En un futuro cercano, un grupo de humanos descubre que la realidad que conocen es una simulación creada por una civilización alienígena avanzada. A medida que luchan por romper con esta ilusión, se enfrentarán a horrores inimaginables, revelaciones sorprendentes y dilemas morales que pondrán a prueba su humanidad. El amor florecerá en medio del caos, mientras todos ellos luchan por su libertad.
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Capítulo 12: Un Encuentro Perdido
Ethan se encontraba en un estado de confusión y desasosiego. La revelación de la traición de Alex había dejado una marca profunda en su corazón, pero había algo más que lo atormentaba: el recuerdo de un amor que creía perdido en la simulación. Mientras el grupo se preparaba para enfrentar la amenaza alienígena, Ethan sintió que debía hacer algo más que solo luchar. Tenía que buscar a su antiguo amor, Gabriela, una figura que había sido su luz en los momentos más oscuros.
La noche había caído, y el campamento estaba envuelto en un silencio tenso. Kevin había decidido que lo mejor era mantener la vigilancia, y el grupo se había dividido en turnos. Ethan, sin embargo, no podía quedarse quieto. La idea de que Gabriela pudiera estar atrapada en la simulación lo consumía. Había pasado tanto tiempo desde que la había visto, y la posibilidad de que aún estuviera viva lo impulsaba a actuar.
—Lena —dijo Ethan, acercándose a ella mientras se sentaban alrededor de la fogata—. Necesito hablar contigo.
Lena lo miró, sus ojos reflejando la luz del fuego. Había una mezcla de preocupación y curiosidad en su mirada.
—¿Qué sucede? —preguntó, inclinándose hacia él.
—Quiero buscar a Gabriela. Creo que podría estar en la simulación, y necesito encontrarla —confesó Ethan, sintiendo que su corazón latía con fuerza.
Lena frunció el ceño, y Ethan pudo ver cómo su expresión cambiaba. Sabía que esto no era fácil para ella.
—Ethan, no podemos permitir que nuestras emociones nos distraigan ahora. Estamos en medio de una crisis —dijo Lena, su voz suave pero firme.
—Lo sé, pero no puedo ignorar lo que siento. Gabriela fue importante para mí, y si hay una posibilidad de que esté viva, debo intentarlo —respondió Ethan, su determinación creciendo.
Lena suspiró, y Ethan pudo ver la lucha interna en su rostro. Finalmente, asintió.
—Está bien. Si decides hacerlo, no irás solo. Te acompañaré —dijo, su voz llena de resolución.
Ethan sintió un alivio inmediato. La idea de embarcarse en esta búsqueda con Lena a su lado le daba fuerzas. Juntos, se adentrarían en la simulación, enfrentando no solo los peligros externos, sino también los fantasmas del pasado que podrían resurgir.
Al amanecer, el grupo se reunió para discutir su próximo movimiento. Kevin, aún preocupado por la traición de Alex, no estaba seguro de cómo proceder. Ethan y Lena, sin embargo, tenían un plan.
—Kevin, necesitamos un tiempo para investigar la simulación. Hay algo que debo hacer —dijo Ethan, su voz firme.
Kevin lo miró con desconfianza, pero la determinación en los ojos de Ethan lo hizo reconsiderar.
—Está bien, pero no pueden estar mucho tiempo fuera. La situación es crítica —advirtió Kevin, su tono grave.
Ethan asintió, sintiendo que el peso de la responsabilidad recaía sobre sus hombros. Con un último vistazo al campamento, se adentró en el bosque junto a Lena, listos para enfrentar lo desconocido.
La entrada a la simulación era un lugar sombrío, un portal que parecía vibrar con energía. Ethan sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras cruzaban el umbral. La realidad se distorsionó a su alrededor, y en un instante, se encontraron en un paisaje familiar pero inquietante.
—Esto es… diferente —murmuró Lena, observando el entorno.
Ethan asintió. La simulación había cambiado desde la última vez que estuvo allí. Los colores eran más vívidos, y el aire estaba cargado de una energía palpable. Sin embargo, había algo inquietante en la atmósfera, como si estuvieran siendo observados.
—Debemos encontrar a Gabriela —dijo Ethan, su voz llena de determinación.
Mientras caminaban, los recuerdos comenzaron a inundar la mente de Ethan. Recordó los momentos felices que había compartido con Gabriela, las risas, las promesas. Pero también recordó el dolor de su pérdida, y cómo había dejado una herida abierta en su corazón.
—Ethan, ¿estás seguro de que quieres hacer esto? —preguntó Lena, rompiendo su trance.
—Sí. Necesito saber si está bien. No puedo seguir adelante sin respuestas —respondió Ethan, sintiendo que su corazón latía con fuerza.
A medida que avanzaban, comenzaron a escuchar susurros a su alrededor. Voces familiares que parecían llamarlos. Ethan se detuvo en seco, sintiendo que algo lo atraía hacia una dirección específica.
—¿Escuchas eso? —preguntó, mirando a Lena.
Ella asintió, su expresión seria. Juntos, siguieron el sonido, que se volvía más fuerte a medida que se acercaban. Finalmente, llegaron a un claro donde una figura familiar se encontraba de pie, mirando hacia el horizonte.
—Gabriela… —susurró Ethan, sintiendo que su corazón se detenía.
