradigan", mis palabras fueron frías y determinadas.
"Lo siento señorita, ya mismo me pongo a trabajar en el plan".
Cuelgue la llamada sabiendo que Francisco haría lo necesario para complacerme, "pronto serás mío Gabriel Lombardo. Imaginar que ese hombre me tomara entre sus brazos e hiciera con mi cuerpo lo que él quisiera me excitaba en gran medida, necesitaba calmar esas ansias a como diera lugar. Así que fui al antro de siempre, invite a Leonardo: de todos los hombres que conocía él era el único que me satisfacía como yo quería.
"Hola guapo", lo saludé mientras me adueñaba de su boca.
Él respondió a mí beso con la misma intensidad. "Siempre tan encantadora mi reina", respondió separándose un poco de mi. ¿Quieres algo o nos vamos directo a la acción?", pregunto con la mirada llena de lujuria.
"Muero por descargar mi pasión, vayamos directo a un cuarto de hotel", respondí seductoramente.
"Eres una niña traviesa. ¿Tu hermano sabe que te portas así?", pregunto con una mirada cómplice.
"Lo que yo haga no debe importarle a él, así que cállate y hazme tocar las estrellas como nunca antes.
Salimos del antro tomados de la mano, nos besamos en varios lugares antes de llegar al auto, cada beso era más atrevido que el otro. Finalmente, pasamos la noche en un hotel, donde destruimos toda la habitación.
Punto de vista de Gabriel
Tuve que salir de la casa, tenía que dar con el paradero de Natanael, me sentía en deuda él se había metido en esa situación por mi culpa. Pedí que rastrearse su número telefónico, el cual nos llevó hasta una vieja bodega fuera de la ciudad, no fue difícil encontrarlo, al parecer quien lo torturó quería que lo encontráramos, lamentablemente fue muy tarde cuando llegamos, los desgraciados lo dejaron desangrar, su muerte fue lenta y dolorosa.
Estaba sumergido en mi pesar, tome el teléfono al escuchar que llego una notificación, abrí la foto que me enviaron y ahora el dolor se volvió decepción, una punzada se instalo en mi pecho, mi corazón no creía lo que mis ojos estaban viendo, era, era Catalina con otro hombre...