ALPHA EROS

— ¿Alguna bruja que pueda contrarrestar su maldito poder? —Pregunta Alfa Eros tomando el Cristal que lastima su mano, la sangre del Alfa cae al suelo, Catalina se siente incómoda por la fragancia de la sangre del Alfa, pero trata de mantenerse serena ante Eros, el hombre le daba la espalda, la curandera podía sentir que Eros se sentía presionado — Si esto continua así el peligro es inminente no podemos pensar que nuestra fuerza podrá igualar el poder de ellos — Eros se da la vuelta a mirar a Catalina — Necesito una solución a esto de inmediato y sé perfectamente que el Alfa Rey no me dará la solución que estoy necesitando.

— Debemos de analizar a la Vampiresa, Alfa, pero no tenemos acceso aun a los libros de la antigüedad de los ancestros — explica Catalina ya mostrándose un poco preocupada por la situación en la que podrían encontrarse dentro de la manada en el Caso de que la Vampiresa siga realizando aquellos movimientos.

— ¿Y por qué aún no lo estás haciendo? — Espeta Alfa Eros — Aquí tienes los libros Catalina, empieza a analizar lo que está ocurriendo empieza a estudiar a la Vampiresa.

Catalina obedece a Eros de hecho esto lo debían de hacer con Emily, pero la Loba en este preciso momento se encontraba en poder del Alfa Rey, entre tanto Alfa Eros estaba más colérico que de costumbre y la curandera podría jurar que era por la ida de Emily.

— Alfa ¿puedo pasar? — Lauren estaba por detrás de la puerta sacando de sus pensamientos a Alfa Eros.

— Pasa — Responde con total frialdad el Alfa mientras Lauren entra en el despacho, Catalina sabe que no debe de hacer aquello que tiene en mente, pero no puede pasar por alto que tenía el presentimiento de que Lauren quería dejar mal parada a Emily.

— Alfa, en una hora salgo con dirección al bosque dónde habitaba la loba que alega haberse quedado sin territorio muchos de los miembros de nuestra Manada sostienen que después de la llegada de ella los ataques se han intensificado — Lauren tenía malicia al hablar.

— Tienes autorización para salir del territorio — Fue lo único que dijo Alfa Eros aunque Lauren quería llamar más su atención, el Alfa se mostró distante y la loba no tuvo otra opción que despedirse y alejarse de allí.

— Que tenga un buen día Alfa, con su permiso — Dice la loba alejándose del despacho de la manada, a Catalina le ardía la mano con claras intenciones de querer defender a Emily, pero no podía hacerlo, debía de mantenerse cuerda si quería ayudar a la loba.

Cuando Catalina saca los libros de los ancestros emite un jadeo logrando captar la atención de Alfa Eros, eran grandes libros, Eros se acerca a la curandera los ojos amarillos del Alfa analizan aquello que tiene ante sus ojos, pero la sorpresa fue mayor cuando Catalina lo abre y las páginas estaban en blanco.

—¿Qué demonios? — pregunta Alfa Eros siendo el mismo el encargado de hojear los libros, pero efectivamente las páginas estaban en blanco — Aquí no hay absolutamente nada — agrega el Alfa con la mirada puesta en los libros cuyas páginas estaban en blanco.

— Alfa, se produjo el nacimiento de 2 cachorros ambos han desaparecido Alfa — Llega el informe a través del enlace mental logrando que Eros se mostrará feroz ante tales actos, el lobo Alfa Darko toma el control y abandona la casa de la manada mientras Catalina se lleva las manos a la boca, nuevamente parece avecinarse una tormenta, puesto que el sol se oculta lentamente, grandes nubes grises cubren el cielo.

— Mi Diosa, proteja este valle de lobos que los intereses de los demás ni nos destruyan — Murmura Catalina, sintiendo como el temor se apodera de todo su ser volviendo a dirigir sus ojos hasta los libros entonces uno de ellos empieza a hojearse por sí solo deteniéndose en una página en concreto. La Página 99.

No había letras en ella, pero había gotas de sangre empañando las páginas, aquello llama la atención de Catalina, pero no sabía que hacer con eso, el Alfa estaba lejos y temía que antes de llegar junto a Eros aquella mancha de San desapareciera.

Entre tanto el Alfa había llegado en la cabaña en dónde estaban las Lobas que habían dado a luz, cuando Eros había llegado se encontró con un panorama más complicado, había sangre por todos lados.

— ¿Qué ha ocurrido? — Pregunta Alfa Eros logrando que el guardia se sobresalte ante la llegada del Alfa.

— Ellas entraron en trabajo de parto, pero tres minutos después de dar a luz no hemos visto durante 10 minutos es como si nuestras mentes hayan entrado en calma quedando bajo la oscuridad cuando recuperamos la vista los cachorros no estaban — Al momento en que el guardia dice eso el viento azota con fuerza tanta fuerza que la cabaña se sacude.

El viento susurra con fuerza entre los árboles, haciendo que las hojas bailen en el suelo como si fueran marionetas. Las nubes se mueven rápidamente. Un escalofrío recorre la espalda de Alfa Eros mientras siente que algo inexplicable y oscuro se aproxima en el aire. El misterio se hace palpable, creando una sensación de inquietud y temor en el ambiente. ¿Qué secretos oculta este territorio?

Entre tanto el carruaje del Alfa Rey también siente las sacudidas, sus guardias caen al suelo alegando que no pueden ver absolutamente nada, la noche había llegado de manera misteriosa y ninguno puede entender lo que está ocurriendo.

En la oscuridad de la noche, un misterio llenaba el aire mientras la Vampiresa acechaba en busca de su próxima presa. Con gracia y sigilo, atacó a un grupo de lobos, dejándolos sin vida uno por uno.

Pero lo más terrorífico de todo fue la forma en que lo hizo. La Vampiresa tenía el poder de dejar ciegos a sus enemigos con solo un vistazo, lo que le daba una ventaja mortal en cada encuentro. Los lobos no podían verla, solo sentir su presencia malévola acercándose cada vez más.

El sonido de sus garras rasgando la piel de los lobos resonaba en la noche, mientras la Vampiresa se alimentaba de su sangre con una sed insaciable. El misterio en el aire era palpable, la sensación de peligro inminente se apoderaba de todos los que presenciaban su ataque.

Nadie sabía cuándo ni dónde volvería a aparecer la Vampiresa, sembrando el terror y la desesperación a su paso. Su poder era incomparable, su sed de sangre insaciable. Y en medio de esa noche oscura, su presencia era sinónimo de muerte y destrucción.

— Las puertas de la muerte están abiertas — Murmura la Vampiresa mientras el Alfa Rey estaba de rodillas ante ella.

— ¿Quién eres? — Pregunta el Alfa Rey que no podía ver, pero si sentir.

— No mereces saber quién soy, pero me llevaré a alguien que traes contigo — Segundos después solo queda la desgracia, la sangre y el desastre ante los ojos de los guardias del Alfa Rey, de inmediato supieron que la Vampiresa se llevó a Emily con ella.