La figura se giró lentamente, y Ethan sintió que el mundo se desvanecía a su alrededor. Era ella, Gabriela, con una sonrisa que iluminaba su rostro. Pero había algo diferente en ella, una tristeza en sus ojos que lo hizo dudar.
—Ethan… —dijo Gabriela, su voz suave y melancólica.
Ethan dio un paso adelante, su corazón latiendo con fuerza. —Te he estado buscando. Pensé que te había perdido para siempre.
Gabriela lo miró con una mezcla de alegría y tristeza. —No estoy perdida, Ethan. Estoy aquí, pero no como antes. La simulación ha cambiado todo.
Lena observaba desde un lado, sintiendo la tensión en el aire. Sabía que este encuentro era crucial para Ethan, pero también podía ver que había algo más en juego.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Ethan, su voz temblando.
—He estado atrapada en esta simulación, pero no solo por los alienígenas. Hay fuerzas más grandes en juego. Ellos me han utilizado para manipular a otros, y ahora estoy atrapada en un ciclo del que no puedo escapar —explicó Clara, su voz llena de dolor.
Ethan sintió que el peso de sus palabras lo aplastaba. La realidad de la situación era más compleja de lo que había imaginado. No solo había perdido a Gabriela, sino que ella también había sido víctima de un juego mucho más grande.
—¿Cómo puedo ayudarte? —preguntó Ethan, sintiendo que su amor por ella se intensificaba.
—Debes encontrar la fuente de esta simulación. Solo así podremos liberarnos. Pero ten cuidado, hay quienes no quieren que lo logres —advirtió Gabriela, su mirada seria.
Ethan asintió, sintiendo que la determinación crecía dentro de él. No solo estaba luchando por Gabriela, sino también por el futuro de todos los que estaban atrapados en esta simulación. La misión se había vuelto más que personal; era una cuestión de vida o muerte.
—¿Dónde está esa fuente? —preguntó Ethan, su mente ya trabajando en un plan.
Gabriela miró hacia el horizonte, su expresión grave. —No lo sé con certeza, pero he sentido su presencia en el corazón de la simulación, en un lugar que solía ser un refugio para nosotros. Allí es donde las energías se entrelazan y donde los hilos de la realidad se tejen. Pero ten cuidado, Ethan. No estarás solo en tu búsqueda. Hay guardianes que protegen ese lugar, y no dudarán en detenerte.
Lena, que había estado escuchando atentamente, se acercó un poco más. —¿Guardianes? ¿Qué tipo de guardianes? —preguntó, su voz llena de inquietud.
—Son entidades que han sido creadas para mantener el control sobre la simulación. No son solo ilusiones; tienen poder real y pueden manipular la realidad a su antojo. Si te ven como una amenaza, no dudarán en atacarte —respondió Gabriela, su mirada fija en Ethan.
Ethan sintió un escalofrío recorrer su espalda. La idea de enfrentarse a seres que podían alterar la realidad era aterradora, pero su amor por Gabriela y su deseo de liberarla lo impulsaban a seguir adelante. —No tengo miedo. Haré lo que sea necesario para encontrarte y liberarte de este ciclo.
Gabriela sonrió débilmente, pero su tristeza seguía presente. —Ethan, recuerda que no solo luchas por mí. Hay otros atrapados aquí, y si logras encontrar la fuente, podrías liberar a muchos más. Pero debes ser astuto y estar preparado para lo que venga.
—Lo estaré —prometió Ethan, sintiendo que la determinación ardía en su interior.
Lena se acercó a Ethan y le puso una mano en el hombro. —No estás solo en esto. Juntos, encontraremos la fuente y enfrentaremos a esos guardianes. No importa lo que tengamos que hacer, lo haremos como equipo.
Ethan asintió, agradecido por el apoyo de Lena. —Gracias, Lena. No podría hacer esto sin ti.
Con un último vistazo a Gabriela, Ethan sintió que el tiempo se detenía. —Te prometo que volveré por ti. No te dejaré aquí.
Gabriela asintió, sus ojos brillando con esperanza. —Confío en ti, Ethan. Ahora, ve. El tiempo es esencial.
Con el corazón lleno de determinación, Ethan y Lena se adentraron en el bosque, siguiendo las pistas que Gabriela les había dado. Cada paso que daban los acercaba más a la fuente de la simulación, y aunque el miedo y la incertidumbre los acompañaban, la esperanza de liberar a Gabriela y a otros los impulsaba hacia adelante.
Mientras avanzaban, el paisaje se tornaba más extraño y surrealista. Las sombras parecían cobrar vida, y los susurros se intensificaban, como si la simulación misma estuviera tratando de disuadirlos. Pero Ethan no se detendría. Sabía que el amor y la valentía podían superar cualquier obstáculo.
Finalmente, llegaron a un claro donde el aire vibraba con una energía intensa. En el centro, una estructura imponente se alzaba, pulsando con luz. Era la fuente. Ethan sintió que su corazón latía con fuerza mientras se acercaban, pero también sintió la presencia de los guardianes, observándolos desde las sombras.
—Prepárate —susurró Lena, su voz tensa.
Ethan asintió, sintiendo que la batalla por la libertad de Gabriela y de todos los atrapados estaba a punto de comenzar. Con un último vistazo a Lena, se adentraron en el claro, listos para enfrentar lo desconocido y luchar por el amor que nunca había dejado de arder en su corazón.