El Rey Y La Duquesa

-Estoy nerviosa por la graduación. Pero feliz por las vacaciones –sonríe, mientras pincha su ensalada –Suspiro.

-Dímelo a mí, debo tratar de estudiar mientras tengo a esa roca pisándome los talones –doy un mordisco a mi manzana.

-Aún no entiendo por qué haces ese curso –frunce el ceño.

-Te dije, me gusta la manera tradicional. Y también porque es mi entrada para ser independiente, o intentar. Quiero desconectarme de todo el mundo de los ricos una vez ingresé a la universidad. Conseguir un trabajo, vivir en un humilde departamento y adoptar un perro.

-Es una lástima que no vienes a Brasil conmigo - hace una mueca, sonrío levemente.

-Haremos videollamada todos los días –sonríe

-Sí. Al menos estarás en las Bahamas –suspiro y miro hacia otro lado –Oh vamos, tú adoras la playa.

-Lo sé -la miro, pero prefiero estudiar. Me tendré que esforzar y no distraerme–chista y hace un gesto con la mano.

-Estarás bien. Siempre recuerda que nada es obstáculo para ti -sonrío levemente y asiento. Miro mi teléfono cuando suena, frunzo el ceño.

Hablando de Roma.

Rachel se inclina y hace una mueca al ver el nombre.

-Iré por un agua –murmura, se levanta al mismo tiempo que atiendo

-¿Qué?

-Buenos días para ti también, pequeña –ruedo los ojos –¿Sigues con tu actitud de niña?

-¿Sigues con tu actitud de sádico? –Lo escucho reír entre dientes, aprieto mi mandíbula.

-¿Qué quieres? –casi gruño.

-Te llame para avisarte que mi madre ya se entero del matrimonio, nos espera en Inglaterra.Cierro los ojos y froto mi frente, otra vez en un avión.

-¿Tengo que ir?

-Quiere conocerte –suspiro.

-Bien –hablo luego de unos segundos –¿Cuándo iremos?

-Mañana por la mañana, nos quedaremos hasta que tengamos que ir a las Bahamas.

-Tengo mi graduación la próxima semana. Tengo que comprar el vestido –frunzo el ceño. Ya está interviniendo en mis planes, me fastidia tener que cambiarlos por algo que no quiero hacer.

-Bien. Volveremos, tendrás tu graduación y luego iremos a las Bahamas.

-Sabes, empiezo a sospechar que tu grupo de juguetes está ahí. ¿Por qué tanta emoción?

-¿Mi grupo de juguetes?, creo que estoy oliendo celos a través de la línea.

- No son celos, querido. No te impido que te revuelques con una, te impido que lo hagas adelante mío. Yo tendré el mismo respeto –sonrío. Escucho su suspiro, ya lo hice enojar.

-Deja de decir estupideces. Cuando llegues hablaremos –ruedo los ojos, mientras cuelga. Idiota, ni siquiera me da tiempo a insultarlo.

-Duquesita –miro mi teléfono, mientras escucho la voz de Bruce –Suspiro, tratando de recobrar mi postura.

-¿Sí, Bruce?

Abro el buscador y coloco el nombre de Eros. La ultima vez que busque no encontré nada útil, solo cosas de la empresa.

Quiero saber más de él.

-Sabes, aún sigo recordando lo de la fiesta lo miro de reojo –yo no quería entregarlas a esos hombres, Duquesa. Te lo juro.

-Eres el claro ejemplo de un ricachón desesperado –lo miro –¿Me vas a preguntar que quiero para que no hable de tus problemas de droga? –parpadea. Vuelvo a mirar el teléfono, entro a una página y deslizo a fondo. Frunzo el ceño.

¿Tuvo cinco novias?

-Yo no tengo problemas de droga –lo miro de reojo cuando su voz se escucha más cerca –Y no es necesario decírselo a mis padres. –Abro mis ojos de par en par.

¿Estuvo comprometido?

-Bruce, aléjate. Me estás estorbando –murmuro.

Con esa información y más su voz de mierda en mi oído hará que explote.

-Bayolett. No quería llegar a esto. Maldición, no hay ninguna maldita foto de ellas. i Acaso ocultó todo!

-Llegas a mencionar lo de la fiesta, a mis padres o...

Coloco mi mano en su rostro y lo empujo fuertemente, tirándolo del banco –Me levanto del asiento y empiezo a caminar, aún con la mirada en mi celular.

