Charlotte que fue engañada por el hombre que juraba amarla, vuelve en el pasado para cambiar su pasado y proteger a su esposo, a quien ella mato con sus propias manos tras haber sido manipulada.
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capitulo 12- Banquete
La noche había llegado y en el palacio principal estaba lleno de gente, nobles tras nobles llegaban, para darle la bienvenida al príncipe.
Mientras que, por otro lado, Charlotte se encontraba vistiéndose con la ayuda de Valery y Valeria.
— Se ve hermosa mi señorita. — Alaga Valeria, y Charlotte sonríe mirándose en el espejo.
Llevaba un hermoso vestido largo rojo vino.
Se mira al espejo por última vez, mirando a Killian que entraba en la habitación acercándose a ella.
— ¿Estás lista, cariño? — pregunta Killian mirando a Charlotte, poniéndose roja de inmediato al ver a la chica. — Estás… estás preciosa. — Sisea sonrojado, mientras que Charlotte sonríe acercándose a él.
— Tú también te ves bien. — Queda enfrente del hombre. — Mi esposo es muy guapo.
Killian suspira, tratando de mantener el control, pues sabía que no podían hacer nada debido a que la hora estaba corriendo; sin embargo, teniendo a Charlotte enfrente de él, siempre le hacía imposible de controlarse.
— Nos vemos. — Extiende su mano y la chica lo toma con una sonrisa antes de ponerse de puntillas y besar el hombre en la mejilla.
Las doncellas se fueron retirando poco a poco, dejando ambos solos.
— Te amo. — Este abre sus ojos sorprendido, tras escuchar la confesión de Charlotte. Su relación era extraña y él lo sabía, desde que se casaron poco a poco se comenzaron a acercar. Amaba a Charlotte, pero nunca fue capaz de decírselo, porque pensó que ella jamás lo amaría como él la ama; sin embargo, justo ahora ella le ha dicho que lo ama.
Cuando estaba a punto de responder aquellas palabras, alguien tocó la puerta interrumpiendo las palabras que estaba a punto de salir de su boca.
— ¿Están listos? — volteo a mirar a su madre. — Ya todos los están esperando.
— Iremos en un minuto, Madre. — Responde Charlotte, mientras que Melisa los mira, sin poder evitar sentir que al parecer ha interrumpido algo, por lo cual decide irse dejando a la pareja a solas.
— Vamos. — Repite nuevamente extendiendo su mano. Charlotte mira la mano del emperador para tomarlo.
«Tal vez fue demasiado imprudente con esas palabras». Ella tampoco tenía pensado decirle esas palabras, simplemente salieron, pero se había dado cuenta de que no estaba arrepentida de ello. Esperaba que Killian dijera algo, pero en todo el camino él no dijo nada.
«Nada me asegura que él siente lo mismo». Aunque han pasado meses juntos, y dándose cariño mutuamente, nada le aseguraba que Killian la amaba.
La llegada de ambos emperadores, fue anunciada por el señor en la puerta, mientras que todas las miradas caen sobre ellos. La mirada de Charlotte caía directamente sobre su hermana, quien la miraba fijamente sin siquiera disimular su sonrisa.
Charlotte rodea los ojos. Sabía muy que la causa de que Edwin estuviera aquí antes de tiempo fue por Eloise, y ahora esta estaba esperando que ella fuera tras de él y eso jamás iba a pasar.
«Mejor sigue esperando» sonríe.
Con la llegada de los emperadores, el banquete dio inició. Charlotte se encontraba con unas chicas conversando con ellas, amistad que ha hecho yendo en fiesta de té.
— ¿Y cómo le va con su majestad? — pregunta una de las chicas con una sonrisa. Charlotte sonríe, sabía por qué venía esa pregunta.
— ¿Sigues escribiendo ese manuscrito, Luna? — La chica baja la cabeza avergonzada ante la pregunta.
hace años había estado escribiendo, porque un día deseaba publicarlo para que todo el reino pidiera leerlo.
— Es que usted en ese momento mi inspiración para continuar con el manuscrito. — Sonríe mirando a Charlotte.
— Pensé que habías perdido la inspiración. — Habló la otra señorita. Hija de un duque.
— Su majestad, la emperatriz me ha dado nuevamente inspiración para continuar con mi manuscrito. — Sonríe feliz.
Después de varios minutos conversando con aquellas chicas, aparecía la persona que menos Charlotte quería ver.
