Isabell Janssen es una hermosa mujer de 24 años, hija de una importante familia en Nashville y esposa del director de Multinational Bank DN, ha preparado todo para celebrar su aniversario de bodas y darle a su esposo el mejor regalo. Pero su esposo tenía otros planes, dos cuerpos semidesnudos en el sofá, es lo que Isabell encontró cuando se apresuró a buscarlo en su oficina. ‘A veces el amor dura y otras veces en cambio, duele mucho’, ella creyó tenerlo todo, pero esa misma noche lo perdió; se enfrentó a los recuerdos que la aprisionaban en la tristeza y frustración para poder levantarse y darse una nueva oportunidad.
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Capítulo 12. ¿Quién es el padre?
Capítulo 12. ¿Quién es el padre?
En la residencia de la familia Danner, se celebraba el primer año de vida del nuevo integrante, el pequeño Matthew dormía en los brazos de su abuela quien lo mostraba con orgullo a sus invitados.
- Ahora que tiene un año\, deberían de pensar en bautizarlo. – Dijo la señora Amanda a Joseph.
Joseph sostenía un vaso de whisky, se encontraba apartado de la multitud con expresión desencajada intentando contener su deseo por abandonar ese lugar, alejarse de todos, sobre todo de Beatrice, quien estaba a su lado como una sombra.
- Para eso… Joseph y yo tendríamos que casarnos. – Dijo casualmente Beatrice.
Joseph se mantuvo en silencio, permitiendo que las dos mujeres hablaran entre ellas, hacía oídos sordos a las insinuaciones de su madre y de Beatrice, no era la primera vez que tocaban ese tema.
- Bueno\, pues\, podemos bautizar al niño hasta los siete años\, no necesitamos tanto tiempo para poder organizar la boda\, ¿no crees Joseph? – Insistió su madre.
- Joseph tomó un sorbo de whisky y luego dejó asentado el vaso sobre la barra del bar. – Eso no pasará mamá\, ambas deben alejar esa estúpida idea.
Louise se acerca a ellos tras escuchar el comentario de su hermano mayor y abraza a Beatrice intentando consolarla. Joseph se ha convertido en un hombre frío e indiferente, habla sin pensar lo que sus afiladas palabras llegan a lastimar a la madre de su hijo. Mientras la familia atiende a los invitados, un auto espera pacientemente en el exterior de la residencia.
- ¿Están seguros de esto? – Pregunta John al señor Bruce y a Brian. – Isabell le pidió… - antes de que pudiera terminar de hablar\, el señor Bruce lo interrumpió.
- Lo que le prometí a mi hija fue no hacerle daño a Joseph\, si lo piensas bien\, en realidad le estoy haciendo un favor. – Se excusó. – Sabías que estas eran mis intenciones desde el momento en que te pedí que investigaras. – Reprochó el señor Bruce.
- Lo sé\, pero… - dijo John con tono preocupado – pensé que lo haría antes\, no hasta ahora. – Respondió.
- Es cierto\, si lo pones de esa forma\, es un poco cruel de mi parte esperar hasta ahora\, pero… ¿en verdad creíste que dejaría así sin más al hombre que lastimó a mi hija? – Cuestionó con expresión molesta. – Isabell ha permanecido lejos de nosotros por más de un año y aún no tiene planes de regresar a casa.
Los tres hombres bajaron del auto y entraron a la residencia de la familia Danner, la chica de servicio los saludó extrañamente mientras se alejaba para avisar de su llegada. Su presencia llamó la atención de los invitados, la familia Janssen era una familia conocida en toda la ciudad y sabían de la relación que los unía un año atrás. Por lo que, cualquiera podía intuir que su repentina aparición en la fiesta no era precisamente para expresar sus mejores deseos a la pareja y a su pequeño.
- Bruce\, ¿qué los trae aquí? – Preguntó el señor Robert.
