Lucía, luego de morir despierta en la última novela que leyó, pero lo más extraño de todo eso fue que despertó en el personaje que más odiaba...
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capítulo 13
Dos días después, Dayana se encontraba en la entrada del ducado para tomar sus clases con el duque, pero pronto la doncella de la duquesa la guío al salón donde tanto la duquesa como su hija la esperaban para que esta les diera una explicación de los rumores que corrían por todo el imperio. En cuanto Dayana las vio suspiro y dijo.
– Buenos días, duquesa... princesa.
— Señorita Lauren, ahora si nos va a decir que fue lo hizo.
— Yo... nada... solo le di un empujoncito al príncipe Esteban.
— ¿Inventar que mi hija quiere romper su compromiso para usted es darle un empujón?
— Bueno, solo la hice más interesante ante sus ojos. El príncipe intento humillar a la señorita Sarah durante toda la noche, no podía permitir eso, ella es mi amiga y conozco a los hombres de su clase, se siente la joya más preciosa, pero en cuanto el rumor de que la princesa ya no estaba interesada en él, rápidamente se acercó para sacarla a bailar y se mostró atento con ella...– Sarah miró a su madre y está de regreso, Dayana tenía toda la razón, desde que ese rumor se había creado el príncipe había enviado obsequios e invitaciones para que la princesa fuera al palacio a dar un paseo con él. Pronto la duquesa entendió el punto de la señorita Lauren y agregó.
– Pues creo que ha logrado su objetivo, el problema es que los emperadores buscan una explicación para estos rumores, y además está el hecho de que mi hija está en la boca de todos los nobles de este imperio.
La duquesa estaba enojada, puesto que ella toda su vida había intentado alejar a su hija de las lenguas mal habidas del imperio. Esta situación no le gustaba para nada, pero... no podía negar el hecho de que el príncipe por fin había empezado a mostrar interés en su hija y al ver lo feliz que tenía esto a Sarah, no sabía qué pensar.
— Pues dígale la verdad, son solo rumores, aunque no creo que los emperadores quieran compartir esta información con su hijo al ver su cambio. — La duquesa volvió a prestar atención en las palabras de Dayana y está agregó. — Ellos saben que su hijo no estaba nada contento con este matrimonio arreglado, no digo que no esté interesado en la señorita Sarah, sino que él detesta que le hayan impuesto esto. Tal vez si lo dejan creer que él es quien está escogiendo este matrimonio, puede que deje de darles tantos dolores de cabeza.
Sarah miró a su amiga y al ver que ella quería solo ayudarla agregó.
— Madre, la señorita Lauren tienen razón. Nunca vi al príncipe comportarse de esa manera, él parecía verdaderamente afectado por ese rumor, si eso hace que el príncipe tenga sus ojos puestos en mí, yo no quiero desmentir nada.
La duquesa miró a su hija algo conflictuada y luego mirando a Dayana agregó.
— Por esta vez lo dejaré pasar, solo espero que la próxima vez que se le ocurra algo como esto me consulte primero.
Dayana solo asintió y luego de despedirse de la duquesa para ir al campo de entrenamiento junto con Sara, Dayana comentó.
— Creo que su madre está realmente enojada...
— Y no es la única, debió informarme de lo que planeaba hacer. Cuando el príncipe vino a reclamarme sobre el rumor yo no supe que responder...
— Sí lo siento, fue algo que surgió en el momento, la próxima vez intentaré avisarle con más tiempos.
Sarah detuvo su paso y sin dudarlo más preguntó.
–Hay algo que quiero preguntarle desde la noche del baile...— Dayana también se detuvo y esperando la pregunta asintió — ¿A usted le interesa el príncipe?
Dayana miró confundida a Sarah y rápidamente contestó.
