está es la historia de Betty una jovencita luchadora , positiva y humilde; que sin querer atrae la atención de un hombre que es lo opuesto a Betty.
Antoni Santino un hombre con cicatrices del pasado ,desconfiado y cerrado al amor.
NovelToon tiene autorización de Carmen C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 11: La Red de mentiras.
El sonido insistente del teléfono rompió la quietud de la oficina. Antoni miró la pantalla por enésima vez, pero Betty no respondía. Había intentado contactarla desde que James le dio la noticia de su partida, pero cada llamada sin respuesta aumentaba su desesperación. El vacío que sentía en el pecho crecía, la pérdida de Betty era como un golpe sordo que le hacía difícil respirar. Aún no lo podía creer. ¿Cómo había permitido que las cosas llegaran a este punto?
Mientras Antoni se debatía entre el dolor y la culpa, Samira, ajena a sus remordimientos, preparaba su propio juego. Sus espías en la empresa le mantenían informada de cada movimiento de Antoni, y sabía perfectamente lo que había ocurrido entre él y Betty. Era el momento perfecto para ejecutar su plan.
Samira llegó a la oficina de Antoni con una expresión radiante, interrumpiendo bruscamente una reunión que Antoni sostenía con James. Sin importarle la seriedad del momento, irrumpió con una sonrisa que parecía más un rictus de triunfo.
—¡Antoni, cariño! —exclamó, ignorando la presencia de James—. ¡Tengo una gran sorpresa para ti!
Antoni levantó la vista, molesto por la interrupción, pero antes de que pudiera decir algo, Samira sacó de su bolso un sobre y se lo entregó. Antoni lo tomó con recelo y lo abrió lentamente. Su corazón dio un vuelco al leer el contenido.
—Estoy embarazada, Antoni —dijo Samira con una voz suave y melosa, al tiempo que mostraba un supuesto resultado de laboratorio positivo—. Vamos a tener un bebé. ¡Vamos a formar una familia!
James, quien había estado observando la escena, casi dejó caer su taza de café. Su mandíbula cayó, incrédulo ante lo que estaba escuchando. Conocía demasiado bien a Samira y sabía que era capaz de cualquier cosa para atrapar a Antoni. La situación era surrealista, una jugada tan obvia y premeditada que casi resultaba grotesca.
—¡Qué mierda! —pensó James para sí mismo, incapaz de creer lo que veía. Samira había sido atrapada en infidelidades múltiples veces, y era evidente que este “embarazo” era otra de sus artimañas. Sin embargo, había guardado silencio, esperando que Antoni resolviera por sí mismo su relación con Betty, una mujer que de verdad merecía su amor.
Antoni, con la mente todavía aturdida, trató de procesar lo que Samira decía. Sabía que las cosas con Betty habían terminado de manera desastrosa, y el remordimiento lo consumía. Pero ahora, enfrentado a esta noticia, sentía como si el suelo bajo sus pies se desmoronara.
—Samira, esto es… inesperado —dijo finalmente, su voz llena de incertidumbre.
—¡Sé que será maravilloso! —Samira lo interrumpió con entusiasmo fingido—. Podemos empezar a planear la boda, quiero que todo sea perfecto para nuestro bebé.
Antoni sintió un peso en su pecho. No podía permitirse un escándalo, y menos uno que involucrara a su familia y a la empresa. Pero la idea de casarse con Samira, y de hacerlo rápidamente, le resultaba intolerable.
—Podemos casarnos, pero será por lo civil —respondió finalmente, con una voz que no dejaba lugar a discusiones.
Samira frunció el ceño, visiblemente contrariada. Su plan incluía una boda extravagante, algo que consolidara su estatus social y la atara aún más a Antoni. Un matrimonio sencillo, casi privado, no era lo que ella tenía en mente.
—¿Por qué? —protestó, haciendo un pequeño puchero—. ¡Somos una pareja poderosa! Todos esperan una gran boda. Esto se vería mal ante la sociedad.
Antoni, cansado y abrumado, no cedió.
—No hay nada que discutir, Samira. Será por lo civil y con poca gente, así es como se hará.
Samira intentó replicar, pero la mirada fría de Antoni la detuvo. Sabía que no podía presionarlo más en ese momento sin arriesgarse a que todo su plan se desmoronara. Mientras salían juntos de la oficina, Samira se aseguraba de mantener una expresión de felicidad radiante, sabiendo que los fotógrafos que ella misma había contratado estarían esperando fuera.
Al salir del edificio, flashes de cámaras los recibieron. El periodista de farándula contratado por Samira no perdió un segundo en capturar el momento, asegurándose de que las fotos de Antoni y Samira se tomaran de la mano, con una sonrisa falsa en el rostro. Al día siguiente, los tabloides estaban llenos de titulares: "Prestigioso empresario Antoni Santino se casa con la famosa modelo Samira: ¡Esperan un bebé!".
James llegó temprano a la oficina, y lo primero que hizo fue revisar las noticias en su teléfono. Al ver el titular, se quedó congelado. Con una mezcla de incredulidad y resignación, murmuró para sí mismo:
—¡Puta madre! Al final lo atrapó… Pobre Antoni.
Amanda, que había llegado al mismo tiempo, vio la noticia y sintió un nudo en el estómago. Sabía cuánto le dolería a Betty si se enteraba de esta farsa. Decidió no decirle nada, al menos no hasta que pudiera hablar con ella y asegurarse de que estuviera bien. Sin embargo, Amanda no sabía que la noticia se había difundido como pólvora por todo el país, y que Betty ya estaba al tanto.
Mientras tanto, en Los Ángeles, Betty se sentía devastada al leer la noticia. El golpe fue brutal. Sabía que Antoni y ella no tenían futuro, pero verlo casarse tan pronto, y con Samira, fue como si le arrancaran el corazón del pecho. Intentó concentrarse en su nuevo trabajo, pero las imágenes de Antoni y Samira no dejaban de aparecer en su mente. Los ojos de Esteban, quien estaba a punto de cruzarse con ella en los pasillos, notaron su tristeza.
Los padres de Antoni, al enterarse de la noticia, compartían el desconcierto de su hijo. No estaban contentos con el matrimonio, especialmente porque dudaban de la autenticidad del embarazo de Samira. Pero, como padres, sintieron que su deber era apoyar a su hijo, a pesar de sus reservas. Sin embargo, no podían evitar sentir que Antoni estaba cometiendo un gran error.
Finalmente, el matrimonio se llevó a cabo, pero fue una ceremonia civil discreta, con pocos invitados, solo los más cercanos a la familia. El evento fue pequeño y sin la pompa que Samira había imaginado, pero lo suficiente para sellar su plan. Antoni, en el fondo, sabía que su vida estaba tomando un rumbo que nunca había deseado, y la sensación de pérdida por Betty seguía acechándolo en cada rincón de su mente.