Josefina Valle, venía del mundo de copas y pooldance, bailaba en un antro de la ciudad. Fue testigo de un asesinato y debió esconderse en un convento.
Gustavo Singer, empresario, viudo, nunca pudo recomponerse del accidente que hizo perder a su mujer, y esto lo llevó a no hacerse cargo de su hija Emilia.
Por esas cosas de la vida, y a través de una mentira, Josefina será su niñera y nadie sabe que pasará cuando esa mentira salga a la luz. Pero será solo la mentira de Josefina?, o también la mentira de Gustavo que harán de Josefina ser una prisionera de ellas...
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capítulo 16
*Josefina.
Es increíble como una buena conversación, te hace cambiar de opinión con respecto a las personas. Después que el señor Gustavo se marchó, me quedé pensando en nuestra conversación, pude comprender mucho su sufrimiento, me imagino que una pérdida tan importante, no es fácil de sobrellevar y menos con una niña de tan solo 1 año.
Ya la tarde va bajando, así que recojo mis cosas y comienzo la vuelta a la casa. Cuando entro a la misma, estaban Susana y Emilia sentadas en el living, mirando una película, cuando mi niña me ve, viene corriendo y se me tira encima.
- Jose, te extrañé mucho.
- y yo a vos mi cielo, pero también es bueno el descanso.
- tengo que contarte algo.
- es un secreto o no?
- no es un secreto, es algo lindo... mi papá me prometió venir todos los fines de semana.
- en serio, belleza?, que alegría deberás tener. Te dije que tu papá te amaba mucho.
Susana, nos miraba y sonreía.
- vamos Emilia, que tengo que bañarte.
- que lo haga Jose.
- no, ella está en su día de descanso.
- no importa Susana, hoy descansé demasiado, yo la baño.
- estás segura?
- si, me gusta estar con Emilia.
- ok muchachas entonces vayan, que pronto estará la cena.
-ah, Jose, hoy cenas conmigo, acordate, que si mi papá no está, vos no me dejas sola.
- es verdad, de lunes a viernes comeremos juntas.
Lleve a Emilia a bañarse, es increíble como cambio su estado de humor con esa promesa, el señor Gustavo, hizo muy bien en recapacitar, dejar su dolor de lado y dedicarse a hacer feliz a Emilia. Cenamos juntas, me contó todo lo que hizo este día, y luego nos fuimos a dormir.
* Gustavo.
Por primera vez, siento un vacío por volver y encontrarme solo. Que me ha hecho esta muchacha?, cambio nuestra vida por completo. Todavía recuerdo la paz que me hace sentir, y ni que hablar de su hermosura, bondad y sinceridad, no tiene filtro para decir las cosas y eso me encanta, porque se deja ver tal como es y lo que piensa. Resulta que ahora me encuentro, al revés que hasta el viernes, ahora me siento ahogarme, donde antes era mi refugio. Miro la hora, quizás todavía no se haya dormido, me excusaré con lo de Emilia, para hablar otro tiempo con ella, al fin y al cabo, si quiero conquistarla, me tendré que volver una dependencia en ella. Decido hacer una videollamada. Llamo a su teléfono, al cuarto llamado me atiende.
- hola, quien es?
- hola Josefina. ¿Estabas durmiendo?
Aprovecho a verla por la pantalla, estaba a oscuras, solo la luz del celular la iluminaba, tenía un poco sus ojos hinchados y todo su pelo desparramado sobre la almohada, tal cual, la había pensado.
- buenas noches, no, recién me acuesto, pero al estar a oscuras, la luz del celular me encandila. Perdón, pero no tenía su número como contacto y no estaba segura de contestar.
- porque de nuevo el usted?
- estoy dentro de la casa.
-mmm, muy astuta, pero estás en tu día libre.
- es verdad, estoy a media hora de volverme calabaza.
- jajajajajaja, no conocía esa veta de humor, te vas a llevar bien con Damián.
- ah, si?, el señor Damián, es de venir seguido?
- seguramente lo hará. Vamos a lo principal, ¿cómo está, Emilia?
- muy contenta, y muy emocionada, a decir verdad, te felicito, por anteponer a tu hija, sobre tu dolor, la hizo muy feliz.
