Liora reencarna en un mundo mágico con una nueva oportunidad para vivir y solo busca ser feliz.
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El mundo mágico tiene muchas historias, todas conectadas pero independientes.
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Profesional
El amanecer llegó silencioso.
Liora fue la primera en levantarse.
Ya no estaba sobre el Rey, ni lo abrazaba dormida, ni lo tocaba sin querer.
Estaba sentada al borde de su cama, arreglando sus botas, con expresión tranquila. demasiado tranquila.
Cuando el Rey abrió los ojos, ella ya tenía el cabello recogido, el cinturón con armas ajustado y una expresión profesional.
Liora: Buenos días, Su Majestad. Espero que haya descansado.
El Rey se incorporó lentamente, observándola.
Ella no sonreía como siempre.
No había esa chispa de travesura en sus ojos.
No había coqueteo accidental.
Ni complicidades.
Solo… Liora Verlaine, espía de Mercia.
Él tragó saliva, incómodo.
Rey: Sí… descansé bien. ¿Y tú?
Liora: Perfectamente. Listísima para continuar la investigación.
La formalidad le dolió un poco al Rey.
La sintió como una distancia nueva, una frontera invisible que la noche anterior no existía.
Liora tomó su bolso con las herramientas mágicas, la flor del guardia ya no estaba.
Rey: ¿Quieres desayunar primero?
Ella se giró con una sonrisa amable… pero neutral.
Liora: Claro, Su Majestad. Desayunar es importante para mantener energía.
Y salió de la habitación.
El Rey se quedó un instante mirándola irse, sintiendo un vacío extraño.
Durante el desayuno Eamon llegó con un plato rebalsado de pan.
Eamon: ¡Buenos días! ¿Listos para otro día de vigilancia y frustraciones?
Liora: Totalmente lista.
Eamon la observó con el ceño fruncido.
Eamon: ¿Estás… bien? Pareces… no sé… muy seria..
Liora sonrió, impecable.
Liora: Estoy enfocada. Eso es todo. Tenemos una misión que cumplir.
El Rey desvió la mirada, incómodo.
Los tres se movieron por la zona como sombras bien entrenadas.
Liora caminaba adelante, con movimientos precisos, silenciosos.
Analizaba huellas, revisaba entradas, anotaba patrones con absoluta concentración.
Eamon la observó un rato y murmuró al Rey:
Eamon: ¿Está… rara? ¿O soy yo?
Rey (tenso): No estás equivocado.
Eamon: ¿Se pelearon?
Rey: No. No exactamente.
Eamon: Pero algo pasó.
El Rey respiró hondo, incapaz de negar.
El día anterior, Liora bromeaba cada cinco minutos.
Hoy… no había más que profesionalismo frío.
Liora (volteando brevemente): ¿Todo bien allá atrás?
Rey: Sí.
Eamon: ¡Perfecto!
Liora asintió y continuó trabajando. Era eficiente. Era impecable. Era brillante.
Pero no era la misma. Se ocultaron detrás de unas rocas para observar el movimiento del templo.
Eamon comía una manzana.
Liora revisaba el mapa sin mirar a ninguno de los dos.
El Rey… la miraba a ella. Analizaba cada gesto. Cada distancia que ella marcaba. Cada vez que no lo miraba más de medio segundo.
Ella estaba cumpliendo exactamente lo que prometió.. ser solo su aliada. Nada más.
Liora: Tenemos movimiento nuevo. Parece que cambiaron la guardia. Podemos usar ese punto débil esta tarde.
Rey: Excelente análisis, Liora.
Liora: Gracias, Su Majestad.
Después de horas de observación, regresaron por el sendero del bosque.
Liora caminaba adelante, decidida, sin esperar a nadie.
Eamon aprovechó el momento para susurrar..
Eamon: Su Majestad… sea lo que sea que pasó… Liora está diferente. Muy diferente.
Rey: …Lo sé.
Eamon: ¿Y no piensa decirle nada?
El Rey apretó la mandíbula.
Rey: No tengo nada que decir.
Eamon resopló.
Eamon: Pues entonces prepárese… porque si sigue así… va a perder algo que no sabía que tenía.
El Rey lo miró sorprendido.
Eamon (encogiéndose de hombros): Solo digo la verdad.
