Cadenas Invisibles.

El ruido de la puerta cerrándose me asustó, pero era Ethan quien había entrado. Parecía cansado y tenía el cabello rubio hecho un desastre.

—Buenos días, preciosa. ¿Cómo estás? —Me estampó un beso en la mejilla y se sentó junto a mí, más alegre que yo, lo cual me dejó sorprendida—. ¿Te gustó tu habitación?

—Dormí con tu hermano. —Sorprendido, arqueó una ceja y después sonrió.

—Vaya, eso fue rápido —dijo en un tono sarcástico que me hizo sonreír—. ¿Qué pasó con esa regla que no querías romper?

Se levantó, fue por un café y volvió a sentarse.

—Dije que dormí, no que tuve sexo —le regalé una sonrisita—. Pero sí hubo muchos besos. ¿Y tú? ¿Dónde estuviste? Porque parece que estás muy cansado y no dormiste nada.

—Bueno, antes de contarte dónde andaba, déjame decirte que tengo que decirle adiós a mi plan de seducirte para que no mires a mi hermano —la que se sorprendió fui yo. ¿Qué demonios acababa de decir?—. Ya relájate, estoy bromeando, pero te advierto que Jasper no es como nosotros. Todo se lo toma en serio, y si piensas jugar con él por dos meses, cumplido ese plazo dejarás de existir para él. ¿Estás segura de que quieres eso?

Negué y le sonreí.

—No hay plazo de dos meses ni reglas. Solo nos vamos a conocer y después veremos qué pasa. Tu hermano me gusta, me atrae bastante, y fue muy difícil para mí dejarme llevar.

—Te lo dije, él se lo toma todo en serio —se encogió de hombros, despreocupado—. Yo estuve en la casa de una amiga. Bebimos y después me quedé dormido en su sillón, uno muy incómodo, y ahora me duele todo.

Hizo una pausa para terminarse el café y comerse unas tostadas.

—También hablé con tu amiguita. Me dijo que estaba enojada contigo porque te fuiste sin despedirte —abrí los ojos bien grandes al escuchar eso. No me había imaginado que intercambiaran números

—No le dijiste que estabas aquí con ustedes ¿verdad? Yo supuestamente estaba en camino a Europa para ver a mis padres.

Sacudió la cabeza en negación y me observó con curiosidad.

—No le dije nada. Ella solo lo comentó y nada más. Pero me gustaría saber, ¿por qué no te despediste y por qué le mientes respecto a tu ubicación?

—Bueno, para ser honesta, nadie sabe que estoy aquí. Tomé la decisión de irme sin despedirme de nadie porque no quería dar explicaciones. Tampoco quería que me convencieran de quedarme y seguir desperdiciando años valiosos de mi vida. No son una buena compañía, Ethan. Fiestas, alcohol, drogas, chicos que no me importaban... De verdad, quiero ser otra persona. Por mí misma, no por los demás, mis padres, mis amigos, mi hermano... Los quiero bien lejos.

La sonrisa que me regaló me reconfortó. Asentía a cada cosa que decía y me hizo sentir bien en ese momento, porque necesitaba personas positivas que me apoyaran y me alentaran a cumplir mis objetivos.

—¿Y qué harás cuando se te acabe el dinero?

No les había dicho quién era, ni les había hablado mucho de mi familia.

—Mi padre es un médico prestigioso, ahora retirado, que acumuló una fortuna considerable a lo largo de su carrera. Mi madre, por otro lado, heredó al morir mi abuelo la mitad de su imperio empresarial, que abarca desde bienes raíces hasta tecnología avanzada. Mi hermano y yo heredamos la otra mitad. Estamos hablando de una herencia que se mide en cientos de millones. O sea, nunca me quedaré sin dinero. Ahora que tengo 21 años, tengo acceso total a mi fortuna y puedo disponer de ella como quiera. No hay limitaciones para mí. Puedo financiar mis estudios, mis viajes, cualquier cosa que desee. He decidido invertir en mí misma, en mi educación y en experiencias que realmente importen. Por eso estoy aquí, para empezar de nuevo y demostrar que soy mucho más que una heredera con dinero. Quiero ser alguien que hace una diferencia, y eso empieza con dejar atrás todo lo que me mantenía atada al pasado.

—Vaya, vaya. Quién diría que la chica que bailaba sobre una mesa, ebria hasta el culo, sería la misma que le daría un giro tan rotundo a su vida. Déjame decirte, Cassie, que si yo fuera tu hermano estaría muy orgulloso de la decisión que acabas de tomar y te ayudaré en todo lo que pueda para que puedas alcanzar tus objetivos. —Le dio un suave apretón a mis hombros y por primera vez en mucho tiempo me sentí feliz. Una felicidad real. —Supongo que estudiarás administración, ¿no?

Asentí, porque aspiraba a fundar mi propia empresa algún día. Algo pequeño para empezar, no lo tenía claro en ese momento, pero era lo que quería.

—Bueno, si vamos a hablar de quien sorprende a quien, nunca me hubiera imaginado que el tipo que no fue invitado a mi fiesta de cumpleaños y se llevó a mi amiga a la cama es profesor de biología en una uní tan prestigiosa. — Me encogí de hombros tal y como lo hizo el hace un rato. — las apariencias engañan. Tampoco hubiera creído que Jasper sea dueño de todo este edificio.

Entonces Ethan, con expresión ofendida dijo:

—Para que sepas, si fui invitado a tu fiesta, porque Brenda me había invitado días antes, ahí el que no fue invitado fue Jasper, pero como sabía que me bebería hasta el agua del océano, decidió acompañarme. Por eso estábamos ahí esa noche, no fue porque pasamos y decidimos ver qué pasaba ahí adentro.

Todo tenía un poco más de sentido, por eso estaban ahí.

—¿Y cómo conociste a Brenda? — quería el chisme completo, ella nunca me conto nada.

—La conocí un día antes en un bar, tuvimos sexo y me invito a tu fiesta para repetir. —enarque una ceja y sonreí de lado. — Soy soltero, Cassie, no tengo responsabilidades y me divierto hasta que llegue la indicada. ¿Qué tiene de malo?

Obvio que no tenía nada de malo, tampoco era quién para juzgar si yo hasta hace días atrás hacía lo mismo. Pasamos la mañana charlando sobre la universidad, los sitios que tenía que conocer y sobre los gustos que tenían él y su hermano, y lo responsables que eran con sus trabajos. No sentía nada forzado, él era simpático, relajado a la hora de expresarse y me agradaba mucho, sentía que seríamos buenos amigos.