La única manera de ayudar a su padre enfermo, es casándose con un hombre que no ama.
Sabiendo que la vida de su padre dependía de aquello, debía seguir con la farsa que su matrimonio conllevaba.
No obstante, jamás pensó que su vida cambiaría de manera tan radical, sobre todo porque hacía tan solo unos meses estaba no solo por graduarse, sino haciendo otros planes.
¿Podrá la vida depararle algo más?
¿Podrá ella conocer el amor en aquella situación tan crítica?
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Capítulo 11 ¿Y si me niego?
Alexander estaba en el gimnasio entrenando con Frank pero la mente de este estaba en otra parte, ya lo había golpeado dos veces, estaba seguro de que la razón por la cual parecía distraído tenía algo que ver con el humor de su esposa.
algo había pasado el día que llevo a Isabela a ver a sus padres y los dos, mejor dicho los tres se lo estaban ocultando, pues Cora la empleada que seguía a su mujer por toda la casa, como perro sin dueño, también parecía saberlo.
-¿y bien idiota, me dirás que traes en mente, o tengo que golpearte otro rato?
-golpéeme todo lo que quiera no tengo nada que decir – respondió Frank esquivando el golpe.
Habrían seguido entrenando, pero Cora los interrumpió –señor le trajeron esto de la oficina -
Alexander se quito los guantes y tomo los documentos – puedes retirarte, espera ¿Dónde está mi esposa? -
-está en su habitación, con su permiso señor- y salió sin ver a Frank quien la siguió con la mirada hasta que cerró la puerta.
Alexander se empezó a reír – ¿te gusta Cora?
-esa niña torpe, no diga estupideces – después se quito los guantes- y si quiere saber qué le pasa a tu esposa pregúntale, yo no sé nada y si lo supiera no te lo diría, si yo fuera por ahí abriendo mi bocota, no trabajaría contigo desde hace mucho tiempo - le respondió tirando los guantes al piso, antes de irse.
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Más tarde cuando entro a la habitación, se tropezó con algo era un zapato, además había ropa por todas partes, encontró a Isabela, estaba parada frente al espejo usando un top deportivo y unas pantis solamente
-¿qué diablos estás haciendo?
- me asustaste -
Alexander se acerco esquivando prendas - ¿Qué es todo esto? -
-no ves, es ropa que tenía antes de casarme contigo, nada me queda me estoy poniendo gorda -
Alexander la miro de pies a cabeza, luego tomo una prenda y vio la talla – esto es talla cero, además no estás gorda, de hecho te verías bien con un poco mas de músculo -
-¿lo dices en serio? La verdad odio estar a dieta, pero mamá siempre decía que debía estar delgada para ser linda –
Alexander la tomo de la cintura y la hizo a retroceder hasta la cama se sentó, la subió en sus piernas y comenzó a besarla en el cuello la joven se tenso, se mordió los labios cuando él le dio una ligera mordida
-escúchame bien nunca vuelvas a decir cosas como esas, yo no quiero que estés preocupada por tu peso o hagas dietas estúpidas- mientras hablaba le acariciaba la espalda y le besaba el cuello ella seguía en silencio, cuando quiso quitarle el top ella lo detuvo
-ahora no, estoy esperando a Cora me va ayudar a recoger todo esto -
- ¿entonces cuando? -
-no estoy lista aun okey -
-ese el problema- dijo Alexander dejándola sobre la cama y poniéndose de pie - si lo sigues pensado jamás estarás lista, como sea ya no estoy de humor ponte algo de ropa y ven al despacho tenemos que hablar -
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Isabela fue al armario tomo una camiseta se la puso encima del top, tomo unos shorts y se los puso, al salir se encontró con Cora –por favor recoge toda la ropa que te dije, puedes quedarte con lo que te quede o te guste, compártelo con las otras chicas, véndelo, no se haz lo que quieras con ella, nada de eso me entra de todos modos– la chica solo asintió.
