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Gingerline

Gingerline

Status: Terminada
Genre:Completas / Intrigante / Matrimonio arreglado / Amor-odio / Amor eterno / Secretos de la alta sociedad / Mundo de fantasía
Popularitas:126.1k
Nilai: 5
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Precuela de la saga colores

Emiliana Roster quedará atrapada en un matrimonio impuesto que sus hermanos arreglaron para salvarla del despiadado Duque Dorian Fodewor. Creyendo que todo fue una conspiración para separarla del que creía ser el hombre de su vida, intentará luchar en contra de lo que siente por Lord Sebastian, el desconocido que ahora es su esposo.

NovelToon tiene autorización de thailyng nazaret bernal rangel para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

12. El invierno desolador

...EMILIANA:...

El invierno llegó y Lord Sebastian siguió sin aparecer por las puertas de la mansión, tampoco escribía cartas. No comprendía el porqué de su abandono, por más que trataba de darle alguna explicación, no pude encontrarla. Me sentía muy sola, todas las noches derramaba lágrimas, asustada, teniendo que me hubiese abandonado para siempre, como lo hizo el duque.

Tenía la esperanza cada día de que apareciera, pero volvía a despertar desolada y con un crudo invierno al otro lado de la ventana.

Los sirvientes insistían en que era normal que Lord Sebastian se ausentara por mucho tiempo.

Podía entender eso, pero lo que me preocupó fue su forma de marcharse.

La noche anterior estuvimos tan cariñosos que no comprendía el que se hubiese marchado.

Estuve en el sótano muchas veces, supervisando las plantas, algunas estaban apagadas, la orquídea ya no tenía flores, otras estaban soportando muy bien el invierno.

Con mi esposo ausente, llevé a cabo la remodelación y estuvo todo listo.

La mayoría del tiempo me la pasaba en la habitación, cerca de la chimenea, leyendo un libro o contemplando las llamas, ni siquiera me apetecía tocar el piano.

El dolor en mi alma se acrecentaba más y con una fuerza superior a cuando me comprometieron.

¿Por qué tenía que sufrir tanto? ¿Por qué Lord Sebastian me abandonó de aquella forma tan cruel?

— Mi lady, tiene visita — Dijo la doncella y me levanté sin animos del sillón, me coloqué mi abrigo de lana color verde oscuro, un sombrero grueso del mismo tono y guantes.

Llegué al salón.

— Marqués, marquesa — Saludé, haciendo una reverencia.

— Lady Mercier — Dijo el Marqués Lorenzo, correspondiendo a la inclinación al unísono con su esposa e hijos.

— Bienvenidos ¿A qué debo el placer de esta visita? Lord Sebastian está de viaje desde otoño y no ha regresado aún.

— Oh, no tenía idea de que mi hijo estaba afuera, en sus viajes de exploración — Dijo el marqués, con expresión de desagrado.

— Dejó entendido que sería un viaje de negocios — Comenté.

— ¿No sabes cuándo volverá? — Preguntó la marquesa, su hijo hojeaba todo, con el traje de invierno se veía más redondo.

— No, la verdad es que no.

— Tendrá que volver antes de su cumpleaños — Dijo el chico — Vinimos por eso.

— ¿Su cumpleaños? — Me desconcertó.

— Así es, Lord Sebastian cumple años en cuatro días y tenemos planeados hacer una celebración, aprovechar de presentar formalmente su matrimonio — Dijo el marqués, cruzando sus brazos.

Ni siquiera tenía idea de que Sebastian cumplía en invierno.

— Temo que en invierno no se realizan ese tipo de eventos — Dije, con un tono suave — Creen que la gente quiera venir.

— Si se lleva a cabo en un salón, no hay problema, tiene que haber mucha comida, eso sí — Intervino Lord Leandro y sus padres le dieron miradas de reprensión.

— Si es que el cumpleañero se digna a aparecer — Gruñó el marqués, yo estaba de acuerdo con él.

Lord Sebastian no se dignaba.

— No se preocupen, ya estoy aquí — Dijo una voz en la entrada y me tensé.

Giré mi rostro de prisa y mi corazón volvió a latir rápidamente, mi estómago sintió una agitación.

Lord Sebastian entró.

