Arianna, una niña que perdió a su madre a la edad de cuatro años, vive con su padre, quien ha formado una nueva familia y tiene dos hijos más. La esposa actual de su padre la maltrata y fomenta la discordia entre ella y sus hermanos. Además, su padre ha cambiado notablemente desde que está con su nueva pareja y se deja influenciar por ella. Sin embargo, el hermano Ángel es el único que la trata con amabilidad y cariño. Ante esta situación insostenible, Arianna decide enfrentarse a su padre y expresarle su intención de abandonar el hogar.
Su padre se ríe en su rostro y le pregunta qué planeaba hacer, adónde iría si no tiene a nadie más en esta vida. Por su parte, su madrastra se aleja y le comenta a su esposo que tiene una idea, y ambos se dirigen al despacho, dejando a Arianna sola en la sala.
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capítulo 2: conversando con mi hermano
Arianna camina en silencio.
Ángel se dirige a ella: Hermana, de verdad siento mucho que nuestra madre te trate así. Hablaré con ella y con papá, esto no puede continuar de esta manera.
Arianna interrumpe: Por favor, hermano, no hagas nada. No quiero causarte problemas. Permíteme ser yo quien hable con papá.
Ángel responde con firmeza: Hermana, estoy a tu lado. No permitiré que te maltraten más, ya estoy cansado de escuchar cómo te tratan.
Arianna, con calma, dice: Tranquilo, hermano, sé lo que debo hacer.
Ángel pregunta: ¿Y qué es lo que piensas hacer, hermana?
Arianna: Ya tengo 19 años y considero que es momento de independizarme.
Ángel: ¿Qué dices, hermana? Todavía eres muy joven y apenas estás comenzando la universidad.
Arianna: Observa, estoy por finalizar la preparatoria, jajaja. Simplemente deseo que nuestra madre no se entere de que he comenzado la universidad; prefiero que piense que reprobé y que estoy terminando la preparatoria a esta edad, imagínate.
Ángel: Hermana, lamento lo que sientes. Es evidente el peso que llevas dentro cuando hablas.
Arianna: Sí, hermano, llega un momento en que me resulta insostenible. Necesito distanciarme de esa casa para poder avanzar en mi vida. No sé por qué te comparto esto, si apenas tienes 17 años.
Ángel: Porque soy tu hermano, y tengo la madurez suficiente para entenderlo. ¿Acaso piensas que nunca me he cuestionado el hecho de que tú tienes 19 y yo 17? Desde hace tiempo comprendí que mamá vivió antes con papá, quien era su amante, y eso explica en gran parte cómo te trata tan mal.
Arianna lo observa y comenta: Hermano, ¿por qué pensaste en eso?
Ángel responde: ¿No es evidente cómo te trata mamá? Su comportamiento se debe a que le recuerdas a tu madre, la mujer con la que papá compartió su vida, no ella. Considera que tienes 19 años y tu madre falleció cuando tú apenas tenías 4. ¿Acaso no debería de llevarnos más años?
Arianna Te propongo que nos sentemos un momento y hablemos. He estado reflexionando sobre todo esto, e incluso llegué a pensar que la muerte de mamá fue su culpa. Sin embargo, luego encontré unos documentos que indicaban que ella estaba enferma, lo que me llevó a entender que no fue responsable de su fallecimiento. La verdad es que me cuesta pensar en cómo le recordaría a mi madre.
Ángel: Estoy convencido de eso. En varias ocasiones he querido abordar este tema con mamá, pero sé que podría reaccionar de manera negativa y agredirme, así que he optado por esperar hasta cumplir 18 años.
Arianna: Te ruego que no lo hagas. No te expongas a problemas por mi causa.
Ángel: Eres mi hermana.
Arianna: Y ella es tu madre. Por favor, no tomes esa decisión. Ya he decidido hablar con mi papá e irme de casa.
Ángel: Hermana, no tomes esa decisión.
Arianna: Es lo mejor. No quiero que tú te veas en problemas con tu mamá por mi culpa. Puedes estar tranquilo, ya que nos veremos con frecuencia; te visitaré en la preparatoria y te contaré cómo va todo.
Ángel: Hermana, sabes que te quiero mucho, ¿verdad?
Arianna: Yo también te quiero, y gracias por siempre defenderme.
Ahora dejemos este tema; tú ingresa a la preparatoria y yo debo dirigirme a la universidad.
Ángel: Está bien, cuídate.