Mi Infierno... En El Infierno...

Empujé la puerta de la tienda viendo a Massimo con el móvil en mano, levantó la mirada en conjunto con una ceja, me miraba esbozando una gran sonrisa.

Massimo: Me hubieras avisado para ver como te quedaría el vestido.

Willow: Es de muy mala suerte que el novio vea el vestido antes de la boda.

Massimo: Tienes toda la razón.

Se acercó tomando mi mano, entrelazó mis dedos caminando hacia la camioneta donde él venía. Abrió la puerta cediendo el paso para subir. Levanté un pie cuando su mano pasó rodeándome por el vientre, me atrajo hacia él quedándome completamente quieta.

Massimo: No importa que no lo haya visto puesto, pero seré quien te lo quite.

Di la media vuelta, humedeciendo mis labios, sujeté su quijada acercándome hacia sus labios.

Willow: Tendrás mucho más que solo quitarlo.

Me alzó sentándome en el asiento, se quedó entre mis piernas, bajó su mirada lentamente donde una de sus manos se deslizaba, la sostuve con fuerza, negué con la cabeza.

Willow: Quiero que me desees para la noche de boda.

Se apartó cerrando mis piernas, Maella salió de la tienda entregando las bolsas de las compras hechas. Se acercó pasando cerca de Massimo que lo empujó…

Maella: No vas a tener mucho tiempo con tu futura hoy, muchas cosas por hacer.

Massimo: tranquilas, voy hacer mis comprar mi traje.

Cerré la puerta, sin importarme que esos dos estuvieran hablando de asuntos que no me interesaban, me acerqué a la guantera la abrí viendo sus armas, habían pasaportes y muchas bolsitas de droga. La cerré cuando Maella abrió la puerta. Se subió mirándome. Pasé de ella, pero…

Willow: Por que no me dejas conducir, me choca estar solo de copiloto.

Maella: No sabía que conducías.

Willow: Eso demuestra que no sabes nada de mi.

Levanté una de mis piernas no permitiendo que ella condujera, se bajó cediendo el lugar, rodeaba la camioneta abriendo la puerta de mi lado. Se subió estirando el cinturón, acomodé al asiento a mi gusto, me agaché un poco buscando las llaves o el censor. Rodé los ojos mirando.

Willow: ¿el censor?

Maella: Con el dedo, pero el tuyo no está registrado.

Se acercó presionando un botón que la hizo encender, giré un poco el volante aceleré manteniendo una velocidad segura.

Maella: Serás mi chofer por un día.

Willow: Massimo quiere que sea dueña de su vida por un día.

Maella: Será por el resto de los días que les quedan.

Willow: Lo sé. ¿Dónde?

Maella empezó a darme indicaciones por donde teníamos que ir, ella hablaba por el móvil de seguro con mi padre por la manera que le iba contando todo lo que habíamos hecho en la tienda, al menos agradecía que no haya mencionada nada de nuestra plática.

Bajé la velocidad observando todo el lugar, parecía un camino especial, donde habían los comercios que no paraba de haber personas en filas.

Willow: ¿Qué es eso? ¿Qué son esos lugares?

Bajó el móvil terminando la llamada, miró hacia el lado donde le estaba señalando. Tomó el volante girando en sentido contrario. Terminé por girar del lado que ella indicaba.

Maella: Por tu bien nunca pises ese lugar.

Willow: ¿Por qué?

Maella: Territorio enemigo, que al instante que sepan quien eres, te harán picadillo.

Sonreí negando con la cabeza, la miré que estaba atenta en los espejos.

Willow: Habiendo tantos espacios y lugares para la reservación se les ocurre hacerlo cerca de territorio enemigo.

Maella: No nos queda de otra. La mayoría de los territorios fueron cedidos a nuestros enemigos.

Willow: ¿Quiénes?

Maella: Los malditos Italiano de mierda.

Di un fuerte golpe al volante. Maella llevó su mano hacia su pecho.

Willow: ITALIANOS, ITALIANOS… ESOS MAL NACIDOS VAN A DEJAR DE GOBERNAR EN NUESTRO PAIS.

Aceleré un poco más, mientras más lejos estemos mucho mejor. Me había dado Maella indicaciones para ir aparcándome. Levanté la mirada hacia el recinto que era como una cúpula.. abrí la puerta bajando, Maella se acercó donde un hombre estaba esperando en la puerta.

Ella llegó hasta el hombre saludándose de beso, le dio un buen apretón.. azoté la puerta cosa que llamó la atención de ambos. Crucé los brazos pero el hombre decidió acercarse. Todo lo que sea pero no quería ver con tremendos cuernos a mi padre. Pobrecito, a su edad nadie lo iba a querer como su supuesta mujercita Maella.

Maella: tranquila Willow, es un buen amigo de tu padre.

Rodé los ojos pasando de ellos dos, por mi que hicieran lo que quisieran, si mi padre lo permitía pues muy bien por él. Entré en el lugar, era demasiado grande.

Willow: Demasiado ¿no?