Tenía sacó grueso color azul, una bufanda, guantes y un sombrero, su ropa tenía copos de nieves.

Observé ese rostro, debido al invierno tenía las mejillas y la nariz sonrojada, con su barba recordada.

Sus pupilas azules se enfrascaron en su familia.

— Hijo mío — Su madre se aproximó y le besó las mejillas cuando él se quitó el sombrero, su cabello más recortado.

— Sebastian, pensé que no te vería el rostro después de la boda, no te dignas a visitarnos — Gruñó su padre, dándole un apretón de manos.

— Lo siento, he tenido mucho trabajo.

— Hermano, un gusto verte — Le saludó Leandro, con un abrazo también, él correspondió.

Me sentí desplazada.

Lord Sebastian observó hacia mí, muy serio y me tensé.

— Mi lady — Me saludó, pero no quise responder, solo me incliné en una reverencia cortés.

— Le estábamos comentando a tu esposa sobre tu cumpleaños, espero que tengas una celebración entre manos.

— ¿Una celebración? ¿En invierno? — Él frunció el ceño — Una cena será suficiente.

— No, por supuesto que no, ni siquiera has presentado a tu esposa formalmente — Se quejó su madre.

— Madre, nadie asistirá, es invierno.

— Al menos haz una celebración con los más allegados, tu cumpleaños es una buena excusa — Insistió el marqués.

Lord Sebastian suspiró — De acuerdo, ya pensaré en algo.

— Date prisa con eso, mira que tu cumpleaños es en cuatro días. Aquí estaremos para ayudar.

— ¿Van a quedarse? — Preguntó él, como si no le gustara la idea.

— Así es, trajimos nuestros equipajes.

— Ordenaré a los sirvientes llevarlas a las habitaciones de huéspedes — Dijo, saliendo del salón.

Su familia los siguió.

Me quedé en el salón, apretando mis puños y conteniendo las lágrimas.

...****************...

— He escuchado una infinidad de noticias que llegan de la capital — Comentó la marquesa, durante el almuerzo, yo no tenía apetito, no con Sebastian apenas dirigiendo cortas miradas hacia mí, me hallaba muy callada.

— No, no es momento para tocar ese tipo de temas — Dijo el marqués, quejándose.

— ¿Qué temas? — Preguntó Lord Sebastian, con las cejas arqueadas.

Su hermano de enfrascó solamente en comer, quisiera que esa fuera mi única preocupación.

— La Reina Vanessa.

El marqués chasqueó la lengua — Ni se te ocurra nombrarla otra vez.

— No es tema censurado, pero se supone que somos nobles y debemos ser fiel a la corona — Dijo la marquesa — La mayoría lo hace por miedo.

— La gente está murmurando que puede llegar a desatarse una guerra debido al régimen de la reina, puede que el rey de Hilaria intervenga.

Sebastian no dijo nada, siguió comiendo.

— ¿No se supone que son reinos aliados? — Lord Leandro habló después de tragar.

— Si, pero se rumorea que la reina ha estado incumpliendo con el tratado.

— Con los desalmados que trabajan para ella, dudo mucho que pueda salir de su trono — Gruñó el marqués y luego se tensó al notar mi mirada — Lo siento, lady Emiliana, pasé por alto que su hermana es la esposa de su hombre más fiel.

— No, descuide.

— Mejor no hablen más del tema — Cortó Lord Sebastian, un poco disgustado con su familia.

Después de la comida, la familia de Sebastian se marchó a sus habitaciones, para tomar una breve siesta.

Mi esposo salió del comedor y se encerró en el estudio.

Decidí que no me quedaría desplazada sin alguna razón que justificara tal desprecio.

...SEBASTIAN:...

Tener a Emiliana en mis brazos era toda una maravilla, sentir sus latidos apresurados, su respiración agitada, su cuerpo cálido y suave, era lo que más ansiaba y estaba cansado de evitarla, de huir de ella.

Por eso entré en su habitación y al verla sobre la cama, observando hacia mí con la ternura de su inocencia puesta en sus facciones y gestos.

No pude evitar probar sus labios, esa boca redonda que desde hace mucho quería saborear y mi necesidad aumentó al sentirlos, al abrirlos, succionar y morder, eran muy carnosos, muy delicados también.

