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Una Mujer En La Mafia

Una Mujer En La Mafia

Status: En proceso
Genre:Romance / Mafia
Popularitas:24k
Nilai: 5
nombre de autor: Ashly Rijo

En un mundo de lujos y secretos,Adeline toma el único trabajo que pudo encontrar para salir adelante: trabaja en un exclusivo bar para millonarios, sirviendo bebidas y entreteniendo a la clientela con su presencia y encanto. Aunque el ambiente opulento y las miradas de los clientes la incomodan, su necesidad de estabilidad económica la obliga a seguir.

Una noche, mientras intenta pasar desapercibida, un hombre misterioso le deja una desproporcionada cantidad de dinero como propina. Atraída por la intriga y por una intuición que no puede ignorar, Adeline a pesar de que aun no tenia el dinero que necesitaba decide permanecer en el trabajo para descubrir quién es realmente este extraño benefactor y qué intenciones tiene. Así, se verá atrapada en un juego de intrigas, secretos y deseos ocultos, donde cada paso la llevará más cerca de descubrir algo que cambiará su vida para siempre.

NovelToon tiene autorización de Ashly Rijo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cap 16

Era una mañana tranquila, y la luz del sol se colaba por la ventana del cuarto donde estaba sentada con mi tía. Mientras organizaba algunas cosas en su habitación, ella me miraba con esa mezcla de cariño y preocupación, como siempre.

—¿Cómo te sientes hoy? —me preguntó, con su mano apoyada sobre la mía.

Le sonreí, aunque sabía que había algo extraño en mi ánimo. No quería preocuparla, así que traté de mantener la voz lo más relajada posible.

—Bien, tía. Sólo… un poco confundida con todo. Siento que he estado viviendo en una montaña rusa desde que llegué aquí.

Ella asintió con comprensión y me dedicó una mirada llena de ternura.

—Recuerda que todo lo que haces es para seguir adelante.

Justo en ese momento, un golpe en la puerta nos interrumpió. Al abrir, me encontré con Simón de pie, con su expresión habitual, pero sus ojos reflejaban algo distinto.

—James necesita verte en su oficina —dijo, y aunque su tono fue neutral, percibí un cierto matiz de seriedad en sus palabras.

Miré a mi tía antes de salir, y ella me apretó la mano.

—Ve tranquila, estaré bien —me aseguró.

Le seguí hasta la oficina de James y, al llegar, Simón me dejó sola frente a la puerta. Respiré hondo antes de entrar, sabiendo que esta conversación podría ser incomoda después de lo que paso..

James estaba sentado detrás de su escritorio, con una expresión serena. Me hizo un gesto para que tomara asiento y, cuando estuve frente a él, me miró fijamente, como si evaluara cada uno de mis gestos.

—Adeline —empezó, con su tono directo—, hoy es el día. Podrás cumplir tu última deuda conmigo.

Su declaración era clara, pero el impacto de sus palabras me dejó un momento sin saber qué decir. Había esperado tanto este momento y, sin embargo, escuchar que finalmente llegaba me tomó por sorpresa.

—Entonces… después de hoy, ¿ya no tendré que seguir aquí? —pregunté, mi voz apenas un susurro.

Él asintió, sin apartar su mirada de mí.

—Correcto. Después de hoy, podrás irte. Y sobre tu protección… —hizo una pausa, como si eligiera sus palabras con cuidado— ya no necesitaré encargarme de eso. El hombre que representaba un peligro para ti ya no está en este mundo. No tienes nada que temer.

La tranquilidad con la que lo dijo me hizo sentir una extraña mezcla de alivio y desconcierto. A pesar de todo, había aprendido a ver en James una especie de escudo, una figura que me mantenía a salvo, aunque a veces fuera con métodos cuestionables. Saber que no habría más amenazas me liberaba, pero también me dejaba con la sensación de un vacío que no había anticipado.

—Entonces… ¿qué debo hacer ahora? —pregunté, intentando recuperar mi compostura.

—Esta noche vas a cerrar un trato que no puedo hacerlo yo. Yo no puedo dar la cara en aquella reunión. Después de eso, todo habrá terminado.