- ah, si, es por los fines de semana..., es que tengo que recuperar el tiempo perdido.
Veo que esta hermosa mujer bosteza.
- te estoy aburriendo, mejor te dejo.
- no, por favor, no lo malinterpretes, estoy realmente cansada.
- está bien, entiendo, hasta mañana, que tengas hermosos sueños.
- gracias, igualmente. Me gusta cada día más, esta versión tuya.
Me quedo paralizado, y ella, también, abre bien los ojos, creo que ahora tendrá insomnio, después de lo que dejó escapar, como yo también.
- perdón, lo dije por Emilia.
- claro, te entiendo, yo también, hablo siempre por Emilia. Que descanses.
Corto la llamada, las cosas, están saliendo como las esperaba, tengo que estar presente, pero no presionar mucho, más la ayuda de Susana, pronto la tendré entre mis brazos.
*Josefina.
No puedo creer, que mi sueño me haya traicionado y me haya llevado a decir algo que sonó más para mi jefe que para Emilia. Sinceramente, me gusta en verdad esta nueva versión, pero jamás mezclaría las cosas y espero que mi jefe, así lo haya entendido. Por suerte, estoy sintiendo que el sueño me vence.
A la mañana siguiente, me levanto temprano, voy a buscar a Emilia, la voy despertando suavecito, ella se levanta, y vamos a desayunar juntas. Luego, subimos y nos ponemos los trajes de baño.
- hoy seguiremos con las clases de nado.
- me encanta Jose, quiero que el día que venga mi papá, me vea nadando.
- por eso mismo debemos practicar mucho.
Bajamos y nos dirigimos a la piscina. Se nos acerca Leandro.
- buenos días a las damas más bonitas de esta mansión.
- buen día, Leandro, hoy Jose me seguirá enseñando nadar.
- pero que bien.
- buen día, Leandro.
- hola Josefina, no sabía que ayer fue tu día libre, te hubiese invitado a ir al pueblo.
- igual quise ir a otro lado que me recomendó Manuela.
- ah, pero lo mío es más divertido.
- no entendés, quería ir a donde fui.
- la próxima será mi invitación.
Me esta resultando un pesado, por suerte sale Susana y llama a Leandro.
- Leandro podés venir un segundo?, necesito ayuda.
- bueno, voy a ver que necesita mi tía, nos vemos chicas.
*Susana.
Estoy viendo que estaban haciendo las chicas y veo a Leandro, pegado como una mosca.
Me recuerdo lo del señor Gustavo, Y lo llamo.
- buen día, tía, en que puedo ayudarte?
- necesito que no te acerques tanto a Emilia y Josefina, sobre todo a la última.
- que???, que pasa?, yo me llevo muy bien con ambas.
- lo sé, pero no, el señor Gustavo, no quiere tener problemas con el personal de servicio.
- y que se tiene que meter el señor Gustavo?, sería problema de Josefina y mío, ya somos mayores de edad.
- no es así, ambos trabajan para él, si alguno de ustedes tienen algún problema, afectaría los servicios de alguno o de ambos.
- no será que el señor Gustavo está celoso?, la otra noche vino junto a Josefina y no nos dejó un minuto solos.
- no sé cuáles sean las intenciones del señor Gustavo, pero sos mi sobrino y me vas a hacer caso.
- ese viejo, las quiere todas para él, pero Josefina es diferente, ella no es una aprovechada.
- no hables mal del señor Gustavo, gracias a él, podés mantener a tus padres, ya que mi hermano, no puede caminar. Te lo sugiero, no lo busques ni lo juzgues, porque te vas a quedar sin trabajo.
- está bien tía, no pondré tu puesto en riesgo, pero que él tampoco me busque, no me va a importar renunciar.
- Leandro, si por casualidad, el señor Gustavo, quiere a Josefina, vos no te vas a poner en su camino, eso es todo.
Leandro se va muy enojado y sin decir nada, solo espero que no interceda en la felicidad de esta familia, ya mucha desgracia se vivió, en cambio el, es un muchacho joven, que puede conocer a una buena muchacha, como por ejemplo Manuela, que se muere por el.