Años después de ser vendido a piratas por su mejor amigo, y que el padre este se case con Catalina, su prometida, Raúl regresa al río de la plata en busca de venganza y se reencuentra con su hermana, Esperanza, quien con su adorable carácter tratará por todos los medios que no efectúe su cometido, aunque todo plan de venganza puede caer al reencontrarse con Margarita, la hermana rebelde de su ex prometida.
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capitulo 15: "Otra boda"
La boda de Esperanza y Henry se realizó, apenas, un poco más de un mes después (Había muchas otras cosas que hacer), y la pequeña reunión fue, otra vez, en el salón de "El prado”, ya que una tormenta amenazaba con lluvias a cada rato.
Raúl se encontraban con "Sus invitados favoritos", aunque no lograba avanzar en nada.
-Hermosa boda, señor buffont.- comento Ruiz de la Garza.
-Oh muchas gracias, aunque la realidad es que todo lo organizo la, ahora, señora Churchill. Yo solo ofrecí mí hogar.- respondió él.
-Claro. Es sorprendente, nadie se esperaba que a su edad, la muchacha consiguiese marido.- continuo él hombre -El empleado de vuestra merced es muy valiente.-
-El señor Churchill, "Mi amigo”.- resaltó Raúl -¿Por qué razón es valiente?-
-Pues, ya saben lo que dicen "Una joven tan delgada y pequeña rara vez se preña".- respondió Ruiz de la Garza.
Raúl sintió mucha ira por el estúpido comentario hacia su "Adoración”, cómo llamaba a su hermana desde pequeña, pero no le quedó más opción que disimular.
-No estaba al tanto de... Tan peculiar información.- dijo él, tratando de componerse -Creo que eso se verá con el transcurso del tiempo.-
-Claro que si.- afirmaron los dos hombres.
-Pero... ¿Qué ha sucedido con el negocio que me habían mencionado?- pregunto tratando de cambiar de tema.
-Bueno... Hemos tenido otro duro golpe.- respondió Ruiz de la Garza.
-Al parecer, alguien está empeñado en complotar en nuestra contra.- tercio Alfredo viéndolo de forma extraña.
Raúl se dio cuenta de que Uriarte Soler sospechaba de él, pero aun así decidió continuar.
-Tal vez, si de algo les sirve mí ayuda, solo mencionarlo.- dijo muy cordial.
-Que amable, pero ya hemos solucionado el tema.- agrego Ruiz de la Garza.
-No esperaba menos de vosotros, caballeros.-
Sumergido en el diálogo, no se había dado cuenta de que se acercaba Catalina.
-¿Qué hace ella aquí?- pregunto bajo a su esposo, pero todos miraron hacia la puerta.
-¿Se refiere a la señora victoria Yáñez?- tercio Raúl -Es que Esperanza ha hecho amistad con ella. Es más, pasarán la noche de bodas en su posada.-
-Me extraña su compañía.- comento Uriarte Soler con una expresión sería.
-Oh, ¿Se refiere al señor Rossini?, casualmente le informaron a "Mi amigo", el señor Churchill, que el caballero es un viajero y se acercó a él para saber si traía noticias de su país, claro.-
Ambos hombres se miraron con asombro.
-La mujer es muy joven aún y... Muy hermosa. Tal vez, surgió alguna relación entre ellos, por eso decidieron llegar juntos.- agrego Raúl -Ahora, con permiso, debo ver algunos pendientes antes de la partida del señor churchill.-
Se retiró sabiendo que hacía clavado una pequeña espina en Uriarte Soler.
Esperanza salió a la terraza por un momento y encontró allí a su amiga.
-Os estaba buscando. Me preguntó ¿Qué hace la muchacha más bella de la fiesta, aquí dura y solita?- pregunto -Puede llover en cualquier momento.-
Margarita la miro con una expresión muy triste.
-Tuve la esperanza de que te arrepientas desde el momento que me lo dijiste, pero lo amas ¿Verdad?-
-Claro que si, y muchísimo.- respondió Esperanza tomándole la mano, luego de un suspiro.
-Nada volverá a ser igual... No quería perderte.- confesó su amiga.
-Pero no tiene que cambiar nada.- explico ella -Puedo visitarte y tú a mí aquí.-
-¿Aquí? ¿Y encontrarme al señor Buffont?- pregunto disgustada Magui.
-Tenéis que darle una oportunidad.- río ella -No es malo.-
-¡No! ¡Ese hombre es despreciable!- exclamó Margarita enojada.
-Bueno, está bien. Entonces, yo iré a visitarte a ti.- continuo, Esperanza -Además, estaremos juntas siempre... ¿Recuerdas?-
-Y para siempre...- musitó su amiga y la abrazo.
En ese momento entro Henry en escena.
-Lamento mucho interrumpirlas, pero el carruaje ya está listo.-
-Está bien.- acepto Esperanza, secándose las lágrimas.
-Me la cuida.- dijo Margarita tomando la mano del esposo de su amiga.
-Claro.- respondió él sonriendo.
-Amiga mía ¿Estás bien?- pregunto Esperanza al ver a Margarita mareada.
