Tras su muerte, Martina despierta en un cuerpo que no era el suyo y en un mundo antiguo regido por la nobleza. Ella ahora es la emperatriz, Iris Dorni, una joven desdichada de una novela trágica, en la que Iris fue obligada por sus padres a casarse con el emperador y que en su noche de bodas fue obligada a consumar la unión, esto ocasiono que ella sintiera un profundo odio por el hijo que dio a luz y finalmente, Iris murió sola sin poder olvidar su desdicha.
Pero ahora, Martina conociendo la historia está dispuesta a cambiar todo, ella conoce la verdad tras los hechos, por lo que demostrara que todo lo sucedido es por culpa de sus padres y se esforzara en ser una buena madre para su hijo y así evitar que los tres tengan una vida llena de soledad, ¿podrá esta nueva Iris cambiar su destino?
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Capítulo 5
Capítulo 5
Cuando llegamos al palacio, los guardias me van guiando por los diferentes pasillos del lugar hasta llegar a unas puertas muy grandes. Los guardias que me llevan hasta allí, le informan a los otros guardias que estaban resguardando la entrada, a que han llegado y porque me traían con ellos. Los hombres al escuchar las palabras de los que me traían me miran de mala forma, pero rápidamente van a avisar. Así que una vez uno de ellos pasa dentro del salón para informar de nuestra presencia, todos esperamos que nos permitan pasar en silencio.
En todo el viaje no he dicho una sola palabra. Solo espero y sea cierto eso de que el emperador está enamorado de Iris, como decía la historia. Si no, me parece que me van a castigar por estar en donde no debía, aunque pensándolo bien si la doncella del palacio me llevó allí no debería haber ningún problema.
Cuando nos dan la autorización para pasar, antes de que nos movamos uno de los guardias me ordena que agache la mirada y que me mantenga callada hasta que me pidan hablar. Me amenaza de que si digo algo antes de que el emperador me dé su autorización, me castigaran y me mandaran a la orca. Tragando saliva por el miedo que me dieron esas palabras, le afirmo que me quedaré callada, ya que acabo de revivir y no me quiero volver a morir tan pronto.
Le tengo mucho aprecio a mi vida como para desperdiciarlo por algo tan estupido como si estaba en un jardín con o sin la autorización de este tipo que es el emperador de este lugar.
Una vez entramos los tres, nos vamos acercando hacia el trono paso a paso, yo siempre con la cabeza mirando para abajo como me lo ordenaron, sin dejar que se vea mi rostri por nada del munfo.
Desde este ángulo solo puedo distinguir que hay unas pocas personas presentes. Como no las conozco, no sé quiénes son, pero deben ser miembros de la corte, por la calidad de las telas de sus ropas que se pueden ver. Esos hombres no eran simples plebeyos.
Cuando llegamos al trono, solo podía ver el cuerpo del emperador, pero no así su cara. Tenía un gran cuerpo, a simple vista se podía apreciar los musculos que estaban ocultos por su ropa.
Aúnque por el ángulo que mi vista me permitía, el emperador parecía que estaba sin mucho ánimo, se le podía ver que estaba cansado por la pose en que se encontraba, tal vez por el estar reunido con los nobles de la corte desde hace mucho tiempo.
Cuando estamos justo en frente de él, me hacen arrodillar y el emperador habla con los guardias.
-Me han informado que tenían algo importante que decir. ¿Qué es lo que sucede? ¿Por qué traen aquí a esta mujer?
-Su alteza, una doncella del palacio, vio a esta mujer en uno de los jardines que están prohibidos. Se le informó que se tenía que ir de inmediato de ese lugar, pero esta mujer se atrevió a intimidar y amenazar a esa doncella, quien solo cumplía órdenes de su majestad de ahuyentar a extraños. Cuando las vimos en ese altercado, trajimos a la criminal ante usted de inmediato para que sea castigada.
Después de un largo silencio, el emperador habló y me sorprendió porque lo hizo a los gritos.
-Esos jardines están prohibidos para todo el mundo, solo unas cuantas personas tienen autorización de pisar ese sitio. ¡Eso es de conocimiento público! ¿Cómo es que se atrevió a ingresar en ellos?
Se podía escuchar el enojo en su voz, todos estaban callados. Creo que es la primera vez que lo escuchaban hablar de esa forma y yo aquí sin entender por qué hacían tanto escándalo por un simple jardín.
Si bien me hizo una pregunta el tono que él utilizó, me dejo paralizada del miedo, así no podía ni pestañear. Fue como una corriente eléctrica que pasó por todo mi cuerpo, no me permitió abrir la boca por unos segundos.
El emperador, al ver que no contestaba, se levantó rápidamente y se acercó a mí. Me toma bruscamente de la barbilla para levantármela y así mirarlo a la cara, mientras me dice...
-Te estoy hablan...