Desde hace mil años, una guerra silenciosa consume los reinos: las Bestias, criaturas feroces que prosperan en la oscuridad, buscan venganza contra las Hadas, cuya diosa, Madre Naturaleza, se atrevió a castigar a su propio dios, Némesis.
Esta guerra oculta una verdad mucho más profunda que la simple rivalidad.
Arthur, un lobo alfa nómada, ha viajado por años, prefiriendo la soledad y los placeres sin compromiso a la idea de una pareja destinada.
En el Reino de las Hadas,Titania creció en una cuna de oro que se convirtió en una sofocante prisión.
Una guerra que se desató hace mil años ha sobrevivido porque la verdad sobre su origen fue silenciada.
Cuando la inocencia se encuentra con la oscuridad, la línea entre el deseo y la destrucción se desdibujo.
Arthur y Titania están en el centro de un torbellino de intriga, magia y una atracción tan intensa que podría ser su perdición.
Libro final del Mundo de Reina Luna 🌙
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Juego de posesión
Arthur se lanzo contra las cinco bestias, que atacaban de manera sincronizada, sin contenerse, pero aun así no bajaban la defensa, pues Arthur tenía una velocidad sorprendente que los hacía mantenerse analizando cada uno de sus movimientos.
Sus golpes y sus bloqueos eran una barrera que mantenían a Titania a salvo, Arthur solo pensaba en una cosa: Derrotar a las bestias, y cobrar su maravillosa y exquisita recompensa.
Titania observaba sin parpadear, aquella pelea era real, era la primera vez que veía una así, pues normalmente las veía mediante grabaciones que tomaban las hadas para analizar a las bestias y buscar sus puntos débiles.
Ver a Arthur pelear de esa manera era sorprendente, él solo estaba enfrentandose a cinco bestias sin siquiera parecer tener problemas, su fuerza lo sorprendía, tenía ese presentimiento que ni los tres caballeros Hadas, la elite del Reino, podían compararse con su poder.
Arthur era diferente.
Las bestias se detuvieron y se apartaron, se miraban entre ellas como si estuvieran comunicándose. Arthur no las perdía de vista, ni siquiera bajaba la guardia, sabia que si eso pasaba, sería derrotado fácilmente.
—Tú... —Una de las bestias rompió el silencio y señalo a Titania.— Eres un hada —continuó con su grave y áspera voz.
Arthur se puso en frente de Titania, ocultándola de la vista de aquellas bestias, no toleraba que la vieran pues ella le pertenecía, así lo sentía y así era.
Titania sintió su piel erizarse, la habían descubierto solo con verla, debía ser imposible, ella no tenía alas que la delataban, su rostro estoico, sin emociones, sin sentimientos, comenzaba a derrumbarse, el miedo estaba apoderándose de ella.
—No te muestres derrotada ante nadie, excepto ante mí —siseó Arthur en voz baja.
Él no quería que nadie más la viera, pues solo él era el único que podría verla así, destruida, humillada, sumisa, ese era su derecho y de nadie más.
Las bestias atacaron de nuevo, pero Arthur ya no se contuvo más, tenía que terminar con todo eso, antes de que Titania se quebrara frente a ellos, hizo un rápido movimiento y arranco la cabeza de una de las bestias y la alzo victorioso mostrándosela al resto de las bestias, quienes no entendía lo que había sucedido, no habían visto en que momento el Alfa se movió, había superado la velocidad de sus ojos.
— ¿Qué eres? — Pregunto una de las bestias, pero su voz sonó directamente en la mente de Arthur.
Arthur sonrío con orgullo y crueldad, sus ojos mostraban el deseo de derramar más sangre, el poder en su interior salía a flote deseando acabar con el resto de las bestias de la peor manera posible.
Titania desvió su mirada ante lo que Arthur había hecho, sintió como el agua de la cascada comenzaba a agitarse por aquel poder que provenía de Arthur, era aterrador, la misma naturaleza estaba avisando sobre el peligro de ese poder.
Aquel poder incluso empezó a ser sofocante para ella, sentía que todo le daba vueltas, no lograba entender que era lo que estaba sucediendo, llevó sus manos a su cuello la respiración se cortaba, cayó de rodillas, la tela de su vestido se empapo en el momento, su cuerpo temblaba sin control, ella solo pensaba en una cosa, necesitaba respirar.
Las bestias se sintieron intimidadas ante la fuerza que desprendía de Arthur, sin poder evitarlo cayeron de rodillas ante él. Mientras Arthur sonreía con su descarado orgullo, el poder seguía incrementándose, tenía esa sensación que con ese poder, él podría tener al mundo entero a sus pies, pero eso era algo irrelevante para él, pues en lo único que pensaba en tener a sus pies, era a Titania. La quería totalmente sumisa, rendida ante su dominio, el deseo de que verla quebrarse ante su virilidad, era lo único que le importaba, para que ella entendiera que él era el único que podría darle el placer que ella tanto ansiaba.