— Por supuesto que no. Él no es mi tipo...— Al ver la duda en la mirada de Sarah Dayana agregó — princesa si invente todo aquello en la fiesta del príncipe fue porque quería que usted pudiera por fin tener la atención de su prometido, conozco a los hombres sé su tipo y sé cómo piensan, no es que crea que usted sola no podrá con él, pero es muy inocente para él, es por eso que si fuera por mí, le diría que mirara a su alrededor y buscará a alguien más. Su Alteza no la merece y no se lo digo por qué a mí me guste, se lo digo por qué un hombre que no sabe valorar desde un comienzo a la mujer que tiene a su lado no vale la pena para mí.
Sarah Miró a su amiga con más calma y agregó.
— No me imagino mi vida lejos de su Alteza, llevo enamorada de él desde que era una niña...— Dayana tenía ganas de vomitar, le parecía tonto que una mujer como Sarah, con las dotes que ella poseía, estuviera tan ciega ante un joven tan tonto como el príncipe Esteban. Cuando Sarah terminó de hablar de por qué estaba tan perdidamente enamorada del príncipe, vio la cara que su amiga tenía y agregó — Tal vez no lo entienda aún porpor qué está enamorada, pero cuando eso le pase...
— No princesa, yo si estoy enamorada...– Sarah la miro intrigada y Dayana agregó — De mi misma, todas las mañanas me miro al espejo y me pregunto por qué dios me dio tanta belleza...
Sarah se carcajeó y sin tomarle importancia a su chiste dijo.
— Ríase, pero cuando el amor llegue a su vida, sabrá de lo que le habló.
Su conversación no pudo continuar, puesto que el duque al ver que no llevaban estaba apuntó de ir a buscarlas nuevamente, cuando las vio hablando, llamó su atención para qué se acercarán a entrenar.
***
Como Dayana lo había planeado, el príncipe se había concentrado en Sarah, puesto que para Esteban el que Sarah perdiera interés en él era algo inaceptable. Ambos daban paseos por los jardines del palacio, la capital e incluso se los podía ver compartiendo desayunos y almuerzos en los mejores restaurantes del imperio. Sarah estaba muy feliz con toda esta situación, ella siempre había deseado que su prometido fuera así de atento, además que el príncipe había empezado a demostrar sus sentimientos por ella.
Por otra parte, Dayana se encargaba de aconsejar a Sarah para mantener el interés del príncipe, puesto que su amiga era alguien que se entregaba al cien por ciento al servicio del príncipe y si bien eso no estaba tan mal en una mujer enamorada, esto era contraproducente para ella, puesto que el joven era una persona muy egocéntrica y con tantas mujeres a su alrededor la tentación estaba presente en todo momento, tenía que asegurarse de que Sarah pudiera enamorar al príncipe antes de que ella decidiera marchar.
En las últimas semanas, había notado que todo iba según la trama original lo decía. El príncipe aunque estaba empezando a interesarse por la princesa, ella había notado que cuando la veía en el ducado o por la capital, este intentaba acercarse a ella y entablar conversación de cualquier tipo. Claramente, esas conversaciones terminaban con frases con doble sentido e invitaciones a compartir más tiempo juntos, algo que aunque ella lograba rechazar con decoro, cada vez se sentía más incómoda, puesto que sabía perfectamente lo celosa que era su nueva amiga y tenía miedo de que esto trajera problemas a futuro.
Fue por eso que conversando con el duque Milton, se enteró de que en la frontera había conflictos y muchos soldados estaban siendo invitados para controlar los incidentes y entre ellos los hermanos Ferreira, quienes por ordenes del emperador, tuvieron que partir en la tarde. Muchos nobles y plebeyos mercaderes, que pasaban por esas rutas, últimamente eran asaltados e incluso se habían reportado casos en los que habían encontrado heridos. Esta historia le sonaba de algo, pero por más que intentaba recordarlo no sabía por qué este asunto la tenía tan inquieta, fue entonces donde lo recordó. Los hermanos Ferreira serían enviados para controlar la situación, pero de camino fueron emboscados y el conde Ferreira fue gravemente herido, lastimosamente no pudieron salvar su vida y fue ahí donde el ministro de guerra empezó a adquirir su fama del hombre más temido de Amatista.