Asentí, tratando de procesar sus palabras y lo que significaban para mí. Finalmente, me puse de pie.

James me observó en silencio un momento antes de soltar un leve suspiro, como si estuviera considerando cómo decir lo que tenía en mente. Su mirada se endureció, y su tono se tornó más firme.

—Hay algo más que necesitas saber —dijo, con voz grave—. La reunión de esta noche tendrás que cerrarla tú sola.

Me quedé mirándolo, sin entender del todo. Sentí una punzada de inquietud, como si acabara de darme una bofetada verbal.

—¿Yo sola? ¿A qué te refieres? Pensé que tú ibas a estar ahí…

James negó con la cabeza y se recargó en el respaldo de su silla, con los brazos cruzados.

—Si estaré allí, pero observando, no puedo dar la cara esta vez. Si todo sale bien, no habrá problemas, pero… necesitarás a alguien de tu lado. Simón estará contigo para asegurarse de que todo fluya como debe. Si algo llegara a salir mal —se inclinó hacia adelante, bajando la voz—, él sabrá cómo actuar.

Mi mente procesaba sus palabras a toda velocidad. No entendía por qué James no cerrarlo el, pero el hecho de que me lo estuviera diciendo con tanta seguridad me dejaba sin opción de cuestionarlo. Al ver mi expresión, su mirada se suavizó por un breve instante.

—Alana, confío en ti. Este es el último paso para que estés libre. Has demostrado que puedes manejarte en situaciones complicadas. Después de esta noche, no habrá nada que te ate aquí.

Intenté no dejar ver mi nerviosismo, pero sabía que mi respiración se había acelerado.

—Está bien, James —respondí al fin, tragando el miedo y tratando de mostrarme segura—. Lo haré.

James asintió y se puso de pie, caminando hacia mí. Su figura proyectaba una calma impenetrable, como si lo que acababa de pedirme fuera una simple tarea. No había rastro de preocupación en sus ojos, solo una mirada fría y decidida.

—Entonces ve, y trata de estar lista para la noche. Simón estará esperando afuera para llevarte al lugar. Haz lo que debes.

Sin más que decir, me dejó salir de su oficina. Crucé miradas con Simón, quien, por una vez, me devolvió un gesto que parecía contener una pizca de apoyo. Mientras caminaba de regreso a mi habitación, sentí una mezcla de adrenalina y temor. Sabía que esta era la prueba definitiva, el momento en el que se cerraría mi deuda.

-

Había pasado toda la tarde preparándome. Primero, me metí a la ducha, dejé que el agua caliente se llevara cualquier rastro de nervios y me lavé el cabello con el nuevo champú que había comprado, ese que prometía dar brillo y volumen. Después de secarlo, me tomé un buen rato haciéndome ondas, dejando que el reflejo en el espejo me recordara lo que estaba intentando proyectar: confianza.

Cuando terminé de arreglarme el cabello, ya eran las seis de la tarde, así que no me detuve. Cogí la paleta de sombras, los pinceles, el corrector, el labial, y me maquillé con precisión, cuidando cada detalle. Al final, elegí un vestido azul, elegante, que acentuaba mis curvas, y unos tacones tipo botas que le daban el toque perfecto. Al soltarme el cabello y mirarme al espejo, sentí que estaba lista. Me eché un último vistazo antes de salir de mi habitación y justo entonces, mi tía me vio.

—Estás preciosa —dijo, y no pude evitar sonreír. Un cumplido así, viniendo de ella, significaba mucho.

Para cuando bajé, eran las ocho y Simón ya estaba esperándome en el vestíbulo. Me miró de arriba abajo, pero no dijo nada. Apreté los labios, intentando no pensar demasiado en eso. Sin embargo, en el fondo, esperaba algún comentario, aunque fuera sutil.

Esa noche, Simón me llevó al casino. Parecía que todo estaba planificado. Nos dirigimos a una sala privada, donde él comenzó a explicarme que la reunión sería, en realidad, un juego. Pero no un juego de azar cualquiera; esta vez no se competía por dinero, sino por algo mucho más valioso: un club exclusivo.