Maella: tu padre quiere tener a todos nuestros aliados en este lugar. Así que hasta se quedará pequeño.

Caminaba en todo alrededor, muchas cosas parecían de oro, estas personas ya habían dejado en claro la fortuna que podían tener en su poder.

Hombre: el menú es perfecto para cualquier evento de Semion, se acercó entregándome los menús, extendí mi mano hacia Maella, quería que ella se encargara de todo, no quería escoger nada de ese momento que no era especial para mi.

Maella: Puedes escoger algo.

Pasé de sus palabras cuando ella sostuvo los menús, seguía mirando todo el lugar.

Willow: No conozco sus gustos en la comida, además lo que decidas está bien para mi…

Hombre: ¿el afortunado?

Willow: Massimo Corneoli.

Hombre: Ohh, ya veo, Semion ha encontrado a su hija perdida.

Giré mirando hacia el hombre, todos conocían esa historia, la historia trágica de la hija perdida y que regresó.

Willow: Así es Perdida y hallada en el infierno.

Maella: ayúdame a escoger el menú.

Se sentaron empezando a revisa r el menú, me acercaba a cada uno de los monumentos que estaban como estatuas en este lugar, di varios pasos hacia atrás, viendo lo parecido que tenían estas personas de los enemigos de mi padre así como varios aliados hechos como si ellos los acompañaran en sus eventos simbólicos. Miré hacia donde ellos estaban escogiendo uno a uno, estaban tan concentrados que mi inspección era más curiosa antes que atarme a una silla. Me quedé de frente a una puerta empujando sin preocupación alguna. Entreabrí los labios descubriendo varias tinajas de droga, las personas levantaron la mirada cuando un hombre se me acercó.

(Escuchen- Victory, Thomas Bergersen)

Hombre: No puede estar aquí señorita.

Willow: ¿de quien es todo esto?

Hombre: Del señor Semion, por favor retírese.

Le di una muy buena barrida de abajo hacia arriba al hombre, le sonreí pasando de sus palabras, entré y me sostuvo del brazo casi arrancándomelo, me zafé de su agarre empujándolo.

Willow: SOY WILLOW ZANETTI. La hija de Semion y todo esto me pertenece. ¿Qué harán con esto?

Hombre: Haremos los cargamentos y regalos el día de su boda.

Asentí con la cabeza dando pasos hacia los demás, hasta habían dejado de hacer lo que estaban haciendo. Sostuve una de las tijeras que estaban sobre la mesa, las tomé dejando solo una hoja de filo sobre mi mano.

Willow: A esta droga le falta el ultimo aditamento. ¿cierto?

Semion: El señor lo obtuvo hace unos días.

Willow: Se lo voy a facilitar. No habrá necesidad de que se lleven. El último aditamento es mi sangre.

Cerré mis ojos volviendo abrirlos, pasé la hoja de la tijera cortando mi mano, la aparté un poco de mi, empezaba a caer mi sangre, me acerqué a la manguera que alimentaba todas las tinajas, mi sangre iba recorriendo por encima de ellas, empezaba a caer sobre las pastillas empezando a multiplicarse, ellos se quedaban asombrados al darse cuenta del efecto de lo que estaba produciéndose, apretaba con fuerza dejando salir una buena cantidad de sangre sobre la manguera. Las pastillas iban en aumento absorbiendo la cantidad necesaria. Sacudí un poco apartando mi mano, cerré mis ojos abriendo dando media vuelta. Las pastillas empezaban a salirse de las tinajas.

Willow: tienen suficiente para la producción.

Maella: ¿Qué haces aquí?

Dejé las tijeras sonriendo, presioné mi mano evitando en no seguir sangrando.

Willow: cuidando mi producción.

Maella: No debiste sin el consentimiento de tu padre.

Reposé mi mano en su hombro. Pasé mi mano sobre sus hombros.

Willow: Mi padre estará muy satisfecho. ¿Terminaste?

Asintió con la cabeza, me entregó la lista, la miré sin preocuparme volviendo a entregarlo. Caminaba hacia la salida, me detuve dando media vuelta.

Willow: No me gusta que en la noche trabajen las personas.

Hombre: Nadie se queda.

Willow: Mejor, es peligro que seamos descubiertos. Pediré a mi padre que vengan por este cargamento.

Maella: Tu padre tiene la fecha de entrega. No vas a moverlo.

Sonreí desafiando a Maella, en esta ocasión no dejaría que se salga con la suya, mi padre tendría que aprender a seguir lo que estaba diciendo, tendría que conseguir ir quitando a Maella de que sea la única que pueda tomar decisiones.

Willow: Andando Maella.

Caminó apresuradamente hacia la puerta, me miró con recelo.

Maella: Mucho cuidado Willow.

Willow: el tiempo es oro y quiero mi producción, poro que bien o mal todo esto es gracias a mí. No se te olvide.

Salió golpeando mi hombro. Reí tan divertida, que la pobre Maella hacia tanto coraje que no lo podía ocultar. Cerré la puerta mirando todo el lugar, mis ideas se habían concretado.

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Willow

Maella

Massimo