Gingerline

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1 - La hermana equivocada

...SEBASTIAN:...

Mi familia estaba cenando cuando entré al comedor de la mansión.

— Sebastian — Dijo mi padre cuando quise pasar de largo hacia el pasillo, me detuve en seco y giré mi vista hacia él, forzando una expresión serena.

Estaba sentado en el extremo de la mesa, como el digno marqués que era.

— Dígame.

— ¿Qué modales son esos? — Reprendió mi madre, en el lado derecho de la mesa — Siéntate a cenar.

— Tuve un día largo, necesito irme a descansar.

— ¿Hablaste con el Conde Lean? — Insistió mi padre, limpiando su boca con una servilleta.

No deseaba casarme todavía, pero mi padre me estaba presionando con eso, no esperó ni dos días después de llegar de mi viaje a Hilaria para empezar a hostigar mi paciencia con un casamiento urgente. En mi ausencia, él organizó un baile para las nuevas debutantes de la temporada y como era de esperarse empezó a echarle el ojo a las posibles futuras nueras que quería para mí, puso especial atención en las hermanas menores del Conde Roster, solo por la razón de que tuvo una larga amistad con el padre fallecido de los Roster.

Mi padre me quería ver casado antes de fallecer, no es que tuviera enfermo, pero su voluntad era que yo tomara el título de marqués estando casado y si era posible con herederos, para asegurarse de que yo cumpliera con mis responsabilidades.

No es que fuese un irresponsable o libertino, es que le dedicaba más tiempo a mis investigaciones de campo.

La única razón por la que abordé al Conde Lean en uno de los clubes de caballeros fue para complacer a mi padre.

— De hecho, vengo de reunirme con él.

Mi hermano pequeño Leandro estaba enfrascado puro en comer, tomando todos los bocados de la mesa, si seguía así, terminaría por reventar.

— ¿Con quién se casará mi hermano? — Preguntó con la boca llena de carne y papas— ¿Con la del bastón?

Fruncí el ceño ¿La del bastón? El conde no mencionó nada de eso.

— ¡No hables con la boca llena! — Siseó mi madre, enojada — ¡Comportate!

Mi hermano no hizo el menor caso, siguió masticando con prisa.

— La Señorita Eleana Roster no es la mejor opción — Comentó mi padre — Pero, es la mayor.

— El Conde Lean aprobó mi petición para casarme con ella — Dije, de pie junto a la mesa — ¿Por qué dices qué no es la mejor opción?

— Porque esa pobre señorita está casi lisiada — Mi madre hizo un gesto de pena — Carga con un bastón para poder caminar. No es por menospreciar, pero no es buena candidata para esposa, dudo que pueda cargar con un bebé. Estuvo toda la celebración sentada en una esquina.

Tal vez el conde no lo comentó para que yo no rechazara la propuesta. No me importaba en lo absoluto, al fin y al cabo solo iba a casarme para cumplir con mi deber y con la voluntad de mi padre.

— Cásate con ella, le estarías haciendo un favor a esa pobre chica, dudo mucho que tenga suerte en encontrar a otro pretendiente, lo importante es que está en edad fertil — Concluyó mi padre, lanzando una mirada a mi madre.

— ¿Cómo harás para cargar con semejante cosa? Además de discapacitada, está pasada de peso — Criticó mi hermano, como si él estuviera en buena forma.

— ¡Cierra la boca, Leandro, más vale que empieces a moderar tu forma de hablar, me hiciste pasar pena frente a los invitados de la celebración! — Gruñó el marqués, con mirada severa.

— Lo siento — Dijo él, con indiferencia, sin dejar de comer.

— Yo me retiro a mis aposentos, mañana tengo que ir a la mansión a presentarme ante la Señorita Eleana Roster y a organizar lo del compromiso.

— Mucha suerte con eso, no te preocupes, todo saldrá bien — Me deseó mi madre, con una sonrisa en los labios.

...****************...

Me levanté más temprano de lo normal, antes de partir a la mansión Roster decidí organizar mi libreta con las anotaciones que hice durante mi viaje.

Dejé mi escritorio limpio y con el ayuda de cámara me alisté para la cita. Hoy conocería a la que sería mi esposa y aunque no era algo que me emocionaba, me sentía ansioso.

Me coloqué un traje oscuro, con un pañuelo y chaleco gris, ajusté mi sombrero y mi abrigo.

Salí de la mansión antes de que mi padre me visualizara, el lacayo ya tenía preparado un carruaje.

Prefería montar, pero como se trataba de mi primer encuentro con la familia Roster, quería dar una buena impresión.