Intenté mantener la calma y asimilar lo que me decía. Tenía que estar preparada, y al llegar a la mesa, mi sorpresa fue inevitable. Había varios hombres, pero lo que realmente destacaba era una mujer rubia, de una belleza impresionante, que estaba sentada al otro lado. Parecía casi irreal. Me senté junto a Simón, y él se inclinó hacia mí, susurrando al oído.

—No te dejes intimidar —dijo—. Ella es solo una fachada, bastante tonta, aunque no lo parezca. Ah, y es la ex de James.

La mujer me miró con una mezcla de desdén y suficiencia, mientras todos los demás notaban mi presencia. Hubo unos segundos de silencio, y entonces ella fue la primera en hablar, rompiendo el ambiente tenso con su tono sarcástico.

—¿En serio ella va a reemplazar a James? —dijo, dirigiéndose a Simón—. Mejor juega tú.

Me quedé mirándola, sin saber si debía responder o simplemente ignorarla. Pero sentí el impulso de no mostrar debilidad. Después de todo, ya estaba aquí, y estaba decidida a demostrarle a todos, incluida ella, que no iba a dejarme intimidar.

La mirada de la mujer rubia estaba llena de condescendencia, como si estuviera completamente segura de que no era rival para ella. Respiré hondo, recordando lo que Simón me había dicho: no te dejes intimidar. Me repetí esa frase como un mantra, enderecé los hombros y clavé mis ojos en los de ella, manteniendo una expresión serena, casi desafiante.

Simón, como si captara la tensión, tomó la palabra en mi lugar.

—Si estás tan segura, Allison —respondió él con una sonrisa gélida—, ¿por qué te preocupa que juegue ella?

La mujer dejó escapar una risa breve, un tanto teatral, antes de darme una mirada evaluadora. —No me preocupa, Simón. Solo me sorprende que elija a alguien tan... novata.

No pude evitar notar cómo todos los ojos se volvieron hacia mí, esperando mi reacción. Me mordí el interior de la mejilla para no mostrar mi incomodidad. Después de todo, yo no era novata en esa sala. Pero, ¿qué tenía que perder? Me preparé para responder, cuando Simón puso una mano en mi hombro, dándome un pequeño apretón.

—Alana está aquí porque tiene cualidades que tú, Allison, no llegarías a entender —dijo él con firmeza, dejando claro que tenía mi respaldo.

El gesto me dio un poco de seguridad, y decidí tomar la oportunidad para mostrar mi confianza.

—No necesito ser la más experimentada para saber jugar bien —dije, sonriendo con tranquilidad—. Al final, lo que importa es cómo terminas la partida, ¿no?

Un par de hombres rieron suavemente y vi cómo los ojos de Allison se entrecerraron. Su expresión cambió de superioridad a algo más calculador, como si recién empezara a tomarme en serio.

La tensión en la sala se podía cortar con un cuchillo. Mientras yo seguía concentrada, pero Allison no dejaba de soltar comentarios punzantes, tratando de minar mi confianza.

—Así que eres la nueva “sirvienta o que” de James —dijo con una sonrisa que apenas ocultaba su desdén—. Espero que no le digas que haga cosas por ti, porque le gusta tener a las chicas bajo su control.

No pude contenerme. Una mezcla de indignación y valentía se apoderó de mí. —James está aquí —dije, mirándola directamente a los ojos—. Así que no asumas que necesito que alguien me mande.

El ambiente se volvió más tenso. Simón me lanzó una mirada rápida, un leve destello de nerviosismo cruzó su rostro. Me sorprendió un poco, pero no me detuve. Era el momento de reafirmar mi lugar en esa mesa.

—Vaya a buscarlo, Simón —le dije, sin apartar la vista de Allison. —Dile que venga. No tengo problema en que se siente a jugar también.

Por un momento, pensé que Simón dudaría, pero en cambio, se levantó sin vacilar. La sala entera se quedó en silencio, y sentí las miradas de todos sobre mí. Incluso algunos de los hombres intercambiaron miradas de sorpresa. Allison, en cambio, parecía tener una mezcla de enojo y incredulidad.

