Alejandra, una chica que tuvo la mala suerte, de ser echada de su casa, por su propio padre. Por cancelar su boda, con su prometido un día antes, al encontrarlo con su amante.
Esa misma noche ella va a un club, donde se le pasan las copas y termina acostándose con un desconocido.
Años más tarde se convierte, en la mejor abogada de la ciudad. Sin que ella sospeche acude a una cita de trabajo, ella creé que se trata de un nuevo caso, donde es chantajeada, por un magnate multimillonario. Tendrá que tomar la decisión más difícil de su vida. Aceptar o perder todo, lo qué a logrado con su esfuerzo.
Acompañame en está nueva historia, a descubrir que pasa al rededor de la vida de está abogada y, como será el reencuentro con su pasado.
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Guillermo lleva Alex al despacho de Dylan
Alex pasa, todo el día con su pequeño Daniel pues tiene mucho tiempo que no pasan un día juntos, el trabajo la absorbe por completo, ahora tuvo un día completo para dedicárselo a su pequeño hijo.
Al día siguiente antes de presentarse a su primer día de trabajo va a la clínica a ver a los lesionados, para negociar con ellos.
Se entrevista con dos de ellos, llegan aún acuerdo.
Alejandra los hace firmar donde están conformes con la cantidad que recibirán.
Y que retiraran la denuncia que han puesto, después se entrevista con el último hombre, pues fue el más afectado tiene varias costillas rotas, fractura en uno de los brazos y, varias cicatrices en el rostro.
Este no está de acuerdo en hacer ningún trato, pues quiere llegar, hasta sus últimas consecuencias.
A lo que Alejandra le dice que será un proceso largo, y que puede perder el juicio pues es lo más seguro, pues ella será quien defienda al agraviante.
Le conviene que acepte y se vaya con una buena suma de dinero a irse con las manos vacías, y que se olvide de la demanda.
Después de estar negociando con el hombre, por más de una hora, acepta el hombre le dice la cantidad, si no, no abra dicho trato.
Alejandra hace una llamada. - Si esa es la cantidad que esta pide para dejar la demanda, señor. - Si no es esa cantidad no abra negociación. -
Está bien, solo Asegurate que ese hombre no nos vaya a perjudicar más adelante.
No se preocupe señor Rangel, sé hacer mi trabajo. - Después Alejandra cuelga la llamada le dice al hombre. - Bueno señor, solo tiene que firmar aquí.
Este le responde. - Y eso para qué. -
Mi cliente quiere estar seguro de que usted no querrá demandar en un futuro, en cuanto usted, firme su dinero será depositado a su cuenta. Alejandra revisa su banca, ya ha sido depositado el dinero a su cuenta.
El hombre toma la pluma y firma, después le dice Alejandra. - Me da su número de cuenta, el hombre le dice los números de cuenta, Alejandra hace la transferencia.
- Bueno, señor su dinero ha sido transferido a su cuenta mi, cliente le manda saludos. -
Alejandra sale de la clínica, llega hasta el estacionamiento, abre la puerta de su auto y se queda ahí sentada por unos minutos, pensando que ahora tiene que ir a la empresa y, presentarse a su primer día de trabajo.
Piensa con que cara verá a Dylan después de lo que paso esa noche en el club.
Pero piensa que primero tiene que hablar con Guillermo Rangel, y decirle que lo, que paso todo fue culpa de Dylan la quiso sacar del club, a la fuerza y que ellos solo se defendieron.
Cuando llega la empresa, se dirige a recepción, pregunta por Guillermo Rangel, la asistente de Guillermo hace una llamada y después de unos segundos le dice que suba, que el señor Rangel la está esperando.
Alex da un largo suspiró y después camina hacia al ascensor, preciosa el botón y, unos segundos después se abren las puertas, Alex entra mientras el ascensor la lleva hasta su destino.
Alejandra se acomoda un poco la ropa, esa mañana decidió por vestir un traje típico de pantalón y saco en color rojo, y blusa blanca, cuando el ascensor se detiene las puertas se abren, se topa con uno de los hermanos Rangel. "Guillermo" que le sonríe al verla, ella le devuelve la sonrisa y continúa caminando hacia el despacho de Guillermo Rangel.
Cuando está frente al despacho toma un poco de aire y después llama a la puerta, espera unos segundos hasta que Guillermo le da permiso de entrar. - Adelante. -
Alejandra gira el pomo de la puerta y entra con una sonrisa diciendo. - "Buen, día señor Rangel." -
"Buen, día señorita Maldonado", tome asiento. Me dijo mi asisten que quería hablar usted conmigo.
- Si señor Rangel, se trata sobre incidente ocurrido en el club. -
- Sí, note preocupes que ya, estoy enterado. Que fue mi hijo el que provocó ese pequeño incidente. -
A eso le llama pequeño incidente, señor Rangel, trato de sacarme del club a la fuerza.
- Bueno, aclare las cosas con él, usted trabajará con él en su despacho. -
Me quedó boquiabierta, cuando dijo que trabajaría con su hijo, no me dijo que estaríamos en el mismo despacho. - ¿¡¡Pero cómo!!? Yo pensé que tendría mi propia despacho. -
Guillermo queda viendo a Alejandra con una sonrisa maliciosa y después le dice. - Bueno y que tiene de malo, a fin de cuentas ustedes dos terminaran casados. -
Solo lo quedó viendo, y mejor no le respondo, tal parece que este hombre disfruta haciéndome enojar, un poco más y voy a explotar en cualquier momento. Veo que se levanta y se acomoda su traje después me dice. - Vamos te llevaré al despacho de mi hijo. -
Guillermo camina diciéndose para sí mismo. - " Quiero ver como reaccionan este par de tontos, por ningún motivo me lo pienso perder.
Quiero ver el rostro de mi hijo, cuando la vea, y eso que no sabe todavía que es con ella que lo pienso casar " -
Solo le pido un favor señorita Alejandra, no le mencioné a mi hijo, que es usted con la que lo pienso casar, yo me encargo de decirle cuando sea el momento.
Si, está bien. - Solo lo quedó viendo y no le respondo, no sé que sea lo que está planeando este hombre, pero cada vez entiendo menos, lo único bueno en todo esto es la paga que es muy buena, mientras nos dirigimos al despacho de Dylan veo que una chica sale corriendo de uno de los despachos.
Que pasa señorita. Le dice Guillermo Rangel.
A lo que la chica le responde. - El señor Dylan me corrió, porque quiere que saqué as cosas que están en su despacho. Le dije que no puedo hacer, pues que eran órdenes de usted señor. -
Anda vuelve a tu trabajo que aquí nadie corre a nadie.
- Gracias, señor. - Le responde la chica y después se retira.
La chica estaba más blanca que un papel, ahora si empezó a creer lo dicen de él. Que corre a las empleadas, hay dios dame paciencia con este loco.
El señor Rangel, entro sin llamar a la puerta, y yo me paro justo detrás de el señor Rangel a modo de que no me vea, escuchó que enseguida le dice. - Me puedes decir porque demonios papá, están, estás cosas en mi despacho.