- Perdonen\, es descortés presentarse en una fiesta sin invitación. – El señor Bruce y Brian fijaron su mirada en el silencioso e inexpresivo hombre que estaba junto a la barra del bar. – Pero\, sabemos que hoy el pequeño integrante de su familia cumple un año y quisimos pasar a expresar nuestros mejores deseos y a dejar un presente.
El señor Bruce caminó con porte de elegancia hacia la terraza, largas telas blancas la adornaban, se sentó en uno de los amplios sofás y palmeó a su lado para indicarle a los demás que lo acompañaran. La familia Danner se acercó con cautela a la terraza, Joseph fue el único en rechazar tal oferta, pero tras la insistencia de Brian Janssen, se vio obligado a acercarse y tomar asiento junto a su madre.
- Es increíble cómo avanza el tiempo. – Sonrió soltando un fuerte suspiro. – Mi nieto tendría casi la misma edad\, ¿cierto? – Dijo haciendo que Joseph bajara la cabeza intentando ocultar su tristeza. – La diferencia entre ellos es mínima\, mi pequeña Isabell tenía diez semanas cuando lo perdió.
- Todos lamentamos eso – dijo la señora Miranda interviniendo – fue triste para nosotros enterarnos de…
- El señor Bruce la interrumpió. – Si\, imagino que lo fue. Tanto así que no tardaron mucho en acoger en su casa a la señorita Williams. – Dijo observando sin expresión a Beatrice. – Bueno\, lo que sea\, todo eso ha quedado en el pasado\, ¿cierto? – Había una pequeña sonrisa burlona en su rostro\, su tono sarcástico no podía pasar desapercibido.
Brian sacó un sobre amarillo del bolsillo interno de su traje y lo puso sobre la mesa de centro de la terraza, todos fijaron la mirada en ese extraño sobre, todos sentían curiosidad por su contenido, sobre todo Joseph. Pocos segundos después vieron al chofer de la familia Janssen, al señor Óscar, entrar con una caja grande sosteniendo en sus manos y poniéndola bajo la mesa de regalos del pequeño Matthew.
- Ese es nuestro primer regalo. – Dijo el señor Bruce agradeciendo a Óscar con un movimiento de cabeza. – El segundo y más importante es lo que contiene ese sobre\, me gustaría que nos hicieras el favor de abrirlo.
El señor Bruce tomó el sobre y lo extendió en dirección a Joseph, él lo tomó y frunció el ceño al señor Bruce, sabía que algo estaba tramando, tanto misterio y sorpresa no era algo normal en él. Joseph rompió el sobre por el borde superior, en el interior solo habían fotos, dudó un momento antes de poder sacarlas del sobre, observó brevemente a sus padres, todos estaban igual de ansiosos, Beatrice movía los ojos de un lugar a otro, no tenía idea de que podría haber en el contenido, pero esperaba cualquier cosa de la familia Janssen, todos sabían que Isabell Janssen era la consentida del señor Bruce, si se mantuvo en silencio y sin actuar antes, fue solo porque su hija se lo pidió. En realidad, él solo estaba tomándose un tiempo para poder asegurar su estocada final.
Joseph sacó las fotos del interior, arrojó sobre la mesa el sobre vacío mientras sus ojos enfocaban fijamente la imagen frente a él, el ceño continuó fruncido, apretó los músculos de la mandíbula y el puño izquierdo al punto de llegar a lastimarse con sus propias uñas. Todos se sorprendieron al verlo pararse de golpe en dirección a Beatrice, la tomó del cuello, sujetándolo con fuerza, sus ojos estaban rojos, parecían querer devorarla, apuntaban fijos como cuchillos con filo dispuestos a lastimar.
- ¿Qué es esto? – Gritó furioso.
Su padre y John se acercaron a él para sostenerlo, intentaban alejarlo de Beatrice antes de que ella perdiera la conciencia o de que la fuerza con la que la sostenía le quitara su último aliento.
- Le prometí a mi hija no hacerte daño\, no tomar represalias contra ti\, tu familia o tu empresa\, esto es solo para quitarte la venda de los ojos. – Joseph lo observó furioso mientras luchaba para zafarse del agarre de su padre y John.
