Un encuentro con un salvador desconocido provoca que Jaden recuerde su primer vida. Y se da cuenta de que en realidad es un carne de cañón, quien es sacrificado por el villano en la historia original.
No solo eso, sino que su salvador resulta ser su personaje favorito del libro, quien también muere traicionado por sus amigos.
Con esta nueva información Jaden toma una decisión, ¡destrozar la trama del libro!
¿Lo logrará? O, antes de que pueda hacer un movimiento, ¿será arrastrado de nuevo a lado del villano para ser sacrificado?
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Vida pasada
...
“El valiente camino del príncipe” era una popular novela en línea que estaba de moda desde hace un tiempo. Había subido en los rankings sin obstáculos. Y fue en su momento de mayor auge que Jaden conoció la historia.
Sin nada mejor que hacer luego de que sus exámenes terminaran, leyó ese libro cliché.
La historia se desarrollaba en un mundo mágico, y más específicamente, en un imperio llamado Thanem. La trama era decente, presentando las típicas peleas de espada y magia. Y a pesar de que la novela también estaba catalogada como BL y ABO, no disminuyó su interés en lo más mínimo.
Jaden se adentró en ese mundo literario, cuyo protagonista era el cuarto príncipe del imperio, Dathan, nacido del emperador y una sirvienta de palacio.
Sin respaldo y sin aspiraciones al trono, este principito alfa creció en el ostracismo dentro de los lujosos muros del harem junto a su amorosa madre. No se quejaba ni le molestaba vivir así, pero a las personas a su alrededor vaya que sí les incomodaba su presencia.
Fue por ello que cuando él cumplió catorce años asesinaron a su madre sin piedad alguna, disfrazando toda la situación con una terrible enfermedad. Y solo porque en ese momento quedó al descubierto su gran talento mágico, su padre salvó su vida enviándolo a la Academia Evisine para forjarse una carrera en el ejército, y así, en el futuro, servir en la frontera.
Claro que él no se enteró de esta conspiración hasta años más tarde.
Por suerte para él, ya en la Academia las cosas no resultaron del todo mal. Dathan conoció a su buen amigo —y aliado más importante durante toda la historia—, Fegan Lionblade, heredero del ducado más poderoso luego de la familia imperial.
Tras una serie de eventos, Dathan, este príncipe rechazado, se colocó con éxito como el nuevo líder del grupo de Fegan, el cual estaba conformado por hijos de familias nobles muy destacadas dentro del imperio: Eder Windsworn, Lance Watercrag, y Bel Angelli. Todos alfas, excepto el último.
Luego de eso, se podría decir que la estadía de Dathan en la Academia transcurrió con aparente tranquilidad, claro, restando los diversos intentos de asesinato en su contra.
Y, cuando alcanzó la mayoría de edad, se convirtió —una vez más— en una piedra en el zapato del villano de la novela, el príncipe Astor, quien intentó acabar personalmente con él en cuanto el emperador cayó enfermo.
Es así que el cuarto príncipe, luego de enterarse de muchas verdades, se embarcó en una lucha por el trono del que antes ni siquiera se preocupó. Y su suerte fue tanta, que sus leales amigos —junto a sus importantes familias— le dieron su respaldo, y lo reconocieron como emperador luego de cinco años de guerra civil.
Hasta ahí, la historia lucía como cualquier otra, y Jaden no se quejaba. Tenía la cantidad justa de drama y comedia. Pero si era sincero, él había leído hasta el último capítulo publicado —y pagado bastante por desbloquearlos— no por el protagonista, sino más bien por un personaje secundario. Un hombre leal, honesto e incluso dulce, llamado Fegan Lionblade.
Jaden amaba al personaje de Fegan, al grado en que compraba toda mercancía relacionada a él. Ni siquiera le interesaba que fuera el menos popular del grupo.
Y para cuando el autor anunció que estaban ya en la recta final del libro, él se emocionó pensando en la felicidad que le esperaba a su personaje favorito; después de todo, un par de capítulos atrás se había comprometido al fin con su amor de la infancia, Bel. Y aunque este personaje había brincado entre Dathan y Fegan casi toda la novela, Jaden apoyaba la unión, ya que había elegido a su favorito.
