En está historia veremos a una joven, dispuesta hacer lo que sea para salvar la vida de su mamá, pero, ¿Qué pasará con ella, si en el proceso se enamora? Los invito a leer.
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Cap.24
— No soporto que esté con Sorimar.— dijo mientras jugaba con el lápiz.
— Hace años que te conozco, jamás te había visto tan interesado en una mujer, ¡si Eykel!, te gusta Sorimar, estás celoso porque Maicol es su prometido.
— Je, je, je, qué buena broma, jamás me fijaría en una mujer como ella, aunque no puedo negar que es muy linda y con hermosos atributos.
— Entonces, ¿por qué tanto interés en ella y su relación con Maicol?
— Quiero destruir a Maicol Green, él está profundamente enamorado, ella, es el objetivo para hacer de su vida un infierno, también voy a acabar con la agencia Green, ya tengo todo planeado.
— ¿Qué piensas hacer?, la edición de la revista termina en un mes, Sorimar dejará de venir a esta agencia.
— Por ahora nada, pero ver sufriendo a ese hijo de puta, es mi objetivo.
Mientras que, por otro lado, Maicol pasó por su prometida para llevarla a la agencia Cáceres; sin embargo, ella se negó, no quería que volviera a tener problema con su oponente otra vez. A la señorita le tocó ir sola a dicho lugar, su amigo Luchi estaba acompañado a su pareja al aeropuerto.
Llegó a la agencia, otro día más igual de tenso, pero ni modo, ahí estaba para continuar con las fotos, deseó que terminen pronto las benditas sesiones.
— Sorimar querida, ¿cómo te sientes?, espero que hoy no pase nada y puedas continuar con la sesión de fotos.— comentó Paola.
— Gracias por preocuparte por mí, eres tan amable.— contestó con sarcasmo.
— ¿Y dónde estás tu amigo, el raro?
— Su nombre es Luchi, deja de llamarlo raro, y para que sepas, está follando con su novio en este momento.
— ¡Que romántico!, no sabía que tenía pareja, ¡pero bueno!, todos tenemos derecho a coger, anoche pase un rato con Eykel muy rico, no te imaginas.
— Que lastima que te conformes con un rato, y deja de estar contándome tus aventuras amorosas, no me interesan, permiso.
Sorimar no sabía que le dio más rabia, si la estupidez de Paola oh saber que él puede estar con otra y con ella no. Con un nudo en la garganta exclamó al cielo; señor, dame fuerza para resistir un mes más.
Eykel la vio y se dirigió a ella.
— Tu noviecito no te trajo, que extraño ¿verdad?
— Me tienes casada, deja de meterte con él. Imbécil. — soltó molesta.
— No me hables así.— pidió enfocado.
— ¿Qué es lo que tanto te molesta, ver a Maicol o verlo conmigo?
— Verlo… A él.
— Podemos comenzar con la bendecida sesión.
Eykel sintió más deseo de verlos separados. Quería ver al hijo de puta llorando, se propuso no alejarse de la chica, hasta lograr su objetivo. Después de dicha acción, la dejaría tranquila para que estuviera con quién ella deseara, sin volver a mencionar el contrato.
— Estoy lista. —dijo una voz detrás de él.
— ¡Wao! ¡que hermosa está!— exclamó Eykel, con los ojos bien abiertos.
Ciertamente, la joven parecía una princesa de cuentos de hadas, tenía puesto un vestido de quinceañera azul celeste, con bordados de piedras, y un hermoso escote.
— ¿Ahora solo me vas a mirar?
Él no dijo nada, puesto que su reacción era más que obvia.
Terminaron las fotos.
— ¿Ya me puedo ir?— preguntó apurada.
— ¡Si claro!, ¿no vas a ir dónde mi mamá?, pregunto por qué ella insistió para que te lleves a la casa, pero si no quieres no hay problema, entiendo que tienes otros compromisos.
— No creo que sea correcto que esté visitando tu casa.
— Ok le diré exactamente eso a mi mamá, entonces te puedes ir.
Sorimar salió de la agencia, estaba esperando un taxi para irse a su casa. De pronto una anciana muy débil, le pidió que le ayudara a cruzar la calle. En ese instante recordó a la señora Cáceres, y no por lo anciana, sino porque también estaba igual de débil.
Mientras el joven Cáceres se tortura con trabajo para dejar de pensar. Lo que pasaba por su mente era algo nuevo para él, no sabía definir sus sentimientos. Se repitió varias veces, que lo único que quería era acabar con Maicol, pero eso se le estaba transformando en una obsesión, o eso era lo él quería pensar.
Estaba tratando de concentrarse en un comercial, pero no podía. A su mente llegaron los recuerdos del pasado.— Uno nunca deja de extrañar a alguien, uno solamente aprende a vivir con el enorme vacío que dejó su ausencia— pensó en voz alta.
Alguien toca la puerta.
— Adelante.
— ¡Llévame con tu mamá!