¿Por qué ocultaría todo?, ni siquiera menciona los nombres de ellas. Miro hacia adelante mientras guardo mi teléfono. Pocas veces me interesa la vida de alguien que no sea alguien que quiero. Pero me intriga saber porque coloca tanto misterio. Pero también si le pregunto, empezara a decir comentarios soberbios y terminare golpeándole el rostro. Tendré que esperar a que se me pase la curiosidad.

Lamo la paleta, mientras miro hacia la ventana, tengo que admitir que admirar las nubes desde arriba se ve lindo.

-bayolett –giro mi cabeza hacia él –Te pediré un favor –levanto mis cejas.

-Dispara -suspira

-Mi madre es alguien –se detiene unos segundos, levanto mi ceja –estricta, y perfeccionista. Por favor, sé lo más educada posible. No quiero verla enloquecer. Sonrío. Quito la paleta de mi boca.

-Eros, querido. Yo una vez te dije que era educada con quién se lo merecía, estoy segura que tu madre es educada, así que no habrá problema –me encojo de hombros –Además, no es que tenga que fingir toda la vida. Solo hasta que todo

esto acabe. Vuelvo a lamer la paleta y miro hacia la ventana. –Lo escucho suspirar.

Si –se aleja

Nunca tuve problemas con mujeres mayores. La madre de Daniel también es una refinada que adora hablar de relojes conmigo. Si la madre de Eros también es una mujer refinada, se perfectamente como actuar.

Uno de los hombres toma mi maleta, sigo a Eros cuando empieza a caminar. Saca su teléfono y empieza a teclear, miro hacia todo el aeropuerto. Quito levemente mis anteojos cuando un hombre pasa por mi lado, me mira de arriba

abajo y hago lo mismo. Le sonrío de lado, me copia. Se aleja ya los segundos siento mi mano ser jalada, vuelvo a colocarme los anteojos, mientras sonrío.

-No me provoques –susurra hacía a mí. Lo miro aún sonriendo, me mira severo. Lo inclino y beso su mejilla.

-No te enojes en publico, cielo –doy un apretón en su mano, suspira. Noto como se relaja, salimos del aeropuerto y se detiene unos segundos. Su mirada cae en un punto fijo y luego vuelve a caminar. Miro hacia adelante, distingo una limosina, un hombre con un bolso y luego una mujer, vestida elegantemente y con una postura casi de muñeca. –Suspiro.

Llegamos hacia ella.

-Hola, madre.

-Eros, querido –se coloca de puntas y besa ambas mejillas

Le sonríe mientras se separa, me mira al mismo tiempo que se saca sus anteojos, hago lo mismo.

-bayolett, un placer –le sonrío amable, mientras le tiendo mi mano.

-Ester –la acepta lentamente, mirándome de arriba abajo bueno, es más despectiva de lo que esperaba. Le devuelvo la mirada, mientras alejo mi mano. No me gusta esa mirada, de seguro me está juzgando.

Eros carraspea.

Bien, ¿nos vamos?

-Oh, por supuesto. Nick nos espera con el almuerzo se gira mientras se vuelve a colocar los anteojos, caminando hacia el auto.

-¿Nick es tu padre? –levanto mi cabeza hacia él.

-No, es su esposo –responde, empezando a caminar –Suspiro, observando a los dos adentrarse al auto. Me coloco los anteojos y tiro mi cabello hacia atrás, empezando a caminar.

Solo serán unos días.

Salgo del auto cuando me abren la puerta, miro la gran casa.

Es hermosa, no me sorprende. La madre de Eros es dueña de una línea de zapatos muy conocidos. No lo sabía hasta que busque en internet, es muy famosa, más que nada en Inglaterra. –Giro mi cabeza y la observo salir del auto. Se divorció del padre de Eros hace unos años, se volvió a casar con un abogado también algo reconocido. Algunos rumores dicen que él solo está con ella por conveniencia, pero ambos lo descartaron. Me encargué de averiguar de ella para examinarla. Aunque no encontré una razón la cual porque Eros se alejó de ella. Lo más importante que encontré, es que es una mujer fina que al igual que su hijo, es ambiciosa. También algo retrógrada, me debe ver cómo una cualquiera, por mi edad y el repentino matrimonio. No me interesa que piense eso, en cuanto no me diga nada todo bien.

-bayolett, querida –se acerca a mí, le sonrío mientras empezamos a caminar –¿Eros alguna vez te contó, de que esta casa fue construida por uno de los mejores arquitectos?

-levanto levemente las cejas.

-Vaya, se le olvidó el detalle o simplemente no le importa –Asiente lentamente.

-Sabes, Eros nunca te mencionó –ladea la cabeza –Y siempre me menciona a sus novias, tú eres a la primera que no –sonríe, le devuelvo la sonrisa.

