La Noble Señorita Se Divorcia

Susan entra al despacho, ella está calmada, supone que John está igual.

Aquella casa fue un buen lugar, los jardines tienen sus flores favoritas, las cortinas ella las eligió, ahora eso ya es parte de su pasado.

-Susan, regresaste, gracias, yo quiero disculparme.

John no puede mirarla a la cara, siente vergüenza

-Marquez, solo vine a entregarle esto - deja en su escritorio el sello de la marquesa-

-No, por favor, perdóname, te juro que eso va a terminar, podemos ser una familia.

-Una familia? La dejarás? Dijiste que lo harías y regresando te fuiste a meter a su cama, no John, yo merezco a alguien que me mire a mí, que yo sea su prioridad.

Me golpeaste solo por qué supones que la empuje, ella se aventó sola.

-Ella no haría eso.

-Que? Entonces piensas que yo la aventé.

-Susan...

-Ella no va a salir de tu vida, ahora es la mujer que perdió un hijo tuyo, acaso la vas a abandonar, jamás podrás dejarla -suspira profundamente y se calma- ahora pueden casarse, yo me iré.

-Te vas a ir con él? Es eso verdad, dímelo!

-Si me voy a ir con él, pero no de la manera que piensas, entre él y yo no hay nada.

-Eso no piensa él, tú no te puedes ir, no lo voy a permitir.

-Suéltame, si vine fue para decirte que no me busques, solo quiero que cumplas con tu palabra sobre el administrador de la Baronía, te recuerdo que el contrato tiene tu sello y es válido, si haces algo contra mi hermano o mi madre te voy a demandar.

-Tu madre no sabe del divorcio verdad, le diré y ella no permitirá que te vayas.

-Te recuerdo que tengo 20 años, soy mayor de edad y mi madre no tiene el derecho de nada, además no voy con ella, tengo otros planes.

-Si, te vas a ir con Even, dime, eres su amante.

John la abraza y toma sus manos, ella no puede zafarse de su agarre, solo la tumba en el sillón, ella está asustada.

-Suéltame.

-No, está es la única manera de detenerte, así no te vas a ir.

Por favor, no lo hagas, eres un cobarde, voy a gritar -Le decía llorando y suplicando-

John por favor no, si dices quererme, no lo hagas, por favor.

Él no la escuchaba y solo la besa a la fuerza, Susan por más que patalea no la suelta, solo muerde los labios de John lo más fuerte que puede y él la deja de besar

-Porque, por qué no puedes amarme -Le decía él poniendo su cabeza en el cuello de Susan - No te vayas

-Déjame... -le dice llorando-

John solo huele su perfume, su aroma, siente sus lágrimas en su mejilla, se alza para ver su rostro y refleja pánico, que fácil sería hacerla suya ahí, así ella no podría irse, pero esos ojos verdes lo ven con desprecio, con miedo, aquellos ojos que quería que lo vieran con amor, la recuerda sonriendo en los jardines, con sus amigas, en las fiestas, los desayunos con ella, ellos tenían todo eso, ahora no hay nada.

Él la suelta y se levanta, Susan también se levanta y acomoda su ropa.

-Perdón, te juro que no haré nada en contra de tu familia, ahora sal de aquí, vete, yo te quiero, pero no quiero verte llorar, ni que me veas con odio, solo vete por favor -Le decía John con lágrimas en los ojos y la voz entre cortada y sin verla-

Susan solo sale del despacho, no voltea atrás, su carruaje espera, sube llorando y agitada, quería despedirse bien de él, pero fue inútil.

John solo la ve que se va, quiere salir a detenerla, pero sería inútil, solo cae sentado para no dejar de llorar, sus recuerdos con ella no lo dejarán tan fácil, Susan es alguien muy importante, algo que no pudo ver a tiempo, jamás se perdonara haberla perdido.

Susan se calma en el carruaje, a pesar de todo voltea a ver la mansión, siempre supo que lo de ellos no tenía futuro, solo quiso engañar a su corazón algunas veces, sería sencillo no ver aquella situación, concentrarse en su trabajo, ser su mujer y tener a sus hijos, suena sencillo, pero siempre que él saliera se preguntaría si va con ella, si sigue viéndola, si piensa en ella cuando estén juntos, ella no está dispuesta a tener una vida así.