Quería hacerla mi mujer, pero no podía hacerlo de una vez, tenía que mostrarle las sensaciones nuevas, las caricias y besos.

Todas las noches iría a su habitación a mostrarle, hasta que me adentrara en ella.

Tal vez las sensaciones la dejaron tan agotada que se quedó dormida en mis brazos.

La sostuve, viendo su rostro relajado por el sueño.

Besé su mejilla, toqué su hermoso cabello y olí la rica fragancia que usaba con más empeño desde que le regalé el perfume.

— Dorian.

Me aparté un poco al escuchar ese nombre.

Emiliana seguía dormida y me alejé de ella, sentándome sobre la cama.

Una sonrisa se asomó en sus labios.

Puede que yo fuese su esposo, que le hiciera sentir deseo, pero en sus sueños pensamientos solo estaba el duque.

Me marché de inmediato, con un peso en el pecho, muy dolido por presenciar como Emiliana me demostraba una vez más que solo había alguien en su mente y ese era Dorian.

...****************...

El escritorio estaba hecho un desastre de tanta correspondencia, en mi ausencia todo se acumuló y empecé a acomodar todo.

Lamentablemente, tuve que volver a la mansión, estar lejos no me ayudó en nada a tratar de superar mi gusto por Emiliana, a pesar de mi dolor, seguía anhelando a mi esposa.

Era tan débil que no pude permanecer más tiempo lejos y menos cuando el invierno me recordaba lo frío y desolador que era dormir solo y sin el calor de un cuerpo.

La puerta se abrió, Emiliana entró sin permiso.

La piel de sus mejillas estaban sonrojadas por el frío, a pesar de toda la ropa que llevaba encima, me sentía necesitado.

— ¿Por qué entra de esa forma?

Avanzó y sus ojos se humedecieron.

— ¿Qué rayos le sucede?

— ¿De qué habla?

Salí de detrás del escritorio y me coloqué frente a ella.

Soltó un jadeo y la primera lágrima rodó por su mejilla.

— Se marcha sin despedirse, no vuelve en semanas y cuando llega, me trata como si fuese una desconocida. Es un idiota.

— No pensé que a usted le importara nada de eso.

Soltó un chasquido — Debe estar loco para creer algo así ¿Qué rayos le sucede? A veces no comprendo su forma de actuar, nunca dice nada, se le aleja sin razón y me trata como si no fuese importante — Volvió a llorar — Pensé que todo había cambiado.

— Lo siento Emiliana, pero usted tiene sus pensamientos y sueños en otra parte. Temo que yo no puedo hacer nada para cambiar eso.

Frunció el ceño — ¿De qué rayos habla?

— Usted desea estar con el duque, no conmigo.

— ¿De donde saca eso? Yo no quiero estar con el duque.

— No mienta, sabe perfectamente que sí, que siempre se lamentará por estar con el hombre equivocado — Gruñí, sintiéndome dolido de nuevo y ella negó con la cabeza.

— Eso no es así.

— Puede mentirme a mí, pero cuando sueña, está con él — Dije y se aproximó.

— ¿De donde saca que sueño con él?

— Justo después de besarnos, usted lo nombró dormida, eso me deja en claro donde está su mente y claramente, yo no me encuentro allí — Le di una mirada severa y me giré hacia el escritorio.

Ella se quedó callada, pensativa.

— No, no es como usted cree.

— ¿Ah no? Entonces ¿Cómo es?

— Si soñé con él, pero no fue de la forma en que piensa, soñé que los veía, a él y a mi hermana y que Dorian se reía en mi presencia por ser una ilusa — Me tomó del brazo y la observé.

— No parecía estar peleando, incluso sonrió.

— Porque luego de ese mal sueño, hubo uno bueno, tal vez sino se hubiese marchado como lo hizo, sin esperar mi explicación, hubiese sabido que yo sonreí porque soñé con usted.

No quería creerle, pero sonaba tan sincera, esos ojos brillantes estaban sumidos en los míos.

Se aproximó y me dió un beso en los labios, corto.

Se separó muy sonrojada y con la respiración débil.

Me acerqué a ella, la tomé de la nuca y la besé a prisa, presionando su cuerpo contra el borde del escritorio.

