¿Qué tiene de malo ser pobre?
Yo solo quería trabajar y llevar una vida en paz lejos de mis hermanos.
Alejandro un CEO egocéntrico que me convierte en su protegida.
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Nunca más te dejaré
Me tiré encima de Horacio y su arma se disparó al techo. El padre de Alejandro le disparó en la pierna. Alejandro le dio con el codo en el estómago al hombre que lo tenía, le quitó el arma. El señor Verona apuntó en la cabeza a Horacio.
— Hasta aquí llegas. Nadie se atreve a tocar a mi familia sin pagar el precio— disparó.
La cantidad de hombres del señor Verona era superior al de los de Horacio, vencieron la lucha, habían muertos por todos lados.
Alejandro tomó entre sus brazos a Megan. Tapó mis ojos.
— No mires—Y con los ojos tapados me llevó al auto— Quisiera tener poderes y poder borrar lo que viviste.
Yo solo me recosté en el centro de su pecho.
— ¿Puedes dejarme en el centro dela ciudad?
— Ni loco. Nunca más te dejaré. Aunque no me ames no te dejaré ir.
— Te amo Alejandro.
Alejandro me miró. Besó mi frente.
—Me alegro escuchar eso.
Llegamos a la mansión sucios y con sangre en la ropa. Me di baño extenso. Mientras estaba en el baño, lloré recordando lo sucedido.
Mientras que Alejandro ya se había bañado en el baño de huéspedes.
— Megan, ¿está todo bien? No me preocupes, ya te dilastaste.
— Ya salgo.
Me sequé y me puse una bata.
— Vamos a ir a la casa de mis padres. Tengo que agradecer a mi papá, por él estamos vivos.
— No quiero ir. Se viene el recuerdo de tu papá disparándole en la cabeza— Titubeé casi llorando— Me siento un poco desorientada.
Alejandro salió donde sus papás. Estuve en mi cuarto abrazando la almohada y llorando. Sentía que lo que había sucedido era fuerte. ¿Cómo podría salir a la calle o ir a la tienda o a la universidad, sin sentir miedo a que pase lo mismo? Mi vida ya no es normal desde que me casé con Alejandro. Acepté mis sentimientos por él, pero mi vida a su lado es vivir en riesgo.
~Alejandro~
—Gracias papá. Sin ti, Megan y yo no estaríamos ni para contarlo.
Mi madre me abrazó.
— Hijo, estuve en zozobra todo este tiempo. Solo de pensar que podrías morir mi corazón se quebraba.
— Tranquila mamá. Debo aceptar que mi padre es un viejo hueso rudo de roer. Todavía hay Verona para mucho tiempo.
— Cuida de tu mujer y no dejes que salga sin guardas, aunque creo que por un rato no saldrá, vio demasiado.
— Me voy. Papá gracias— lo abrazó.
— Parece que algo catastral hizo que ustedes hicieran las pases después de 5 años.
Salí de la mansión de mi padre y pasé por una tienda de chocolates. Dicen que el chocolate estimula una de las cuatro hormonas de la felicidad, y solo quería que Megan se sintiera bien.
Llegué a la casa. Fui directo al cuarto. Al abrir la puerta, vi a Megan acostada en posición fetal llorando. Puse los chocolates, me acosté con ella y la abracé.
— Se que has pasado por mucho pero tenemos que continuar. Tu eres fuerte.
Quedamos abrazados así hasta que ella se durmió. Me daban más ganas aún de protegerla.