— Hermana. — Eloise apareció con una gran sonrisa, como si hubiera olvidado lo que pasó hace meses atrás. — Oh, — Se detiene en seco fingiendo como si olvidará algo. — Digo su majestad. — Hace una leve reverencia enfrente de Charlotte, mientras mira las amigas decaída.
Sin embargo, para su sorpresa, nadie le había hecho caso, incluso las dos señoritas que se encontraban con Charlotte. Eloise esperaba que todos empezarán a criticar a Charlotte debido a que había obligado a su hermana a hacer una reverencia enfrente de ella, pero había algo que había olvidado. Que ella no era la hermana de Charlotte, ni menos tenía sangre de noble, así que para muchos de aquí esa reverencia era menos.
— Hermana. — Toma la mano de Charlotte al darse cuenta de que está, no le hace caso. — Hermana, podemos hablar. — Insiste sin querer soltar la mano de Charlotte.
Charlotte intenta soltarse, para no armar un escándalo, pero la maldita de Eloise no colaboraba, y entonces la paciencia se le acabó.
— Eres una irrespetuosa. — Aleja Eloise con fuerza lejos de ella, quien retrocede tambaleándose y no duda en aprovechar la situación cayendo en el suelo, y entonces todas las miradas se pusieron encima de ella.
— Hermana. — Miga Charlotte con lágrimas en los ojos.
— Acaso eres estúpida, mira por dónde vas, no avergüences a mi padre, Eloise. — Charlotte mira a la chica fijamente, y esta se obliga a tragar sus lágrimas. Su madre le había prohibido estrictamente hacer pasar vergüenza al marquesado.
Se levantó avergonzada mientras que Charlotte se da vuelta dispuesta a irse; sin embargo, la mano de Eloise nuevamente la detiene.
— Hermana. — No podría creer lo insistente que podría ser esa mujer actuando como una niña pequeña.
— Te lo advertí. — La chica se estremece tras escuchar la voz del emperador tras suyo. —Si volvieras a tocar a mi esposa, te mataría. — Está retrocede tras las palabras escalofriantes de Killian.
— Su majestad. — Hace una leve reverencia.
— Será la última advertencia que te daré, señorita Eloise, la próxima vez no lo habrá. — Dicho eso, toma Charlotte en la cintura, retirándose, mientras que Eloise aprieta los puños con fuerza. Se supone que tendría que llevar a Charlotte aún lugar apartado para encontrarse con Edwin a solas, pero su plan se ha arruinado.
Sus ojos caen sobre el hombre que estaba hablando con algunos soldados. Esté la mira decepcionado algo que enfurece más.
—¿Te encuentras bien? — Killian mira a Charlotte con el rostro preocupado, mientras que ella asiente con una sonrisa.
— Killian.
— Dime cariño.
— Puedes ir a buscarme algo de beber, tengo la garganta seca. — Killian asiente de inmediato.
— Espérame ahí, regreso de inmediato. — Dicho eso, se dirige hacia la mesa que se encuentra con las cosas de beber, mientras que Charlotte aprovecha para salir del palacio sin que nadie la besa.
Tenía un asunto que atender y solo debía desaparecer por un minuto. Tal como esperaba, ahí estaba la sombra esperándola.
Ella le entrega un frasco.
— Necesito que le pones eso en bebida de ambos —dicho eso saca una bolsa llena de monedas de oro pasándolo al desconocido. —Pagaré el resto cuando hayas hecho tu trabajo bien, haz bien tu trabajo, Gremio dijo que tú eras uno de sus mejores trabajadores.
— Haré mi trabajo. —responde el desconocido.
Charlotte sonríe mirando cómo este desaparece de su vista, ya que Eloise quiere tanto que ella se fije en Edwin, entonces, esta vez, ella se lo regalará.
Sabía que Eloise tenía sus ojos sobre Killian lo cual algo ella jamás permitiría.
La única manera de mantener la raya a esos dos para que dejaran de hacer sus trucos, era que estuvieran casados de por vida.
Edwin, que codiciaba el trono, sin duda teniendo a Eloise como esposa, jamás lo conseguiría; después de todo, Eloise ni siquiera tenía sangre de noble.
Haría que esos dos se casaran, y luego ella se encargaría de matar al bastardo de Edwin con sus propias manos, y quién más que su hermanita va asumir la culpa, del asesinato de su esposo.