De repente, Arthur sintió una extraña sensación, su poder empezaba a ser controlado por otro poder, se sentía controlado algo que no le estaba gustando para nada, miro hacía las bestias, pero no eran ellos de quienes provenía tal poder, fuera quien fuera, estaba conteniendo el extraño poder del Alfa nómada.
Esa fue la oportunidad que tuvieron las bestias para escapar, solo habían ido a inspeccionar el lugar, antes del ataque de esa misma noche, no se imaginaron que se encontrarían con un ser tan poderoso y mucho menos estuviera protegiendo a un hada.
Arthur dejo que se escaparan, pues estaba pensativo en ese poder que había salido de su interior y también en como fue contrarrestado por otro poder. Se giro hacía Titania, ella seguía de rodillas aun recuperando el aliento, su rostro estaba pálido y su cuerpo no dejaba de temblar.
—Regresemos, princesa — Se acercó de nuevo a ella, percatándose que la barrera protectora ya no existía, pero ella se alejo repentinamente, terminando de caer dentro del lago.
—No me toques —Su voz estaba temblorosa y su rostro estoico había sido quebrado, pues ahora solo podía mostrarse el miedo en ella.
Arthur la observo con sorpresa, ver aquel rostro inundado de miedo, le provoco una punzada de dolor en su corazón, pero también, se sintió orgulloso y satisfecho, quería ver más en ella, no solo miedo, ahora tenía algo en mente, verla llorar, el deseo de seguir viendo todo tipo de expresiones en la princesa hada, crecía ardientemente en el interior de Arthur.
Y no era un simple deseo, para Arthur era un propósito que cumpliría. Ver a la princesa llorar.
— Entonces, levántate, tenemos que movernos o más bestias vendrán a cazarnos —dijo con frialdad.
Titania bajo la mirada hacía el agua, no quería verlo más, temía por volver a caer en él, en las garras de ese alfa posesivo, pero también sentía temor ante ese poder que tenía oculto, nunca antes había sentido tanto odio, tanta sed de sangre, y de algo estaba totalmente segura. Ese alfa nómada no era normal.
*************
Áine llego a la entrada del palacio, esperaría la llegada de su caballero más poderoso y también fie, sabía que en cualquier momento llegaría, pero antes de que eso pasara Titania y Arthur llegaron.
No dudo en acercarse al mirar en la forma en la que se encontraba, aunque Titania había recuperado la frialdad de su rostro, Áine logro ver una pequeña grieta, estaba rota, su hermana no era la Titania de siempre, algo había pasado en el bosque y eso la preocupaba.
—¿Qué sucedió? —inquirió Áine al estar frente a ella.
Titania la miró y negó con la cabeza, no tenía deseos de decir nada, solo quería descansar.
Antes de que Áine preguntara nuevamente, un vehículo de lujo se estaciono frente a ellas y unos segundos después Xander, el caballero hada, bajó.
Xander aquel caballero hada que imponía con su sola presencia, camino hacía las dos, Titania le daba la espalda, pero él no perdió oportunidad y la recorrió con la mirada sin disimular, su vestido estaba empapado y se ceñía a su cuerpo, resaltando sus peligrosas curvas.
Arthur aún permanecía ahí, notó la descarada mirada del hada hacía Titania y eso era algo que no le agrado para nada, no quería que otro se atreviera a ver algo que de momento le pertenecía.
Sabía que con la llegada de eso caballero las cosas podrían ser un fastidio, un maldito desafío, que estaba dispuesto a aceptar, con tal de tener a la princesa hada para él, solo para él.
— Finalmente llegue — Dijo Xander con su ronca voz, justo detrás de Titania
La presencia de Xander hizo que Titania recobrara su compostura totalmente, frente a Xander no podía darse el lujo de mostraba débil, con él menos que nadie podía permitírselo.
—Bienvenido, Xander —sonrió Áine con una cálida sonrisa.
Xander hizo una reverencia ante su reina, pero su mirada no podía desviarse de Titania, quien seguía dándole la espalda, pero en ese momento sintió una mirada más, Xander la busco y no tardo en encontrarse con unos ojos oscuros que lo miraban de manera desafiante.
La furia en la mirada de Arthur y la autoritaria mirada de Xander se mantenían en duelo silencioso. Ambos hombres solo veían a Titania como algo de su propiedad.
Y así finalmente, El alfa orgulloso y posesivo, quien solo pensaba en someter a Titania en su dominio, y el caballero hada, tan soberbio y obsesionado con la princesa, ambos estaban cara a cara.
Para ellos dos, Titania simplemente era una presa que sería atrapada por uno de los dos.
El corazón de Titania latía con fuerza, controlaba su miedo que quería salir a flote, sabía que si cedía, se vería débil y destruida ante esos dos hombres.
No permitiría que Arthur, ese perro asqueroso que solo la buscaba para satisfacer sus deseos carnales, la volviera a humillar, y mucho menos se mostraría vulnerable ante Xander, quien se había encargado de encerrarla, de privarle de su libertad desde hace mucho tiempo.
Ambos eran la misma mierda. Hombre repugnantes que solo quería doblegarla a su voluntad, en un asqueroso juego de posesión.