Dayana planeaba ir con ellos a escondidas tanto del duque como de su padre, solo alguien sabría de su viaje y esa sería su pequeña hermanita. En el último tiempo la niña se había convertido en familia para ella, al igual que el barón, pero sabía que si le contaba a su padre de sus planes no la dejaría partir. Únicamente le informó de todo a su hermana y entregándole una carta a la niña para que se la entregará a su padre cuando ella ya no estuviese, se despidió de ella y se fue a su cuarto a dormir. Esa noche espero a que todos estuvieran dormidos y en cuanto creyó que el momento había llegado, se vistió, tomó la katana que el duque le había mandado a fabricar para ella y con dirección a los establos, camino en completo sigilo para no despertar a nadie.
Cuando logro salir de la mansión empezó su viaje hacia las rutas de comercio, los hermanos Ferreira, habían partido esa misma tarde y si cabalgaba durante toda la noche podía alcanzarlos en la mañana.
***
La mañana había llegado y en el campamento que habían decido montar en la noche, los jóvenes Ferreira, staban terminando de juntar sus cosas cuando empezaron a escuchar gritos de ayuda y súplicas.
Pronto tomaron sus espadas y cabalgando en sus caballos se dirigieron al rededor de veinte hombres junto con ellos hacia donde los gritos se escuchaban. Pronto lograron visualizar un carruaje y algunos soldados intentando proteger a los nobles que estaban en ellos.
Stefan al ver esto empezó a dar indicaciones a sus hombres y se acercaron a ayudar.
Lo que nunca esperaron fue que de pronto más y más bandidos llegarán al lugar superándolos en números.
Cristian al notar esto se acercó a su hermano, luchando junto a él para cubrir sus espaldas. La batalla fue ardua, los bandidos estaban muy bien entrenados, parecían ser desertores, ex soldados que prefería vivir fuera de las leyes que los monarcas impartían en sus imperios. Pronto otro grupo llegó y Stefan al ver esto reunió a su escuadrón y formando un círculo dijo.
— No se separen...
– Vaya, vaya... pero miren lo que tenemos aquí...— Uno de los bandidos camino hasta llegar frente a los soldados de Stefan y dijo.— Sí son enviados de Amatista... entreguen sus armas y prometo ser piadoso y darle una muerte rápida...
Cristian — Será mejor que ustedes suelten las suyas...
— Creo que no ven la situación completa... están rodeados y pronto llegarán más...
Pronto el sonido de un caballo se escuchó de tras de ellos y Dayana con toda su ropa cubierta de sangre, sonrió y levando su mano izquierda, llamó la atención de todos los presentes.
— Lo siento... no creo que tus amigos lleguen. Acabó de encontrarme con algunos y...— Dayana lanzó la cabeza que traía en sus manos y continuo— fueron muy groseros al darme indicaciones.
Cristian y Stefan estaban en shock, no podían creer lo que sus ojos veían, la señorita Lauren estaba completamente loca.
El bandido al ver como la chica lanzaba la cabeza de uno de sus hombres volteó a mirarla y enojado grito.
— Maldita perra... quien carajos eres...
— Eso no interesa, lo que importa aquí es que ya no podrán asaltar más estas tierras, ahora suelten sus espadas y ríndanse, por órdenes del emperador de Amatista irán a la capital para ser condenados por sus crímenes...
Las risas no se hicieron esperar y el líder ordeno.
— Maten a todos, menos a la perra, ella es mía.
Sin más la lucha volvió a comenzar y tango Stefan como Cristian intentaron llegar junto a Dayana, no podían permitir que la mataran.
Por otro lado, Dayana bajo de su caballo y con su espada en mano corrió hacia el líder y tomada posición de combate la batalla comenzó...