Federico Belmonte, hijo menor de Brandon y Marisol; ha vivido solamente para trabajar y ser el tío soltero que malcría a los niños.
Sin embargo, todo eso cambia cuando accidentalmente lastima a una linda mujer de ojitos tristes, logrando por primera vez, despertar su interés en alguien y decide indagar en su vida; aunque no sabe si es por curiosidad o algo más profundo.
Ella, pocos minutos atrás, fue informada de una noticia que cambiará su vida para siempre y se siente muy mal para afrontarlo frente a su familia.
¿Qué será lo que la ha dejado así?
¿Será que el accidente fue orquestado por el destino para brindarles una oportunidad?
¿El médico más prestigioso de España podrá curar ese afligido corazón, o Alma levantará un muro que los separe, cerrándose a esa posibilidad?
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Amadeo tiene un hijo
Olga abre los ojos bastante sorprendida y se preocupa de llegar a su silla nuevamente, mientras la carpeta tiembla en sus manos y sigue leyendo.
—¿Qué es?— cuestiona él al verla de esa manera.
La señora que tienen en frente está cediéndole los derechos sobre el adolescente de 12 años, llamado Theo.
—Te dije que esa noche tuvo consecuencias— responde ella—Tuvimos un hijo. — vuelve a tirar otra bomba, dejando a Amadeo mudo.
Él mira a su secretaria y ella alza la mirada luego de leer absolutamente hasta el último punto, confirmando con su cabeza lo que ha dicho la bruja.
¡Porque sí! Hay que ser demasiado bruja para mantenerte en silencio durante tantos años y luego, de la nada, venir a entregar al niño como si fuera ropa.
Él quiere decir algo, pero nada sale de sus labios... Está demasiado sorprendido.
—¡No te pongas dramático!— resopla la individua—Te hago el cuento corto— voltea los ojos— Me enteré que estaba embarazada a los dos meses que estuve contigo, pero también había dormido con otros hombres, así que no le dije nada a nadie. Me mantuve prácticamente a escondidas y registré al niño solamente con mi apellido. Recordé que los mismos ojos, los había visto en un papasote único como tú, así que revisé entre las cajas hasta que encontré tu documento.
—¿Por qué ahora?— cuestiona él interrumpiendo el cuento.
—Porque ya no me sirve— bufa maliciosamente— Fui amante de un hombre al que le dije que Theo era de él, pero como estaba casado no lo reconoció. Conseguí otros amantes cuando encontré un trabajo y una niñera que lo cuidara, por lo que, lo mantuve conmigo por beneficio con el supuesto padre, hasta hace unos meses... Él murió en un accidente y no hubo herencia para reclamar, así que acepté casarme con otro millonario, pero no quiere a ese niño, así que te lo regalo. Es todo tuyo. — resume.
A Amadeo no le da tiempo de preguntarle por qué no apareció antes, por qué no lo brindó la custodia hace años atrás o al menos aparecer para pedir una pensión, pero no pudo porque su impulsiva y linda secretaria, actúa antes.
Olga se levanta de su lugar y corre hasta la mujer para golpearla por las asquerosas palabras que ha dicho, logrando acertar algunas cachetadas, pero Amadeo reacciona y la separa de la mujer operada, antes de que lo demande porque le explote algún químico de su cuerpo.
—¡SUÉLTAME!— grita la secretaria, mientras la teñida acaricia su mejilla y la mira enfadada.
—Firma el papel y quédate con el niño. No te pido nada, ni siquiera dinero. —informa, aunque todavía lo ve luchar con la mujer que tiene en brazos.
—Cariño, tranquila— dice él para calmar a Olga, pero esta no lo escucha— ¡Hermosa, basta!— levanta la voz, sin necesidad de gritar, mientras presiona el cuerpo de la castaña contra el suyo y la obliga a detener su furia cuando acerca su cara al cuello descubierto.
—¡Lo regala!— exclama Olga en un tono de regaño.
—Lo sé y no interesa— quiere quitarle importancia a las palabras antes mencionadas por la intrusa, pero su secretaria lo mira mal, escapando de sus musculosos brazos.
—¡Es tu hijo!— reclama señalando con su dedo.
—Sí— acepta resignado sabiendo que cualquier intento de conquistar a su secretaria, se ha ido a la miərda.
—¡Firma!— le ordena ella, mientras acomoda las hojas frente a él y le brinda una birome.
—Debo leerlo— respone con el ceño fruncido, ya que no entiende esa actitud mandona.
—¡Hazle caso a tu esposa!— anuncia la mujer dando a conocer que sigue allí.—Necesito irme.
—¡Hazlo!— presiona Olga, aún enojada—Solo te dará a tu hijo como si te regalara un globo. No pide indemnización por el tiempo que no brindaste dinero, ni tienes permitido exigirle una pensión. Se llama Theo y tiene 12 años, e incluso, hay una foto de él y es igual a ti. —informa con lágrimas en los ojos
—Confiaré en ti— afirma Amadeo, recibe la birome y firma donde se le indica con una "x" para aceptar completamente a un niño que jamás en su vida ha visto, y lo peor de todo es que él no quería hijos porque sabe lo complicado que puede ser. Aún más cuando es un adolescente en su etapa rebelde.
—¡Gracias!— dice la secretaria mucho más tranquila, aunque sin poder evitarlo, voltea nuevamente y ataca a la operada, golpeando su nariz con el puño cerrado.
—¡OLGA!— reclama él, totalmente sorprendido.
—¿QUÉ? —grita en su contra—¿Vas a defenderla?— señala a su víctima mientras su pecho sube y baja frenéticamente por los sentimientos que están dominándola. Ira, celos, tristeza y más que nada, impotencia por no poder hacer mucho por ese niño.