El carruaje se detuvo después de unos minutos frente a una mansión de dos pisos, con inmensos jardines y flanqueada por un bosque extenso que llamó mucho mi atención.

Bajé del carruaje cuando el lacayo abrió la puerta para mí y subí las escaleras de la mansión.

Toqué y un mayordomo abrió la puerta.

Abrí mi boca para hablar.

— Adelante.

El Conde Lean ya tenía preparado el recibimiento.

Entré a la mansión, encontrando un amplio vestíbulo color caoba, con un estilo conservado, pinturas familiares en las paredes y una amplia escalera.

El Conde Lean estaba en medio del vestíbulo.

Me quité el sombrero.

Me dió la bienvenida e hice una reverencia.

Observé hacia las dos personas que se hallaban con él.

— Mi lord, supongo que esta es su familia — Dije, observando a la señora de cabello rojo y rostro maduro y luego a la señorita que estaba de pie junto a ella.

Era una mujer hermosa, de cabellos castaños rizados y cuerpo un poco voluminoso, con grandes curvas, pero lo que llamó mi atención fue el bastón en su mano, apoyado en la alfombra.

Di por hecho que ella era mi futura esposa.

— Soy la Condesa Elena Roster — Se presentó la doña, haciendo una reverencia — Viuda del Conde Morgan Roster — Elevó su mano hacia mí y le dí un beso en el dorso.

— Un honor conocerla, yo soy Lord Sebastian Mercier.

Dirigí mis ojos a la señorita.

— Encantada de conocerlo, mi lord, soy Eleana Roster, soy la mayor de las hermanas del Conde Lean — Se presentó, haciendo un intento de reverencia, a pesar de llevar bastón lo hizo muy bien.

Le dí una sonrisa cálida.

Eleana Roster.

Entonces ella si era mi futura esposa, la idea no me desagradaba en lo absoluto, de hecho la señorita me pareció sumamente encantadora.

— Es un placer conocer a tan hermosa señorita y a la que será mi futura esposa.

Hizo un gesto tenso.

El Conde Lean se aclaró la garganta.

— Disculpe, pero ella no es la señorita de la que le hablé.

No comprendí absolutamente nada, mi confusión y mi vergüenza por lanzar aquel piropo se hicieron notar.

— ¿Ah, no? Disculpe mi confusión, señorita.

La observé, parecía nerviosa, de hecho el conde también lo estaba e intuí que algo más estaba pasando.

— No es de importancia.

— La señorita está en la sala de té, es mi hermana pequeña.

Se suponía que iba a casarme con la mayor y que era lo que correspondía, pero al parecer el conde había cambiado los planes sin consultarme antes.

— Pero, usted mencionó que sería la mayor de sus hermanas.

El conde se sonrojó, estaba apenado.

— Temo que hubo una confusión, la señorita Eleana ya está comprometida.

¿Comprometida? Mi padre había dicho que aquella señorita no tendría suerte para conseguir ningún pretendiente debido a su condición, no era posible que de un día para otro su hermano la comprometiera, más cuando me dió su palabra.

El conde Lean me estaba ocultando algo más, ni siquiera mencionó ningún compromiso cuando nos reunimos.

Me sentí decepcionado, más cuando la Señorita Eleana me pareció encantadora.

— Mi hermana recientemente fue presentada en sociedad, pero está preparada para asumir su deber — Continuó el conde, mientras mi mente divagaba en lo que estaba ocurriendo.

Él me guió hacia la sala de té y su familia nos siguió.

Una señorita de cabellos rojos ondulados recogidos en un tocado, se levantó de un sillón donde se hallaba sentada.

Me tensé al verla.

Era una criatura muy hermosa, de piel blanca y ojos claros, con un vestido esmeralda recatado.

Yo no era un hombre de urgencias, pero mi miembro dió un respingo.

Noté que todos parecían tensos cuando nos acercamos.

La sonrisa que tenía la señorita se borró al verme y supe que ella no tenía la misma impresión de mí.

— ¿Quién es él? — Su melodiosa voz suave me hizo volver a sentir un tirón en mi masculinidad, pero mi desconcierto aumentó, eso significaba que esa señorita no estaba informada — ¿Dónde está...

— Lord Mercier, quiero presentarle a su futura esposa, Emiliana Roster — Su hermano la interrumpió y supe que algo andaba mal.

La expresión de la señorita se llenó de irritación y confusión. Todos se quedaron en silencio y me sentí sumamente incómodo.

