Flor Watson, una joven periodista que en su tiempo libre es una heroína, todo parecía ir bien en su vida, sin embargo, quien iba a pensar que su boda, iba a ser el comienzo de una aventura fuera de este mundo.
Rho Mor, un viejo pirata intergaláctico, los secuestra para venderlos a un zoológico de una Galaxia lejana. Junto a ellos van cautivos 3 rehenes más: Loxy, un canino de otra Galaxia; Roxy, una princesa elfo de un planeta lejano a la via láctea; y Kror, un cíclope ex convicto
¿Podran Flor y Stan regresar a la tierra?, y en el proceso, ¿Podran salvar el universo del Capitán Rho Mar?.
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Capitulo #18: Revancha
Todo el palacio había temblado gracias a una explosión inesperada que abrió un inmenso agujero en la pared. Confundidos e intrigados nos asomamos entre la multitud, y vimos a los guardias acompañados de aquella elfa, solo que esta vez, ella iba armada con unas garras de plasma.
—Hmph, es un buen momento para una revancha ¿no lo crees?, Watson, humano —se burló mientras nos miraba con superioridad—
—¿Qué están esperando? ¡¡Capturen a los especímenes!!
Los invitados comenzaron a correr fuera del palacio mientras los guardias nos disparaban. Stan rápidamente me abrazó y usó sus alas de sangre para protegerme.
—Nosotros nos encargamos de ella —Stan lanzó telarañas de sangre hacia unos pilares de piedra para derribarlos encima de los guardias—. Tú ayuda a tu hermano a evacuar
—De acuerdo, solo… ¡No los mates!, recuerda que nadie aparte de esos guardias debe morir
—¿Qué? Pero Flor…
—Sin muertes, Stan, ¿escuchaste?
—Agh, lo intentaré, solo ve
Asentí para acto seguido ayudar a los invitados a evacuar, evitando así que muchos inocentes salieran heridos por los guardias del zoológico, entre ellos estaba aquel niño del museo.
—Por favor, no nos hagan daño. Haremos lo que sea, solo no le hagan daño al niño —suplicó una madre tratando de proteger a su hijo—
—M-Mamá —balbuceó aferrándose a su madre—
—¡Es mejor que no se muevan!, o les dis…
Un guardia intentó separarlos; lo inmovilicé de un puñetazo en el estómago. Su compañero trató de ayudarlo, y también lo dejé inconsciente con otro golpe.
—¡Rápido!, ¡Vayan a la salida!
—S-Sí, gracias
Ver a ese niño con su madre, me causó un sentimiento extraño; no sabía si era envidia o algo más. Pero sabía que, desde que visite aquel museo, no dejaba de pensar en lo que era una familia, en mis padres biológicos y en lo que perdí.
Aunque, siendo honesta, me sentía aterrada con esa idea, no solo por ser madre, sino por la idea de volver a perder lo que más amo por mi irresponsabilidad.
Kror al ver a los guardias, no dudó en lanzarse a la pelea, como a él tanto le gustaba, golpeando y pateando a todos los que veía, incluyendo personas que no eran guardias.
—¡¡Así que vinieron por la revancha!! ¡¡El gran Kror se las dará!! —vociferó—
—¡¡Oye!! ¡¡No le hagas daño a los civiles!! —me quejé ayudando a una anciana a ponerse de pie—
—¡¡La misericordia es para los débiles, gran guerrera Thlor!!
En medio de una de sus peleas, una granada de un guardia rebotó y cayó junto a un pilar. La explosión hizo que el pilar comenzara a desplomarse.
—¡¡Dan!! —gritó su madre al ver que el pilar iba a aplastar a su hija—
Alcancé a sujetar el pilar en el aire con ambas manos antes de que cayera. La madre, sin perder el tiempo, cargó a su hija en brazos y corrió hacia la salida. Entonces, la elfa intentó aprovechar que tenía las manos ocupadas para atacarme por la espalda pero antes de que pudiera tocarme, recibió una patada de Stan que la derribó al suelo.
