La novela trata de la vida de Rouse y Henry, él es profesor de la universidad de letras y ella su alumna, ambos se embarcan en un romance prohibido. Él le enseña un nuevo mundo de morbo y pasión, cumpliendo todas sus fantasías, pero no todo siempre es color de rosa. El padre de Henry y su ex se unirán para cambiarlo todo por un propósito egoísta.
Traiciones, engaños, malentendidos y más tendrán que vivir y decidir si vale la pena seguir juntos o no.
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Capítulo 12
-¿Henry, que haces acá? - preguntó sorprendida Rouse mirando como Henry se apoyaba en un pie y luego en el otro, nervioso
-Necesito hablar contigo, y disculparme por como actué hoy... - se disculpó Henry entregándole un ramo de lirios, sus favoritas.
Rouse tomó el ramo en sus brazos, e hizo pasar a Henry. Inmediatamente aparecieron las chicas como las chismosas que son.
-Si son de disculpas, espero también tengas unas para mí- se burló Lexy, pero no le duró mucho ya que Henry le lanzó un Taser (arma de electrochoque) dejando a todas patidifusas por ese regalo. Lexy abrió mucho los ojos y comenzó saltar abrazando a Nat - ¡Pero que buen cuñado me tocó! - causando que todos se carcajearan por sus ocurrencias
De pronto, sin que se lo esperaran, Henry sacó una cajita de chocolates amargos y se los arrojó a su hermana, quien pegó un gritó y abrazó a Lexy dando saltitos
-¿Pero que pasa?, les doy un regalo y se abrazan entre ustedes - río burlón Henry solo para provocarlas
-Mejor subamos a mi cuarto - se lo llevó Rouse del brazo antes de que las chicas quisieran probar el juguete de Lexy en Henry.
Él sin objeción se dejó guiar, y al entrar al cuarto un reconfortante aroma a flores lo invadió, miró a su alrededor, había libros, muchísimos, por todos lados, también tenía plantitas de interior que le daban vida al cuarto. Miro hacía la cama, era linda, de dos plazas, don dorsel y roble, la cubrían unas suave suavecitas frazadas color marrón clarito y unos almohadones a juego en la cabecera. Sin poder resistirlo se tumbó allí y absorbió todo el aroma que su mujer había impregnado allí, estaba totalmente absorto en sus cosas que no se dió cuenta que Rouse lo miraba con estupor y roja como un tomate de la vergüenza.
Rouse se sentó en la cama junto a él, sacándolo de la ensoñación.
Henry pegó un salto de la sorpresa y la miro algo apenado
-Rouse... lo siento, yo...es que tu aroma es algo muy embriagador para mí
- De acuerdo, ¿que querías decirme? - preguntó ella sería por fuera, sonrojada por dentro
Henry se quedó sentado en la cama e hizo que ella se sentara junto a él, mirándola a los ojos suspiró.
- Hoy ha llamado mi padre a la universidad, insiste en que me haga cargo de sus empresas... él es, un empresario muy acaudalado, pero es más frío que el hielo... sobre todo, luego de que murió mamá cuando tuvo a Nat, él nos puso varias nanas a nuestro cuidado y se desentendió de nosotros, encerrándose en su oficina, luego cuando cumplí la mayoría de edad, comenzó a hacerme estudiar administración de empresas y economía, pero yo estaba furioso con él por como nos había tratado a mí hermana y a mí, asique me negué, pero no fue solo por capricho, yo ya sabía lo que quería hacer de mí vida, y hasta el día de hoy, sigue sin aprobarlo. Hoy llamó para hacérmelo saber, cuando terminó la clase fui a confrontarlo y amenazó con quitar su apoyo a las universidades si yo no dejo mi trabajo, luego fui a mí casa, me bañe y vine a pedirte perdón ahora que estoy con la mente más clara - terminó de hablar Henry, cuando quiso decir algo más fue interrumpido por los labios de Rouse sobre los suyos, sorprendido al principio abrió mucho los ojos, pero al segundo siguiente le correspondía muy calurosamente.
- Lo siento Henry, no sabía que todo estaba tan mal, ya Nat me había comentado algo antes de empezar a ver la película, pero pensé que fuera así... - ella lo miró a los ojos, los suyos propios brillaban de amor al mirar a ese increíble hombre, además, porque ese mismo brillo se reflejaba en sus ojos también - lamento que hayas tenido que pasar por todo eso, pero no estás solo, ahora además de Nat, también me tienes a mí, que te amo con locura.
