Lyra, una joven de origen humilde, jamás imaginó que su vida daría un vuelco tan radical. A bordo del lujoso crucero llamado Temple, un mundo de opulencia y glamour se abrió ante ella. Entre camarotes dorados y fiestas deslumbrantes, Lyra se encontró trabajando como camarera, lejos de su sencilla existencia. Allí, cruzó su mirada con la del enigmático capitán, Kael. Un hombre de belleza imponente y carácter indómito, cuya mirada helaba hasta los huesos de los más osados. Sin embargo, Lyra, con su inocencia y espíritu indomable, logró derretir poco a poco el frío hielo que rodeaba a Kael, descubriendo un alma atormentada bajo esa fachada de dureza.
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El Nudo De La Resistencia
El "Ethan Storm" surcaba las aguas cristalinas del Pacífico Sur. El cielo, un lienzo azul intenso salpicado de nubes blancas como algodones, reflejaba la felicidad que inundaba el corazón de Lyra. Su vida había dado un giro radical desde que había dejado su pequeño pueblo costero para embarcarse en una aventura junto a Kael.
Pasaban horas en la cubierta, contemplando la inmensidad del océano, conversando sobre sus sueños, sus miedos, y sus planes para el futuro. Kael la enseñó a manejar el timón, a leer las estrellas, y a sentir el pulso del mar. Lyra se convirtió en una experta navegadora, una compañera invaluable para Kael, y la mujer de su vida.
Pero el destino tenía otros planes. Una noche, mientras navegaban por las aguas turbulentas cerca de las Islas Marquesas, una tormenta repentina azotó el barco. El viento aullaba con furia, las olas se alzaban con furia y la lluvia caía a cántaros. El "Ethan Storm" se mecía violentamente, y la tripulación luchaba por mantener el control del barco.
Lyra se aferraba a Kael, sintiendo un nudo en el estómago. El miedo la inundaba, pero ella se negaba a ceder al pánico.
“Tenemos que mantenernos fuertes,” dijo Kael, con una voz firme, a pesar de la turbulencia.
Lyra asintió, mirándolo a los ojos, buscando confianza en su mirada.
La tormenta se intensificó cada vez más. Las olas se alzan como montañas de agua, golpeando el barco con ferocidad. La tripulación luchaba por mantener el control, pero la situación se volvía cada vez más precaria.
De repente, un rayo azotó la madera del barco, provocando un incendio. El olor a humo inundó la cubierta, y la tripulación se desesperó.
Lyra y Kael luchaban contra el fuego, con la ayuda de la tripulación, pero era una batalla desigual. El fuego se extendía con rapidez, amenazando con consumir el barco.
“Tenemos que abandonar el barco,” gritó Kael por encima del ruido de la tormenta.
Lyra se quedó congelada, sintiendo un vacío en el estómago.
“Kael… ¿qué vamos a hacer?”
“Tenemos que subir al bote salvavidas. Rápido.”
Kael tomó la mano de Lyra y la guió hacia el bote salvavidas, con la ayuda de la tripulación.
En el bote salvavidas, la lluvia caía a cántaros, y el viento azota con furia. La tripulación, helada y empapada, miraba con tristeza cómo el "Ethan Storm" desaparecía en el horizonte, engullido por las llamas.
Lyra se apoyó en el hombro de Kael, con el cuerpo temblando de frío y de tristeza. Él la abraza con fuerza, tratando de consolarla.
"No te preocupes, Lyra," le susurró al oído. "Todo va a estar bien. Vamos a salir de esto."
Lyra asintió con la cabeza, sintiendo un nudo en la garganta. No podía creer que su hogar, su barco, su sueño se hubiese convertido en cenizas en cuestión de minutos.
Pero Kael tenía razón. Tenían que mantener la esperanza. Tenían que sobrevivir.