— Hija, querida, saluda al joven — La condesa cortó el silencio, forzando una sonrisa amigable.

La señorita tragó con fuerza, parecía tener náuseas.

— No comprendo.

— Lord Sebastian Mercier será el hombre con el que te cases — El Conde Lean lo dijo con un tono autoritario.

La Señorita Emiliana giró sus ojos hacia su hermana, las pupilas se le humedecieron con dolor y su hermana también pareció sentir lo mismo.

— ¿Qué? ¿Cuándo lo decidieron? — Su voz perdió fuerza, empezó a temblar.

— Ayer, le he hablado a Sebastian de ti y se a mostrado encantado.

El conde mintió de nuevo, me habló de sus hermanas, pero estuvo más enfrascado en la mayor. ¿Por qué rayos estaba haciendo algo así? No quería estar involucrado en ningún matrimonio forzado y menos participar en lo que estaba tramando aquella familia para esa pobre señorita.

Aunque, no podía arruinarlo, ya que yo fui el que abordó al conde y si rechazaba aquella oportunidad dejaría la reputación de su familia en tela de juicio. Además, si llegaba a la mansión de mi padre habiendo rechazado el compromiso, él me daría un sermón y hasta podría me desheredar.

Mi padre era fiel a las costumbres, yo debía cumplir mi compromiso, independientemente del cambio del conde.

Tal vez esa señorita se metió en un lío, tal vez su dignidad estaba manchada y necesitaban casarla para que la reputación de la familia no se viera afectada.

Así que me aclaré la garganta.

— Señorita Emiliana, perdone lo imprevisto del asunto, pero soy una persona que no duda en dar sus pasos y de acuerdo con lo que me dijo su hermano, usted está dispuesta a casarse, le prometo que será muy agradable para ambos — Dije, siguiendo la corriente al conde, pero esa señorita pareció indiferente a mis palabras.

— No, hubo una equivocación...

Su voz tenía tono amargo.

— No hay equivocación, entiendo que necesitas tiempo — Me percaté de la mirada discreta de advertencia que le dió su hermano — Ya puedes retirarte mientras organizamos la fecha del compromiso.

La señorita se marchó de forma impetuosa, chocando su hombro con el de su hermana y ella le siguió enseguida, tambaleándose con su bastón.

Lean Roster me dió una sonrisa despreocupada.

— Perdone, Lord Sebastian...

— No tiene que ocultar nada, dígame ¿Por qué está forzando a su hermana a casarse conmigo? ¿Por qué cambió sus planes y me ocultó lo que verdaderamente tenía pensado hacer? — Lo confronté y su madre asintió con la cabeza hacia él.

— Disculpe que haya actuado de esa forma, pero supongo que es mi deber contarle mi cambio de parecer.

— Lord Sebastian, no quisimos engañarlo — Dijo la condesa, muy apenada.

— ¿Por qué hicieron algo así?

— Le pido que no comente esto con nadie — Dijo Lean, ondeando su mano hacia el sillón para que me sentara, decidí hacerle caso y tomé asiento.

— Dígame y después decidiré si reservarlo solo para mí.

La condesa caminó hacia la vitrina y sirvió dos copas con vino, se acercó y nos las entregó.

Bebí, esperando a que el conde hablara.

— En un principio si tenía planeado entregarle a mi hermana mayor, pero surgió un imprevisto y es que Emiliana estaba recibiendo cartas a escondidas e incluso planeaba fugarse con el que se las enviaba.

— ¿Por qué no la casaste con ese hombre?

El conde se tensó.

— Porque se trata del Duque Dorian Fodewor.

Me estremecí de solo escuchar ese nombre.

Era un sujeto despiadado que trabajaba para la tirana de la reina Vanessa. El duque era un asesino, torturador e incluso se rumoreaba que asesinó a su propio padre.

Todos en el reino le temían.

— Estamos haciendo esto para proteger a mi hija — Dijo la condesa — Ese hombre no tiene buenas intenciones con Emiliana y la única forma de librarla de ese ser es un matrimonio, usted es buen prospecto.

— Por favor, Lord Sebastian, entienda mis razones.

Los observé a ambos.

— Acepto y descuiden, no mencionaré nada.

Emiliana Roster:

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Comments

Olga Ortiz

Olga Ortiz

me encanta empezar a leer está historia ya quedaría saber cómo se empezaron amar, ya que ella estaba enamorada de otro

2024-11-14

2

Elizabeth Delvicier

Elizabeth Delvicier

es hermosa la srta

2024-11-18

0

mimar silva

mimar silva

maravilloso

2024-11-18

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