Henry abrió muchísimo los ojos al escucharla y se quedó tieso, Rouse quedó igual que él al darse cuenta de lo que había dicho, pero cuando lo vió sonreír como un bobo, supo que ya no había caso, esperaba perdidamente enamorada de él.
-Yo te amo aún más, mi bella Rouse, desde el momento que mis ojos se posaron en vos, perdí todo razonamiento, y el tiempo se escapaba de mis dedos. Desde ese momento supe que vos serías mi mujer y la madre de mis futuros hijos, porque si no es con vos, no quiero nada de esta vida, te amo mi amor - expresó sus sentimiento Henry mientras Rouse lloraba emocionada.
Ella saltó sobre él y le llenó la cara a besos para luego abrazarse muy fuerte.
-Amor, ¿que te parece si hoy salimos a una cita? - preguntó de pronto Henry entusiasmado
Rouse al ver la ilusión en sus ojos, sonrió y aceptó, pero cuando Henry estaba por salir del cuarto para dejarla alistarse se volvió y con unas sonrisa pícara habló
-Mi amor, está noche te tengo otra sorpresa y espero te guste - luego de decir eso se fue. Rouse pensó que podría ser, pero sin darle tantas vueltas se alistó y bajo a ver a sus amigas
- Ya Henry nos avisó que van a salir a una cita, ¡pero amiga!, ¡estás despampanante! - gritó Lexy emocionada al ver a su mejor amiga tan linda, aunque ella no era de producirse, lo habia hecho magníficamente
- Es verdad cuñada, está noche vas a llevarte todas las miradas a donde sea que vayan, mi hermano va a volverse loco - río Nat contenta por ambos
Rouse llevaba un elegante vestido negro de un solo hombro con una abertura alta en la pierna, que realzaba su figura. Complementaba el look con guantes largos negros y sandalias de tacón con tiras negras. Su cabello estaba recogido en una coleta alta y lleva un pendiente llamativo en una oreja, además de un anillo visible en la mano que sostiene un bolso de mano negro. El conjunto es sofisticado y moderno
- Gracias chicas, pero no creo que sea para tanto, por cierto ¿dónde está Henry? - preguntó Rouse mirando para todos lados
- Ya viene, dijo que iba rápido a su casa para prepararse y te pasaba a buscar - le respondió Nat contenta de que su hermano por fin haya encontrado a alguien que lo ame loca y genuinamente
De pronto sintieron que alguien golpeaba la puerta, al abrir quedaron con la boca abierta al ver cómo estaba vestido
Henry llevaba una camiseta tipo polo blanca de manga corta con textura acanalada y botones en el cuello. Usaba pantalones negros ajustados, y como accesorios, lleva gafas de montura negra, un brazalete negro en la muñeca derecha y un anillo plateado en el dedo índice derecho, y para finalizar unos zapatos de vestir negros. Su estilo era más casual y moderno.
- Creo que me pase - dijo avergonzada Rouse que iba vestida más formalmente
-¡No mi amor!, ¿de qué hablas? te pongas lo que te pongas, siempre serás la más bella a donde quiera que vayas y está noche opacaras hasta a las estrellas y la luna. Además a donde vamos, la ropa no importa- le sonrió guiñandole un ojo, Rouse pensó que eso era una pista pero no pudo deducir de a donde irían, ya estaba impaciente.
Subieron al auto de Henry y él manejó tranquilamente sorteando varias calles, parecía que manejaba yendo a lugares al azar, cuando de pronto frenó en frente de un club y cuando Rouse estuvo por bajar, él la detuvo, se volvió a ella un poco nervioso, lo cual le preocupó a Rouse, no entendía nada.
-Henry, ¿dónde estamos, por qué no vamos entrando al club?, ¿no es aquí a donde querías venir? - preguntaba Rouse mirando al club "Frizante" decía.
- Si, acá quería traerte, pero antes tenemos que hablar. Es importante para mí que todo quede claro entre nosotros, la confianza es primordial, y sí no quieres esta bien, no pasa absolutamente nada, y seguiremos como estábamos, no cambiará nada, te lo prometo mi amor - explicó Henry mirándola a los ojos y acariciando su mejilla con ternura
-¿De que estás hablando Henry?, ¿porqué iría a cambiar algo entre nosotros? - preguntó Rouse entre nerviosa y preocupada
Henry suspiró.
- Es un club swinger, de intercambio de parejas - confesó de repente, dejando a Rouse con los ojos abiertos de par en par