El bote salvavidas navegaba a la deriva, a merced de la tormenta. La tripulación reman con fuerza, tratando de mantener el bote a flote y de dirigirse hacia la costa. Pero la tormenta era feroz, y la noche oscura y tormentosa.
Lyra se dió cuenta de que no tenía nada más que la ropa que llevaba puesta y el anillo de boda que Kael le había puesto en el dedo el día de su boda.
"No te preocupes por eso," dijo Kael, leyendo sus pensamientos. "El amor es lo único que realmente importa."
Lyra le sonrió, sintiendo un calor recorrer su cuerpo.
La tormenta duró toda la noche. El sol comenzó a asomar por el horizonte al amanecer, pero la situación seguía siendo precaria.
"Tenemos que encontrar un lugar seguro para aterrizar," dijo Kael, observando el horizonte.
La tripulación buscaba con ansiedad un punto de referencia en la costa. De repente, un miembro de la tripulación gritó.
"¡Tierra a la vista!"
Lyra y Kael miraron hacia el horizonte. Un pequeño islote se asomaba en la distancia.
"Vamos hacia allí," dijo Kael, con una voz firme.
El bote salvavidas se dirigió hacia el islote. A medida que se acercaban, se dieron cuenta de que era un lugar rocoso y deshabitado. Pero era un lugar seguro.
El bote aterrizó en la playa, y la tripulación comenzó a explorar el islote en busca de alimento y agua.
Lyra y Kael se quedaron sentados en la playa, contemplando el horizonte. El mar se había calmado, y el sol brillaba con fuerza.
“Esto es un nuevo comienzo,” dijo Kael, tomando la mano de Lyra. “Hemos perdido nuestro barco, pero no hemos perdido la esperanza. Y tenemos el uno al otro.”
Lyra le sonrió, sintiendo un calor recorrer su cuerpo. Era cierto. A pesar de la tragedia, su amor era más fuerte que nunca.
La tripulación encontró un manantial de agua dulce y algunas frutas silvestres. Se dieron cuenta de que el islote era deshabitado, pero no desprovisto de vida. Había árboles de coco, palmeras, y aves exóticas que volaban sobre sus cabezas.
Kael tomó un poco de madera y comenzó a construir un refugio temporal. La tripulación le ayudó, con un espíritu de cooperación que aumenta con cada momento de adversidad.
Lyra se ocupó de reunir frutos y de preparar la comida. También comenzó a tejer con los restos de lana que había salvado de su camarote, creando una pequeña manta para protegerse del frío.
Las noches eran frías, pero la calidez de sus corazones y la esperanza de ser rescatados les permitían sobrevivir. Las estrellas brillaban con intensidad en el cielo nocturno, y la luna se refleja en el mar, creando un espectáculo de belleza incomparable. Lyra y Kael se acostaban juntos en el refugio de madera que habían construido, contemplando el cielo estrellado. Sus conversaciones eran más profundas que nunca, llenas de recuerdos, de anhelos, y de amor. “Te quiero, Lyra. Más que a nada en el mundo,” le susurró Kael una noche, con la voz ronca por el frío. “Yo también te quiero, Kael. Más que a nada.” Lyra le sonrió, sintiendo que su corazón se desbordaba de amor. La tripulación del "Ethan Storm" se unión en un solo cuerpo, enfrentando las adversidades con valentía y esperanza. Se organizaron en turnos para vigilar la costa y para mantener la llama del fuego encendida. Un día, mientras observaban el horizonte, divisaron un barco a lo lejos. Un barco de rescate. Un rayo de esperanza en el cielo gris. La tripulación emitió una señal de humo, y el barco de rescate se acercó. En pocos minutos, la tripulación fue evacuada y trasladada a un lugar seguro. Kael y Lyra se abrazaron con fuerza, sintiendo una profunda gratitud por haber salido vivos de esa experiencia. Habían perdido su barco, pero habían ganado una nueva apreciación por la vida y por su amor.