En el corazón de lo que alguna vez fue una ciudad vibrante, solo quedan sombras y ecos de una humanidad extinguida. Hace meses, un brote inexplicable convirtió a la población en una horda de seres desalmados, impulsados únicamente por un insaciable deseo de cazar a los pocos sobrevivientes.
Las calles, antes llenas de vida, ahora son un laberinto de ruinas, donde los edificios se inclinan bajo el peso del tiempo y del silencio. Los habitantes que quedan luchan por sobrevivir en un mundo donde la esperanza es un lujo y cada día podría ser el último.
Nadie sabe con certeza cómo comenzó el brote. Se rumorea sobre un experimento fallido, una maldición liberada, o un simple error humano que desató el caos. Lo único seguro es que la ciudad, que alguna vez simbolizó el progreso, ahora es un monumento a la desesperación y al fin de los tiempos.
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Problemas
"El Anfitrión" estaba en medio de una discusión acalorada. Sentado en una silla de respaldo alto, su rostro delgado y marcado por el paso de los años estaba teñido de ira.
^^^Con una mano sostenía un viejo transmisor de radio, mientras que la otra apretaba una taza de metal que temblaba ligeramente por la tensión.^^^
^^^La voz que salía de la radio era áspera, cargada de odio y resentimiento. El hombre al otro lado no se molestaba en ocultar su desprecio.^^^
—Mataste a mi familia, desgraciado —gruñó la voz con una furia contenida—. Y si no cumples con tu promesa, voy a encontrarte, a ti y a esos vándalos que llamas comunidad. Destruiré todo lo que has creado, te lo juro.
^^^El Anfitrión se enderezó en su silla, su expresión se endureció. Nadie le hablaba así y quedaba impune. Con un tono controlado, pero cargado de veneno, respondió:^^^
^^^—No me amenaces —dijo con una calma que solo hacía más evidente su enfado. ^^^
— No eres el primero en intentar asustarme, y créeme, no serás el último. Sé que tenemos un maldito trato.
...Hubo un silencio tenso en la línea, como si el hombre al otro lado estuviera digiriendo las palabras del Anfitrión. Pero cuando habló, su tono era aún más amenazante....
^^^—No me interesa lo difícil que sea. Esa es tu parte del trato, y más te vale cumplirla. Porque si no lo haces, me aseguraré de que pagues por todo lo que has hecho. Te encontraré. Y cuando lo haga, desearás no haber nacido.^^^
El Anfitrión apretó los labios, su ira se transformaba en una furia fría, calculadora. Se levantó de su silla, su mirada fija en un punto invisible frente a él.
—Escucha bien —dijo, su voz más baja pero más peligrosa—. No soy alguien con quien quieras jugar. Cumpliré con mi parte del trato, pero no porque tú me lo exijas, sino porque es lo más conveniente para mí. Pero no vuelvas a amenazarme. Porque si lo haces, no te quedará nada para cumplir tus promesas. Te lo aseguro.
El hombre en la radio soltó una risa amarga.
...—Veremos cuánto más puedes mantener esa actitud, Anfitrión. Nos veremos pronto....
^^^El clic de la radio al cortar la comunicación resonó en el pequeño despacho como un disparo en la noche. El Anfitrión dejó el transmisor sobre la mesa con cuidado, controlando sus emociones^^^
...... ...
Había una mujer que llevaba unos seis meses en la base de los "Perros". Su nombre era Tania, y aunque durante gran parte de su vida había lidiado con un problema grave de drogas, últimamente se esforzaba por dejar todo eso atrás.
^^^ Lo hacía con una única intención: caerle mejor al Anfitrión. Porque, efectivamente, Tania se había enamorado de la fría y calculadora personalidad de ese hombre, y él, consciente de ello, la estaba utilizando en distintas circunstancias, manipulándola con astucia. ^^^
^^^Esa noche, mientras el Anfitrión discutía furioso a través de la radio, Tania escuchaba tras la puerta, su corazón latiendo rápido al oír la intensidad en su voz. Cuando la conversación terminó y el Anfitrión colgó, Tania decidió entrar. Se deslizó en la habitación con pasos suaves, buscando su atención. Él, al verla, le dedicó una mirada que para ella era todo un gesto de interés, aunque en realidad solo significaba una nueva oportunidad para explotarla. ^^^
Sin mediar palabra, el Anfitrión se acercó a Tania. La tomó por la cintura con una posesividad que a ella le hacía sentir deseada, pero que en realidad solo era una herramienta más de control. Él la besó, y Tania, perdida en la ilusión de un afecto que no existía, correspondió con devoción. Sus labios se movían con intensidad, su cuerpo se entregaba sin reservas, creyendo que aquellos momentos eran reales, que había algo más profundo entre ellos.
^^^Sin embargo, para el Anfitrión, todo era parte de un juego de manipulación. Cada caricia, cada beso, estaba calculado para mantenerla bajo su control, para asegurar su lealtad ciega.^^^
Cuando se separaron, él la miró con esos ojos fríos y calculadores, disfrazados de ternura, y le preguntó:
^^^—Tania, necesito que me ayudes con algo importante. Sabes que confío en ti para esto. Ella, aún embriagada por el falso afecto, asintió rápidamente^^^
—Lo que necesites, Anfitrión. Solo dime qué debo hacer. Él acarició su mejilla, y con una voz suave, casi susurrante, le preguntó sobre los mercenarios que ella conocía.
...—He oído que tienes contactos... gente que haría cualquier cosa por dinero. ¿Sabes dónde están ahora? Necesito hacer un encargo y confío en que tú puedas llevarlo a cabo....
^^^Tania, cegada por la forma en que él la miraba, no dudó ni por un segundo.^^^
—Sí, los conozco. Sé dónde encontrarlos. Haré lo que me pidas.
...El Anfitrión sonrió, una sonrisa que para Tania era cálida, pero que en realidad solo reflejaba satisfacción por lo bien que estaba manejando la situación....
^^^—Perfecto. Confío en ti para esto, Tania. No me falles. Después de esa conversación, Tania salió del despacho, más decidida que nunca a cumplir con lo que él le había pedido. No podía ver cómo el Anfitrión la manipulaba con cada palabra, con cada gesto. Para él, ella no era más que una herramienta, una pieza en su juego de poder. ^^^
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^^^Mientras tanto, la escena se trasladaba al comedor de la base. Algunos de los habitantes de la prisión se congregaban en el lugar, aunque muchos preferían quedarse en sus pequeñas celdas para comer, la desconfianza todavía pesando sobre la comunidad. ^^^
En una mesa algo apartada, Ali recién llegada estaba sentada, apartando la comida con su tenedor sin mucho interés. Su mente estaba perdida en pensamientos oscuros, extrañando a su novio, sintiendo el peso de la soledad y la desesperanza.
^^^Ali no se dio cuenta de que alguien se acercaba hasta que una voz la sacó de sus pensamientos. Era Erick Dawson, el mismo joven que la trajo, junto a Morgana y su pareja. Con una actitud relajada y un intento de sonrisa que no siempre llegaba a sus ojos, Erick se sentó a su lado.^^^
^^^—¿Todo bien, Ali? —preguntó tomando asiento frente a ella sin esperar invitación. Ali levantó la mirada, sus ojos reflejando la tristeza que sentía.^^^
—Sí, estoy bien —mintió, intentando esbozar una sonrisa. Erick la observó por un momento, sabiendo que había algo más. Sin embargo, decidió no presionarla, simplemente quedarse allí, ofreciéndole una compañía silenciosa, algo que, aunque pequeño, era significativo en aquel lugar donde la soledad y la desconfianza eran las únicas certezas.
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