Elena Martínez es una mujer que ha construido su vida alrededor de mentiras y secretos. Tras la trágica muerte de su hermano, se ha visto obligada a asumir una identidad falsa para infiltrarse en el círculo más íntimo del enigmático y poderoso Alejandro Montenegro, un empresario con un oscuro pasado. Alejandro, conocido por su frialdad y su habilidad para descubrir la verdad, comienza a sospechar de la nueva integrante de su equipo.
Lo que Elena no esperaba era que sus corazones comenzaran a entrelazarse en un juego peligroso de seducción y engaño. Mientras más se adentra en el mundo de Alejandro, más difícil se vuelve mantener su fachada. Las tensiones aumentan y los secretos que ambos ocultan amenazan con destruirlos.
A medida que la línea entre la verdad y la mentira se desdibuja, Elena deberá decidir entre revelar su verdadera identidad y arriesgarlo todo por amor, o seguir detrás de la máscara que ha creado para protegerse.
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Capitulo 12: La Máscara Del Deseo
El tiempo que Elena y Alejandro pasaron juntos se volvió cada vez más intenso y significativo. La conexión entre ellos crecía, alimentada por la honestidad y las experiencias compartidas. Sin embargo, Elena no podía sacudirse la sensación de que aún quedaba algo por descubrir, algo oculto tras la máscara del deseo que ambos sentían.
Una noche, Alejandro organizó una fiesta de máscaras en su casa para celebrar el éxito reciente de la empresa y el fin de la corrupción. La ocasión estaba cargada de simbolismo, y Elena no podía evitar sentirse intrigada por lo que esa noche podría deparar.
Cuando llegó, Elena lucía una elegante máscara plateada que complementaba su vestido negro. La casa de Alejandro estaba decorada con luces suaves y música en vivo, creando un ambiente de misterio y sofisticación. Los invitados, también con máscaras, conversaban y reían, disfrutando de la noche.
Alejandro, con una máscara dorada que apenas ocultaba su mirada intensa, la recibió con una sonrisa y un beso en la mano.
—Estás hermosa, Elena. Esta noche es especial para todos nosotros.
Elena sonrió, sintiendo una mezcla de anticipación y nerviosismo.
—Gracias, Alejandro. La fiesta es maravillosa.
Mientras la noche avanzaba, Elena y Alejandro bailaron y conversaron, disfrutando de la compañía del otro y de los amigos. Sin embargo, a medida que la medianoche se acercaba, Alejandro la llevó a un rincón más privado del jardín.
—Hay algo que quiero mostrarte, Elena —dijo Alejandro, su voz suave pero firme.
Elena asintió, siguiéndolo con curiosidad. Alejandro la condujo a una pequeña caseta en el jardín, decorada con luces tenues y velas. Dentro, había una mesa con dos copas de vino y una caja de madera antigua.
Alejandro tomó la caja y la abrió, revelando una colección de cartas y fotografías.
—Estas son cartas de mi madre —explicó Alejandro—. Ella me las dio poco antes de morir, diciéndome que algún día encontraría a alguien especial a quien mostrarle estos recuerdos.
Elena miró las cartas y las fotografías con interés, sintiendo una conexión más profunda con Alejandro.
—Gracias por compartir esto conmigo, Alejandro. Es un honor conocer más sobre tu familia.
Alejandro sonrió, tocando suavemente la mano de Elena.
—Quiero que sepas que tú eres esa persona especial, Elena. Desde que llegaste a mi vida, has traído luz y verdad. Quiero compartir todo contigo, sin máscaras ni secretos.
Elena sintió una oleada de emociones, sabiendo que Alejandro hablaba en serio. Se inclinó hacia él y lo besó suavemente.
—Yo también quiero compartir todo contigo, Alejandro. Estoy lista para enfrentar cualquier cosa juntos.
Esa noche, mientras regresaban a la fiesta, Elena sintió que había despojado una última máscara. El deseo entre ellos ya no estaba oculto, y sabían que su relación estaba cimentada en la verdad y el amor.
La fiesta continuó hasta altas horas de la madrugada, y cuando llegó el momento de desenmascararse, todos los invitados aplaudieron y rieron, disfrutando de la libertad de ser ellos mismos.
Elena y Alejandro, ahora sin máscaras, se miraron a los ojos y supieron que estaban listos para enfrentar cualquier desafío que el futuro les deparara. La máscara del deseo había caído, revelando un amor puro y verdadero que los uniría para siempre.