—¡Sentada! —gritó Stan apartándola de mí—
“Solo espero, y me haga caso al menos por esta vez” pensé dando un suspiro y mientras veía a Stan
—¡Tú!, ¡Tu maldito parásito no es nada para mí ahora! ¡¡Esta vez voy a darte una paliza!! —rugió la elfa, lanzando un ataque con sus garras. Stan la esquivó con agilidad—. ¡¡Deja de moverte!!
—¡Vamos!, no es tan difícil, solo es acertar un golpe, Señorita Uñitas —se mofó Stan, mientras la esquivaba con ayuda de sus telarañas de sangre—.
—¡¡Deja de burlarte!! —Stan atrapó sus muñecas antes de que sus garras lo alcanzaran—.
—Uñitas, dime… —Stan, con un giro brusco inutilizó sus muñecas, destruyendo en el proceso sus garras de plasma—. ¿Eso es todo lo que tienes?
Al ver la cara de horror de la elfa, Stan sonrió para después meterle una patada que la hizo estrellarse contra la pared del palacio y caer en el patio, sin ambos brazos.
—Ay, no... creo que no me contuve lo suficiente. Flor va a matarme —susurró, asustado—
Stan intentó acercarse para ver si ella seguía con vida, pero enseguida fue rodeado por los guardias, que no dudaron en atacarlo.
Mientras eso ocurría, Roxy se escondió debajo de una de las mesas, temblando. Esperando a que todo terminara, y con la esperanza de poder sobrevivir.
Permaneció oculta hasta que uno de los guardias la vio. Al forcejear para sacarla, no contó con Nael, quien apareció y lo noqueó de un puñetazo en el rostro.
Nael se agachó para extender la mano a Roxy. Ella al ver a su salvador se sonrojó y salió de su escondite con su ayuda.
—S-soy Roxy, digo… Yo… Ahm… g-gracias, por salvarme —agradeció sonrojada mientras jugaba con uno de sus mechones—
—Jaja, no hay de qué, ahora ve a la salida, ¿sí?
—Ahm, bueno, sabes, creo que necesitaré compañía, es un poco peligroso ir sola
—Oh, ahm, bien, entonces ¿qué te parece si te acompaño? Así estarás más segura
—S-sí, es lo mejor —respondió Roxy tomando la mano a Nael—
Cuando creíamos que las cosas no podían empeorar, la elfa cayó cerca de un viejo amigo de mi hermano mayor. Un parásito viscoso, el cual comenzó a subir por su cuerpo hasta infiltrarse por la herida en sus muñones.
La criatura la invadió y la elfa despertó aún más enojada. Sus brazos volvieron a crecer, solo que esta vez eran de sangre; sus ojos se tornaron blancos, sus dientes se volvieron colmillos, y un líquido negro cubrió su piel, chorreando por su cuerpo.
—Tú… ¿quién eres? —susurró escuchando voces en su cabeza que le insistían en levantarse—
—Eso no importa ahora, puedo sentirlo, el odio, el rencor en tu corazón... Esos sentimientos son hermosos —respondió una voz en su cabeza— Pero tranquila: yo voy a ayudarte en lo que sea
—Yo… Yo debo liberar a mi pueblo
—¿No hay algo más que quieras hacer? —Insistió—
—Sí… Yo... Quiero venganza… Quiero la revancha…
Al primero en atacar en su nueva forma: fue a Stan, arremetió contra él con una furia renovada. Esta vez, sin embargo, le regresé el favor a mi esposo y lo salve de ser herido.
—Vaya, vaya, pero miren a quién tenemos aquí: la señorita Watson —dijo la elfa, con una sonrisa fría—.
—¿Qué? Esto es distinto. ¿Quien eres tú? No eres la misma mujer que del zoológico
—Jajaja, eso ya no importa, ahora lo importante es que esta vez seré yo quien gane