Rota

Durante la fiesta, Mariano le dedico varias miradas a Susana, quien se sentía intimidada con su penetrante y enigmática mirada.

Tanto que le causaba escalofríos y hasta cierto punto la desconcertaba.

Cuando Mariano se acercó para invitarla a bailar, dudo en aceptar, pero Cristal casi la empujo a los brazos de su hermano.

Su cercanía y ese perfumen la ponía nerviosa.

Susana se dejó guiar por los fuertes brazos de Mariano, no era muy diestra en eso del baile, toda su vida estuvo encerrada y no tenía mucha vida social.

Luego de más de un pisotón, Mariano le sonrió y ella hizo un puchero de disculpa.

Mariano no pudo evitar reír, en más de dos semanas era la primera vez que sonreía y eso no paso desapercibido por sus padres.

Felipe sacó a Cristal a bailar, en todo momento mantuvo una postura cordial y de respeto con ella.

Cristal puedo preguntarte algo le dijo un poco tímido.

Crista sonrió en verdad se veía tierno.

Claro pregunta, si está en mí la respuesta la obtendrás, lo miro firmemente.

Es...es... No sabía como formular la pregunta y Cristal lo animo.

Ánimo, anda dime, no me gustan los rodeos.

Tu amiga tiene novio, lo dijo de forma apresurada.

Cristal no pudo evitar reir de la cara de Felipe.

No que yo sepa, pero creo tendrás competencia, señaló con sus labios a Mariano y Susana bailar.

Felipe arrugó el entregó.

Ella me gusta, confeso frustrado, pero creo que no puedo competir con Mariano, dijo desanimado.

No seas tonto, porque te denigras así, eres lindo, inteligente y has cambiado mucho, ahora eres responsable y buen trabajador.

Felipe sonrió ante los halagos de Cristal.

Mi hermano está muy herido y aunque me encantaría tener a Susan de cunada, él solo la hará sufrir y eso no quiero y no pienso permitirlo, así que cuenta con mi ayuda, pero si la lastimas te cortaré las pelotas.

Felipe abrió sus ojos asustado, sabía que ella era capas de eso y mucho más.

Cristal estaba en lo cierto, Mariano aunque se sentía atraído por Susana no pensaba tener una relación seria con ella, ni con nadie.

Cuando fueron a sentarse, él le susurro al oído que se fueran a un lugar más privado.

Deseas conversar, Susana era tan ingenua e inocente que no sabía que significaban esas palabras.

Las manos inquietas de Mariano le tocaron un seno, fue ahí donde comprendió que decía con un lugar más privado.

Quito la mano con molestia y le dio una bofetada.

En tu vida te me acerques, acaso crees que soy una prostituta le dijo sumamente enojada lo miro con total decepción.

Hay no te hagas la santa que bien que me coqueteaste mientras bailamos le reclamo sobándose la mejilla.

Que te coquetee, perdón don fanfarrón, que sea amable no quiere decir que te coquetee, que decepción pensé que eras un caballero, pero no eres más que un idiota, aléjate de mí.

Susana se marchó en direcciono puesta, en busca de Crista para despedirse, no estaba muy cómoda y el atrevimiento de Mariano fue la gota que rebaso el vaso.

Cristal le insistió que se quedara, y acepto a regañadientes solo con la condición de que no permitiera que Mariano se acercara a ella.

Cristal levantó la mano derecha y lo juro.

Permanecieron juntas conversando y riendo.

Felipe se les unió luego de un rato, se portó como un caballero y ofreció llevar a Susana.

No hace falta tomare un taxi a casa, se nego.

De ninguna manera, Felipe te llevará amiga, es tarde y no es seguro andar en taxi a esta hora, o prefieres que le diga a mi hermano.

No, de ninguna manera dijo apresurada y hasta horririzada con la idea.

Acepto sin más opciones.

Felipe me llevará afirmo seria.

Cristal sonrió.

Salieron, Felipe volteo y Cristal le hizo pulgar arriba emocionada.

Ya en el auto, pidió su dirección y la anoto en el GPS, se sumieron en un gran silencio.

Luego de un rato, Felipe se animó a conversar.

Eres amiga de Cristal hace poco o tienes tiempo conociéndola.

La conozco desde hace un poco más de un año respondió tranquila.

No comprendo según se estaba en un internado y no tienes la edad de ella, pregunto curioso.

Soy su psicóloga, de ahí nos conocemos, pero con el tiempo nos hicimos grandes amigas.

Que bien, no sabía que eras psicóloga Felipe sonrió.

También me gradúe de abogado le dijo con orgullo.

Eso es excelente contesto sonriendo.

Así hablaron de muchas cosas, Susana rio de algunas anécdotas y Felipe la miraba anonadado, cada cosa de ella le encantaba más.

Al llegar al complejo residencial donde Susana residía, Felipe estación.

Salió y le abrió la puerta rápido, ayudándola a salir.

El toque de ambos genero una descarga eléctrica, Susana lo miro sonriente.

Gracias por traerme a casa.

Fue un placer hermoso, acaricio su mejilla y deposito en ella un beso.

Feliz noche Felipe conduce con cuidado.

Feliz noche princesa, pierde cuidado te aviso al llegar.

Ya habían intercambiado números.

Susana observó el auto marcharse, y luego toco su mejilla y sonrió.

Mariano llegó molesto a casa, vio a Susana irse con Felipe, no que muy santa, eres igual a todas se dijo.

Se duchó y se acostó desnudo.

Ya no pensó en esos ojos furiosos, recordó la mirada de decepción

Se giró y boca abajo se durmió.

Mackenzie y Bea presentaron varios exámenes y trabajos obteniendo las mejores notas.

Llegaron a casa, cansadas fue una semana dura en la universidad.

Bea vio la mirada triste de Mackenzie al observar su celular.

La noticia de la fiesta de sus hermanos estaba en las redes sociales.

Debiste ir le dice Bea, sentándose a su lado.

No, no estoy lista para enfrentarlos y no soy hipócrita, no podría simplemente fingir que somos la familia perfecta, cuando no es cierto, dijo esto con gran tristeza.

Bea le dio un abrazo reconfortante.

Preparemos la cena, haremos pizza casera.

Mackenzie se levanto feliz, Bea si que sabia como levantarle el animo.

Prepararon pizza y conversaron.

Bea recuerdas la cara de todos el día que fuiste a clase con la ropa deportiva que te obsequie.

Como olvidarlo, todos me silbaron, fue el momento más bochornoso de mi vida, fijo sonrojada.

Mackenzie no pudo evitar reír.

Bea le lanzo un puñado de harina de trigo, no te burles dijo molesta.

Oye, no lo hago, lo que me da risa es la cara de las estúpidas plásticas esas.

Si eso fue lo unico bueno jajajaja, ambas rieron.

Mackenzie le arrojo harina.

Me la debías le dijo riendo.

El horno sonó sacaron la pizza y cenaron, luego limpiaron el desastre en la cocina, se dieron un baño y se sentaron en la sala mirar una película.

Al terminar la peli se fueron a dormir.

A la mañana siguiente entrenaron duramente para bajar los carbohidratos de la pizza.