Enterré mis manos en su cabello.

Movió su boca sobre la mía.

Nuestras lenguas se encontraron, la roce desesperado mientras chupaba sus labios.

Soltó un gemido y presioné mi erección en su abdomen.

Se apartó, con las manos enredadas en mi bufanda.

Jadeo mucho — Hazme tuya, por favor.

Besé su cuello y se arqueó.

Bajé mi mano y rebusqué dentro de su abrigo, quité los botones mientras succionaba su piel.

Llegué a su vestido y también quité los botones.

Bajé la tela de su camisón y la senté sobre el escritorio.

Sus senos eran pálidos, con pezones rosas.

Ella se avergonzó cuando los aprecié, se tornaron erizados.

Los sostuve.

— ¿Qué hace? — Su voz se agitó cuando acerqué mi boca.

— Quiero probar.

Me detuvo un poco — Pero... Los bebés son los que hace eso, yo no tengo leche y usted está muy mayor...

Me reí ante su inocencia.

— No es por eso, quiero chuparlos.

Soltó un respingo, tomé uno de los senos y luego acerqué mi boca, lamí primero y ella se estremeció.

Lo sumergí mi boca, succionando con cuidado.

Ella se arqueó, con la respiración agitada, arqueó sus cejas y entre abrió los labios.

— Se siente extraño... Se siente...

Toqué el otro seno con mis dedos y luego lo saboreé también.

Le abrí las piernas y me coloqué entre ellas.

Mi dureza quedó contra ella.

Volví a saborear.

— Ah, duele un poco, están sensibles — Susurró, muy sonrojada, con los ojos vidriosos — ¿Qué me hace?

— Es rico ¿No le gusta? — Toqué con mis pulgares.

Agitó sus caderas y soltó un gemido en alto, dejó de moverse y mordió la manga de su abrigo.

— ¿Qué sucede? — Me rocé soltó un quejido, mordí su labio — Es normal, no tema.

Bajé mi mano y rebusqué dentro de su falda, llegué a sus enaguas y metí mi mano.

Rebusqué entre sus pliegues con risos y toqué su botón empapado.

Se sobresaltó y abrió sus párpados.

Me dió una bofetada.

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Vero Pina
Al paso que van tendrán trillizos como los duques. 😍😍😍🎈😁
Francisca Miranda Garcia
excelentes historias seguiré con las que siguen, gracias
Francisca Miranda Garcia
hermosas sus historias autora me han encantado de verdad, muchas felicidades y gracias
Francisca Miranda Garcia
eso quiere decir que Celia se irá con William y su hijo Leandro
Francisca Miranda Garcia
todo me imaginé del Márquez menos que fuera un viejo cochino
Sol
Maravillosa trama, excelente tus escritos más aun cuando aparecen en las historias d esta saga y sus personajes.... Emi única y cm.supo deleitar sus ojitos /Facepalm//Facepalm/... con mente positiva q continúe la.saga x q aun hay personajes q merecen su historia /Pray/.... felicidades 👏 /Plusone/
Francisca Miranda Garcia
hijos de su pintara máscara no podían llegar otro dia
Francisca Miranda Garcia
bueno al menos sirvió para que se lleven mejor los cuñados
Sol
ja ja ja y ese es su toque y lo hace ser lindo hermoso /Drool/
Sol
/Facepalm//Slight/ se te irritó x abusar del amiguito
Sol
hay Emi si eres buza no pierdes el tiempo para deleitar tu vista /Smirk//Smirk/
Francisca Miranda Garcia
hay por Dios hasta los perros oliendo que tienen la misma sangre
Francisca Miranda Garcia
me derrito por ese Sebastián
Francisca Miranda Garcia
es Chester el padre
Francisca Miranda Garcia
a caray no quiero imaginar que ese hombre tal vez era alguien importante
Francisca Miranda Garcia
esto está color de ormiga
Sol
vamos Emi cierra el ñico x la embarra más sin querer /Facepalm//Facepalm//Facepalm//Facepalm/
Sol
Emi es tenaz y no cualquiera la.va embaucar .... /Good/
Sol
es impresionante cm llevas la relación de las tramas felicidades 👏
Raquel Sanchez
Pienso en el tigre de los Cheetos
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