Dejo a tras a la joven empleada y fue al despacho de su marido cuando entro lo encontró revisando unos documentos aun parecía molesto, se le acerco este no la miro solo le dio un documento y siguió en lo suyo
-¿Qué hago con esto? -
-fírmalo -
-¿Qué?, no voy a firmar nada que tu de mes des, solo por que si -
-dijiste que me ayudarías con lo de la fundación, necesito que firmes eso -
-no voy a firmar nada que venga de tus manos sin haberlo leído antes, así fue como termine casada contigo -
-entonces léelo pero rápido lo necesito hoy -
-okey volveré cuando lo lea- empezó a caminar a la salida, no quería estar a solas con él
-tú te quedas aquí, ese documento es confidencial -
De mala gana se sentó en el sofá y comenzó a leer, su marido estaba loco, ella no haría esto no tenía experiencia, si bien se graduó con honores jamás había trabajado, no sabría como manejar una fundación, eso era demasiada responsabilidad para ella.
-no puedo hacer esto -
-¿Qué no puedes? -
Se levantó del sofá y fue a poner los documentos sobre la mesa
- esto es demasiado no creo poder asumir tanta responsabilidad además no tengo la menor idea de cómo dirigir una fundación-
-para eso estoy yo voy a ayudarte en lo que entiendas -
-estoy muy joven para esto, esto es demasiado para mi, puedo trabajar ahí, pero no creo poder dirigirla -
- de nuevo pones pretextos Isabela, ¿sabes cuál es tu problema piensas demasiado las cosas? Lo mismo pasa con consumar nuestro matrimonio siempre pones peros- la tomo por la cintura y la sentó en la mesa –vives en una burbuja, la vida ahí afuera no es fácil, además creí que querías trabajar -
Isabela agacho la cabeza y asintió
-tienes demasiadas inseguridades creo que por eso no me has permitido ir más lejos, dime ¿Cuál es el problema de que tengas sexo conmigo? Te recuerdo que soy tu marido, pero piensas mucho en el que dirán, nadie te va a juzgar por algo que todos suponen que ya estás haciendo, de que otra manera como podrías darme un heredero-
Ella sabía que el tenia razón nadie iba a juzgarla por acostarse con su propio esposo, por eso cuando este la beso no se resistió, menos cuanto le quito la camiseta, incluso le ayudo a quitarse la suya, mientras se besaban se repetía mentalmente una y otra vez, el es tu marido.
Alexander le quito el top dejándola desnuda de la cintura para arriba, la oficina estaba fría, sintió su piel erizarse, la recostó en el frio escritorio y los papeles cayeron al piso, pero al él no le importo, siguió trazando una línea de besos por el cuerpo de la joven bajando cada vez más, al llegar a los shorts ella se tenso y él detuvo, la levanto y la llevo al sofá estaban haciendo un desastre parecía que lo hacía apropósito, cuando la recostó en el sofá ella cerró los ojos y se dejo llevar, estaba a punto de quitarle los shorts cuando alguien toco la puerta, Alexander lo ignoro pero esta persona insistió
-¿Quién es?- pregunto molesto – será mejor que te largues si no quieres ser despedido -
-soy Frank señor, tenemos un problema -
-carajo – Alexander se levantó furioso y la ayudo a buscar su ropa
-vístete, firma ese documento y ve a la habitación cuando resuelva esto iré contigo-
-¿Qué pasa si me niego a firmar? – se arrepintió nada mas preguntar
-no me hagas enojar he sido muy amable y paciente contigo todo este tiempo, pero no te confundas yo no soy una buena persona- después se dio la vuelta pero antes de salir se detuvo – por cierto tal vez deba recordarte que el tratamiento de tu padre no es gratis -
Isabela lo vio azotar la puerta al salir, verlo portarse bien con ella frente a la gente la había hecho olvidar la reputación que este hombre tenía en el mundo de los negocios, al parecer de nuevo iba a tener que firmar.
-ya estas hundida hasta el cuello con esta familia Isabela- se dijo así misma en voz alta.
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Gracias por leer, espero que les esté gustado la historia. 😊