- En realidad\, lo está disfrutando\, ¿cierto? – Refutó molesto.
- Te dije que algún día lamentarías haberla perdido\, y sé que lo has lamentado desde hace mucho\, pero hoy\, hoy también me estoy asegurando de que no olvides el gran error que cometiste\, te han pagado con la misma moneda. ¿Ahora entiendes lo que ella sufrió? La diferencia es que ella si te amaba de verdad\, estoy seguro de que solo te estoy haciendo un favor al ayudarte a deshacer de la mujer que no puedes ni siquiera ver. – El señor Bruce se puso de pie\, tras él\, Brian también lo hizo y John se acercó a ellos. – Por cierto\, un último detalle\, Louise\, tú sabías sobre esto\, ¿cierto? – Louise Danner abrió los ojos como platos. – Si puedo interferir a su favor\, ella se enteró hace poco\, pero supongo que el miedo de cómo pudieras reaccionar al saber que la mujer que ella misma instó a seducirte\, te traicionó\, prefirió mantenerlo en secreto. – Louise temblaba de miedo al ver los enardecidos ojos de su hermano fijarse en ella. – Bueno\, nos gustaría poder quedarnos por más tiempo\, pero… soy un hombre de negocios\, tengo asuntos que atender.
Los invitados murmuraban entre ellos por la escena que acababan de presenciar, todos estaban temerosos del explosivo Joseph Danner, algunos prefirieron irse sin avisar para evitar incomodar aún más a la familia o presenciar algo más humillante. Louise intentó acercarse a su hermano, su lengua parecía estar entumecida, las palabras no le salían, quería decir algo, defenderse, pero no pudo.
- ¿Quién es el padre? – Gritó furioso Joseph a Beatrice ignorando la presencia de los demás invitados.
- Beatrice bajó la cabeza\, mostrándose ansiosa. – Yo… te juro que eres tú. – La mujer jugaba con el dobladillo de su vestido nerviosamente. – Perdóname – dijo acercándose a Joseph t tomándolo del brazo - yo no quería llegar hasta aquí\, pero… - La mujer enmudeció tras una fuerte bofetada de Louise\, la señora Amanda observaba asombrada en silencio mientras sostenía con fuerza al pequeño.
Joseph bajó la cabeza observando la mano que sujetaba su brazo, levantó la mirada haciéndole ver su repulsión, Beatrice no fue capaz de mantener contacto visual con él. Joseph alejó bruscamente su brazo, aflojó el nudo de su corbata, se acercó a la barra del bar y se tomó de un solo trago el whisky que quedaba en su vaso. Regresó hacia la terraza como una fiera llena de ira y apuntó en dirección de su hermana y Beatrice.
- No las quiero volver a ver. – Gritó furioso Joseph.
Salió de la residencia de sus padres, condujo su auto sin rumbo por las calles de la ciudad, había un fuerte dolor en su pecho. Se repudiaba por haber sido tan estúpido, nadie más que él tenía la culpa de todo lo que le estaba pasando, él permitió que Beatrice se acercara, el cedió a sus encantos y se dejó llevar hasta el punto de haber arruinado su matrimonio. Se lamentaba por haber perdido a Isabell, aún después de todo este tiempo, el no había podido sacarla de su corazón, la presencia de Beatrice solo lo hacía repudiarse y lamentarse internamente por no ser Isabell quien estaba a su lado. Por eso, aunque sus padres insistieron en que se casara con Beatrice, siempre se negó, se mostraba indiferente a los sentimientos de la mujer que dormía a su lado, porque no era a ella a quien quería ver antes de dormir o en las mañanas al despertarse, extrañaba con locura a Isabell.
- ¿Dónde estás? – Gritó frenando de golpe frente a la que era su antigua casa.
te agradezco no poner fotos de referencia, cada le da forma a los protagonistas y eso es valorable