-No, creo que bebí demás.- Río la joven -Pero iré a tomar café a la cocina... Si la encuentro.-
-Te acompañaré.- se ofreció ella.
-No, no. Los recién casados debéis estar todo el tiempo juntos.- finalizo Margarita y se retiró cómo pudo del lugar.
Raúl seguía paseándose por la fiesta, hablaba con algunos invitados. No quería mostrar mucha complacencia solo con Uriarte Soler y Ruiz de la Garza solamente. Insistir con el tema del negocio resultaba sospechosos, de hecho, Alfredo ya lo hacía.
De repente, divisó a Uriarte Soler algo escondido con Catalina, al parecer discutían. En un momento, Alfredo la tomo del brazo y la llevo hacia él pasillo que llevaba al despacho. Raúl no pudo evitar seguirles. Al llegar a dicho cuarto, se paró a escuchar detrás de la puerta.
-¡Demasiado he tenido que soportar oír los comentarios de la gente como para tener que soportarle aquí!- exclamó Catalina.
-¡Ya te he dicho que no es mí fiesta! ¡Yo no la he invitado!- respondió su esposo tomándola del brazo -¡Ya deja de hacer escenas que no te quedan bien!-
-¡Tengo dignidad!- continuo ella entre lágrimas.
-¿Dignidad? ¿De qué dignidad hablas cuando de casase conmigo poco tiempo después de morir Raúl?- pregunto él en tono de burla.
-¡Y NO SABES COMO ME ARREPIENTO! ¡ÉL SI, ERA UN HOMBRE!- grito Catalina.
Alfredo enloqueció y la empujó haciendo que caiga al piso.
-Hombre o no, soy tu esposo...- dijo agachándose a su lado -¡HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE!- grito
Luego, se paró y se fue del lugar. Raúl tuvo que esconderse para que Alfredo no lo vea al salir del lugar.
Rato después, Raúl ingreso al despacho y ella estaba llorando ahí, tirada en el piso.
-Señora ¿Se encuentra, usted, bien?- pregunto agachándose a su lado.
-Sí.- respondió llorando y lo miro -No, en realidad... Soy muy infeliz, señor Buffont.-
-Un ser tan hermoso como usted no debería sufrir.- dijo él muy apenado.
Ella solo lo miro, se lanzó a sus brazos y lo beso. Raúl no pudo resistir y respondió a su beso. La levanto en brazos y la llevo hasta el escritorio, la sentí allí. La situación se puso intensa, besaba el delicado cuello de la mujer, mientras trataba de meter la mano por debajo del vestido, podía sentir la respiración acelerada de ella, no pensaba en nada.
En un momento alguien golpeó la puerta y los interrumpió.
-Señor Buffont.- dijo una empleada sin pasar -El carruaje de los novios ya está listo.-
-¡En un momento voy!- exclamó Raúl y miro a Catalina, no podía creer lo que estuvo a punto de hacer -Señora, no cometa actos impulsados por la ira, de los cuales se arrepentirá luego.-
Ella se bajó del escritorio, lo miro disgustada y salió corriendo, evidentemente muy apenada.
Raúl sintió alivio por la interrupción, estaba seguro de que no podía ser rehén de sus impulsos otra vez.
Henry entró a la posada de la viuda Yáñez y encontró a su pequeña esposa parada junto a la cama, vestida con un delicado camisón de tiras. La miro y sonrió, en dos zancadas camino hacia ella, quien lo esperaba con una sonrisa pudorosa. Tomo un mechón del largo y sedoso cabello de Esperanza, el cual llevaba suelto y lo corrió hacia atrás, luego la beso suave, noto que ella temblaba.
-No es necesario hacer nada si no quieres...- susurro él con cariño.
-Henry, he decidido ser tu esposo con todo lo que en ello conlleva.- respondió la joven, se estiró de pinturas de pies para llegar a los labios de su flamante esposo y lo beso...
Henry se apartó por un segundo para quitarse la camisa y con la puntita de los dedos deslizo los breteles del camisón hacia abajo, dejándolo caer al piso. Contempló su desnudez, tan delgada y pequeña. La tomo en brazos con delicadeza para recostarla en la cama sin dejar de besarla. Así, con dulzura y momento con pasión, la amo.
Momentos más tarde, Esperanza estaba recostada con la cabeza reposando en el pecho de su esposo, quien acariciaba su cabello, no borraba la sonrisa de sus labios.
-Si no te sientes bien, dime. Sin vergüenza.- dijo él de repente y ella se sonrojó.
-Solo me siento algo extraña... cómo más mujer.- respondió con pudor -No creí que sería así.- continuo en tono pícaro y se tapó el rostro con la mano.
Henry lanzó una sutil carcajada y le beso la Coronilla.
-Estoy algo preocupada por nuestro viaje de bodas.- comento.
-No entiendo por qué...- respondió él extrañado.
-Me preocupa dejar a Eduviges y... Sobre todo a Raúl...- explico Esperanza.
-Solo serán unos días ¿Que puede suceder?- la tranquilizó Henry
Su esposa lo miro con una sonrisa y lo beso. Luego volvió a acomodar la cabeza sobre el pecho de Henry y lo abrazo muy fuerte.