-Lo siento John tal vez he sido cobarde, espero que seas feliz.

Susan después de unos días sale hacia la capital, su amigo Even la acompaña, llegando a la capital manda una carta a su madre, sabe que se pondrá furiosa, en la capital pasa a la academia a ver a su hermano, ahí ella se despide de el.

-Hermana ten cuidado, sé fuerte te prometo que te llevaré a casa.

-Yo haré una nueva vida, solo concéntrate en tus estudios, estaremos en contacto.

-Si, buen viaje.

Susan solo se va, Even le consigo espacio para viajar en una caravana de comerciantes, ella va segura, además el destino parece tener otros planes.

Tras varios días de viaje, están descansando, ella ahora es una plebeya, no tiene título.

-Mi señora viaja sola, tenga, hace frío, por qué no entra a la posada.

-Hee, si gracias, no aquí estoy bien, me llamo Susan.

-Yo soy Aren

-Eres un caballero, tu señor está en la posada?

-Así es, nuestro destino es el norte, la región de las minas.

-Yo también voy hacia allá, dicen que hace más frío.

-Sí, es un clima más frío por las grandes montañas.

Aren parece ser un joven amable, él le da una bebida caliente y le comparte de su cena, las personas con las que viaja son los que llevan víveres a las minas, Even se aseguró que no corriera peligro, solo plática un poco más con aquel caballero y se va a dormir.

Su viaje continúa, en un punto se da cuenta de que aquel caballero ya no está, conversaron un poco más algunos días, le hubiera gustado despedirse, en la ciudad de la frontera hay mucha gente y es más grande de lo que esperaba, rentá un pequeño cuarto y usa ropa más sencilla, empieza a buscar trabajo, en algunos lugares no le dan, ya que no tiene referencias, tampoco experiencia, así que decide relajarse y conocer el pueblo.

-Que difícil es conseguir trabajo, le pediré ayuda a Even... Otra vez, ya me ha ayudado mucho, no quiero molestarlo

-Mi señora, que bueno verla, como está

-Oh joven Aren, bien gracias, creí que no lo volvería a ver.

-Mi señora, está arreglando la posada que está antes de llegar al pueblo, ahí nos quedaremos, yo estoy arreglando los documentos para la remodelación.

-Vaya eso es bueno...

-Quiere tomar algo, hoy hace calor

-hee...

-Perdón, no quise ser grosero, si está ocupada me retiro.

-No, solo fue la sorpresa vamos

Aren solo la ve, no sabe cómo una mujer tan bonita está sola ahí, ella es como Eliana, quiere aparentar ser alguien más, pero sus modales, su belleza y su forma de hablar las delata, la primera vez que la vio fue cuando bajo del carruaje, una dama siempre extiende la mano y ella lo hizo, algo qué le causó gracia, no había nadie que la ayudará y ella tuvo que disimular su error

-Dígame, buscará trabajo aquí en la ciudad.

-Si, pero no encuentro, me faltan referencias.

-Puede ir conmigo a la posada, mi señora necesita un ayudante en la cocina.

-Enserio? Puedo?

-Claro, ahí hay lugar para que se quede, dónde está viviendo.

-En un pequeño cuarto hacia esa dirección.

-Queee? ¿Por qué?

-Hay algo malo?

-Este, vamos por sus cosas ese lugar no es seguro, mi señora, esa zona es de... cómo decirle...

Aren se acerca un poco a ella y le dice en tono más bajo.

-Ahí viven las prostitutas y algunos mercenarios.

-Como? No sabía.

Aren le ofrece su brazo, van por sus cosas que no son muchas, el la lleva a la posada donde le presenta a Eliana, a los ancianos y a algunos empleados que están remodelando todo.

-Susan verdad?

-Sí señora, muchas gracias por recibirme.

-Esta será tu casa, Aren muéstrale donde se quedará

-Si.

Así Susan llega a un lugar agradable, Aren es buena persona, Eliana se ve que no es alguien común, es hermosa, se ve reflejada en ella, sobre todo el joven a su lado, es guapo y tiene algo que le llama la atención, será su amabilidad o algo más.