Liora caminaba varios pasos por delante, como si no quisiera darles la oportunidad de ponerse a su lado.
No era rechazo.
No era enojo.
Era aceptación.
La aceptación más dolorosa.. que él no la quería. Y que eso estaba bien.
Pero mientras más caminaban… más claro le quedaba al Rey que algo dentro de él se resentía.
Al ver su distancia.
Al ver su silencio.
Al ver que ya no lo miraba como antes…
Algo dentro del Rey se removía.
Algo incómodo.
Algo molesto.
Algo que no reconocía. Y que no quería reconocer. Aún.
La posada estaba silenciosa cuando regresaron esa noche.
Un par de faroles seguían encendidos en el pasillo, pero el resto del edificio dormía.
Eamon se retiró a su habitación después de un “buenas noches” rápido, dejándolos solos frente a la puerta de la suya.
El Rey abrió la puerta y Liora entró primero.
La habitación era la misma de siempre.
Pero se sentía distinta.
Menos cálida.
Menos viva.
Menos… ellos.
Liora dejó su bolso sobre la mesa, con movimientos precisos.
Preparó sus armas.
Guardó los pergaminos.
Casi parecía una soldado más que la mujer dulce, traviesa y alegre de días anteriores.
El Rey la observó durante varios segundos antes de hablar.
Rey: Liora… ¿podemos hablar un momento?
Ella se giró, con una sonrisa amable… pero formal.
Liora: Por supuesto, Su Majestad. ¿Sobre la misión?
El Rey dudó.
Ahora dudaba mucho más que antes.
Rey: No. Sobre nosotros.
Liora bajó un poco la mirada, respiró hondo, y cuando volvió a mirarlo… había puesto un muro suave, invisible, pero firme.
Liora: Su Majestad… no hay nada que hablar al respecto. Usted fue muy claro.
El Rey frunció el ceño levemente.
Rey: No quise que lo interpretaras como..
Liora lo interrumpió suavemente, sin brusquedad, sin enojo… solo con calma.
Liora: No interpreté nada. Usted fue honesto. Y yo lo agradezco. No tiene por qué explicarse más.
Ella sonrió, pero era una sonrisa profesional.
Una que él nunca había visto dirigida hacia él.
Liora: Desde hoy, me enfoco en la misión. En servirle como espía. En cumplir mi deber con Mercia.
Nada más.
El Rey dio un paso hacia ella.
Rey: Liora… no quiero que seas tan distante.
Ella inclinó la cabeza, respetuosa, pero firme.
Liora: Con todo respeto, Su Majestad… usted puso la distancia anoche. Yo solo la estoy respetando.
Eso le dolió más que cualquier crítica abierta.
Fue como un recordatorio directo.. ella sí había escuchado y aceptado lo que él dijo.
El Rey intentó suavizar la voz.
Rey: Pero eso no significa que no podamos ser amigos.
Liora sonrió otra vez.
Esa misma sonrisa diplomática que usaría ante un noble que no le cae bien, pero al que debe tratar con educación.
Liora: Usted es mi Rey. Y yo soy su subordinada en esta misión. La amistad… no es necesaria para que funcione este equipo.
El Rey abrió los labios para replicar, pero ella no le dio espacio.
Liora: Además… no quiero incomodarlo intentando acercarme más de lo que usted desea. Prefiero mantener lo que es seguro. Lo que no interfiere con su trabajo ni con mis deberes.
El Rey sintió un peso en el pecho. Molesto. Extraño. Inesperado.
Rey: Liora… yo no..
Liora bajó un poco la mirada, ya sin sonrisa.
Liora: De verdad, Su Majestad… estoy bien. No tiene que preocuparse por mí. Ni por mis sentimientos.
Le dio una pequeña reverencia cortés.
Liora: Gracias por su consideración. Buenas noches.
Y se dio la vuelta para preparar su ropa para dormir.
El Rey se quedó de pie, sin saber qué hacer con las palabras que no había dicho.
Con esa sensación incómoda en el pecho.
Con ese vacío nuevo entre ellos.
Porque él había querido poner distancia…
Pero no había imaginado lo que se sentiría cuando ella obedeciera.
Ojalá en el ducado encuentre alguien de otro reino que la invite a conocerlo 😏
😂🤣😂🤣😂 Estos dos hombres ya tienen canas verdes /Grievance//Grievance/