Simón salió de la sala, y mientras tanto, el murmullo empezó a crecer entre los demás. La tensión se transformó en una especie de expectativa. Fue entonces cuando uno de los hombres, que había estado observando con interés, se inclinó hacia mí.

—No puedo creer que le hayas dicho eso. Pero te diré algo, tienes agallas —susurró con una sonrisa juguetona.

Sonreí, aunque el nerviosismo seguía presente. Mi corazón latía con fuerza mientras esperaba el regreso de Simón. Sabía que la entrada de James cambiaría todo. No solo por el hecho de que su presencia imponía, sino porque enfrentaría a su ex, de seguro por eso no quería estar aqui y permanecer en la sombra.

Pasaron unos minutos que se sintieron eternos hasta que Simón regresó, seguido de James. Cuando lo vi entrar, con su porte seguro y esa sonrisa despreocupada, me sentí más tranquila. Sin embargo, cuando se acercó a la mesa, pude ver en su expresión que no entendía del todo la situación.

—¿Por qué me mandaste a buscar? —preguntó, mirándome con una mezcla de confusión y curiosidad.

Sin pensarlo dos veces y sin romper el contacto visual con Allison, sonreí y me incliné hacia él, llamándolo de manera despreocupada:

—Para que me acompañes, amol. No quería dejarte fuera de esto.

La palabra colgó en el aire y la reacción fue inmediata. Los murmullos se extendieron por toda la sala, y los rostros de sorpresa se multiplicaron. Incluso James se quedó en silencio un instante, procesando lo que acababa de decir. Luego, se inclinó levemente hacia mí y, en voz baja, me susurró con una mezcla de incredulidad.

—¿Tu amol?

Lo miré con una sonrisa inocente, intentando no dejarme intimidar por su cercanía.

—¿Tienes algún problema con eso? —respondí, manteniendo la compostura.

James alzó una ceja, divertido, y sin apartarse de mi lado, se giró hacia Allison, cuya expresión se había endurecido al escucharme. La situación había cambiado por completo, y yo estaba decidida a aprovecharla.

James se acomodó en su silla, adoptando una postura relajada, pero yo podía notar la chispa en su mirada. —Bueno, parece que la noche acaba de volverse mucho más interesante —dijo, cruzando los brazos—. Ahora, ¿nos unimos al juego?

1
Rita García
achingau mira a esta niña así la Ade tratar su madre
Rita García
no la creyó presa fasil
Rita García
no ouedeser que le hicieron quien fue apoco si fue vella
Rita García
uf hasta que porfin
Rita García
jajajaja ya no quiere esperar más
Rita García
jajajaja ya como que se están haser ando más
Rita García
que bonito es el amor lo malo que ninguno de los dos da su brazo a toser
Rita García
está muy interesante estoy muy intrigada en ver qué sigue
Rita García
ay si que es mucha responsabilidad sobre eya pero junto a el todo va haser más fasil
Rita García
pues nimodo ahora tiene que hacerse responsable de su herencia
Rita García
híjole si que se la puso buena su papá
Rita García
hasta cuándo van a seguir así de todos modos ca agarrar el dinero de su padre ya lo que a hecho y pues va derechito haser lo mismo
Rita García
me gusta está padrísima gracias autora no quisiera dejar de leer
Ashly Rijo: Ese es el punto jjjj. Gracias.
total 1 replies
Rita García
jaso eso me IVA Adar mucho coraje eyas pasando penurias aviendole dejado tanto dinero su padre
Rita García
los hasia más viejos que Adeline
Rita García
jajajaja yo dije que estos dos se gustaban demasiado solo querían tantito
Rita García
jajajaja ese ya se enamoro de eya por eso hiso eso y eya no se queda mucho atrás
Rita García
jajajaja se está poniendo interesante esto
Rita García
híjole está cabron como pudo haser eso es como si el tuviera un iman con eya
Rita García
ajijos que trama este hombre
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