-Eros parece olvidarse de muchas cosas –arrugo mi nariz, resistiendo a no hacer otro comentario

-Eso parece –sonríe mas y luego se aleja, borro mi sonrisa –No me rebajare, no me rebajare.

Le sonrío amablemente y agradezco, cuando deja el plato frente mío. Miro unos segundos a Eros, mira unos segundos al tal Nick. Es un hombre educado, pero algo callado. Ahora mismo, solo se concentra en comer. Miro mi plato y empiezo a cortar la comida. Levanto mi mirada, cuando escucho a Ester quejarse.

-Siempre te digo que no quiero arvejas en mi plato, las odio –frunce el ceño y levanta la cabeza, fulminando a la mujer de servicio.

-Lo siento, s-señora. Soy nueva y...

-Pues deberían informarte como son las cosas aquí. Llévate esto –le da su plato, la mujer suspira y se aleja con él –suspiro y me concentro en mi plato.

-Odio la incompetencia –habla, la miro. Suspira y sonríe –Entonces, Bayolett. Eros me comentó que aún sigues en la escuela.

-Me graduaré en una semana le sonrío, levanta las cejas y mira a Eros.

-Vaya. De todas, ella es la más joven vuelve a mirarme –Usualmente se busca de su edad.

-Madre –habla Eros –detente. Solo nos llevamos siete años me mira, parece rogarme con la mirada que me quede callada

–suspiro y lo miro seria. Soy paciente, pero no significa que me quede callada.

-Si, sigo en la escuela –hablo, lo miro unos segundos mas y luego a ella –Y aun sigo aprendiendo muchas cosas –corto un trozo de carne –La semana pasada nos enseñaron el valor de la humildad, ¿escuchó hablar de ello? –introduzco el

Pedazo en mi boca y mastico. Traba su sonrisa y parpadea hacía a mí, la veo entrecerrar los ojos.

-Madre –vuelve a hablar Eros-. ¿Por qué no nos cuentas sobre tu nueva línea? –La miro mientras sigo comiendo, suspira y le sonríe a su hijo.

-Pues, es un gran éxito. Es una gran época de ventas. Estoy organizando la sesión de fotos para la publicidad, me ofrecieron estar en la portada de la revista, Passion

Levanto mis cejas. Una famosa revista, recuerdo ver toda la colección en la habitación de mi madre. Hasta que se las robe para hacer mi trabajo de arte.

-Felicidades. Una gran revista –vuelvo a hablar, sonríe y asiente.

-Gracias, querida. Por cierto, hace unos días vi el comercial de perfume –suspiro y asiento, veo de reojo a Eros tensarse

Si, no le gusto mucho cuando lo vio. A mi si me gustó verlo enojarse.

-Sí, fue mi primera experiencia de algo así.

-Debiste agradecerlo todo a mi hijo. Después de todo, él té está llevando a que te reconozcan –toma de su vaso. Muevo mi mandíbula –¿Serás modelo, querida?

-No está en mis planes. De hecho, empezaré el curso de ingreso en unas semanas. Estudiaré. Desde el comercial del perfume, me llegaron muchas solicitudes. Sesiones de fotos, un comercial de champú. Rachel ya me mandó la página de la compañía de modelos, pero no quiero nada de eso. Admito que el dinero me vino bien para mis ahorros, pero ya es suficiente. Asiente lentamente, aun sonriendo.

-Que curioso, todas dijeron lo mismo hasta que descubrieron el bolsillo de mi hijo.

-suspiro, intentando controlarme –clásico, la madre soberbia que cree que su hijo solo atrae sanguijuelas. Lo sobrevalora y subestima a las demás.

-Madre… -Eros frota su frente

-Me quedaré con la duda, no tengo intenciones de descubrir el bolsillo de su hijo –tomo de mi vaso, mientras aún la miro.

-Por ahora -sonríe, lamo mis labios.

-Nick, ¿qué hay sobre ti? –vuelve a hablar Eros, intentando cambiar de tema La miro unos segundos mas, intenta intimidar ridículamente como su hijo, tiene la misma mirada. Ambas la apartamos hacia Nick, lo miramos expectantes.

Limpia su boca y carraspea.

-Bueno. De hecho, estoy algo así como retirado, de vacaciones ladeo la cabeza.

-Nick estuvo muy ocupado los últimos meses, ¿verdad, cielo? -estira su mano hacia él, la mira y asiente

-Si -vuelve a comer –suspiro y miro mi plato. Creo que empiezo a sentir lastima por ella, y no solo por su mente.