No obstante, luego de la boda… Dathan decidió que también amaba a Bel, lo que complicó las cosas. Y mientras Fegan estaba resguardando la frontera del norte, tomó a Bel y lo llevó a su cama.
Pero que no se crea jamás que este omega fue una víctima que se vio forzada por el emperador, pues ahí mismo se revela que en realidad Bel siempre amó a Dathan, y solo se casó con Fegan porque sus tíos le obligaron. Así que se podría decir que su encuentro prohibido fue la culminación de su amor y algo totalmente consensuado.
Claro que las cosas no se quedaron ahí, todavía podían empeorar.
De ese único encuentro, Bel quedó embarazado. Y desde luego, Dathan anhelaba criar a su propio hijo, así que ideó un plan.
Sin piedad alguna envió a Fegan —el mismo hombre que siempre le había apoyado, aun cuando solo era un príncipe rechazado—, al frente de la batalla contra los remanentes del ejército del príncipe Astor, en una misión prácticamente suicida… y como el leal hombre que era, Fegan no retrocedió, muriendo ahí mismo, atravesado por la espada del primer príncipe.
Luego de leer aquel capítulo, Jaden lloró hasta quedarse dormido. ¿Por qué su favorito debía morir por la infidelidad de su pareja? ¡No era justo!
Y solo siguió leyendo con la única esperanza de que al menos Fegan obtuviera justicia tras su muerte. Pero hasta que llegó a aquella palabra que decía “FIN”, no hubo nada de eso.
En su lugar, todo lo que halló fue que en el momento en que Bel quedó viudo, Dathan lo tomó como su “emperatriz”, para juntos criar a su hijo y ser una auténtica familia feliz.
Nadie mencionó nuevamente el nombre de Fegan, ni la infidelidad y traición que recibió como pago por parte de su pareja y mejor amigo, luego de todo el apoyo que les dio a ambos a lo largo de la novela. Tan solo se convirtió en un héroe olvidado, que incluso el mismo autor ignoró en la ruta final.
Desde luego, la indignación cubrió a Jaden, por lo que lanzó todo su descontento en los comentarios, al grado en que su cuenta fue reportada por los seguidores de DaBel. Aunque no le importó, pues creó una nueva cuenta para seguir desahogándose.
Sin embargo, en el mundo real esos capítulos sí que le afectaron, tanto que las noches siguientes tuvo horribles pesadillas de Fegan siendo atravesado por una espada. Lo más desesperante es que él solo podía observar desde un costado, sin la posibilidad de intervenir.
Por las mañanas despertaba más amargado y cansado que la noche anterior. ¡Y este proceso se extendió por casi medio mes! No obstante, fue una tarde después de la escuela, que se le ocurrió la brillante idea de escribir un merecido final para Fegan apenas volviera a casa. Esto gracias a las ácidas palabras de su amigo, quien ya harto de escuchar sus lloriqueos, le dijo: —Bueno, entonces cámbialo si no te gusta.
¿Cómo no se le había ocurrido antes? Aunque no entrara dentro del canon, podría ayudarle a sentirse mejor.
—¡Yo le daré la felicidad que se merece! —prometió, y el fuego se encendió en su pecho por primera vez desde que había terminado de leer la novela.
Si el autor no planeaba darle un final decente a su favorito… bueno, entonces lo debían disculpar por el fanfic que estaba a punto de escribir.
No obstante, su declaración pareció enfurecer al dios de las historias, pues apenas cruzar la calle… él fue atropellado.
Y claro que en sus últimos segundos, en los que la vida abandonaba su cuerpo, se lamentó de no haber podido reescribir aquella parte de la historia.
—Realmente quería darle un final feliz… —fueron sus últimas palabras.
.
Jaden abrió los ojos con furor, y se levantó de la camilla con un sobresalto. Estaba ligeramente mareado, y sus movimientos eran torpes.
—¿Dónde…? —Miró en todas direcciones, y se percató de que parecía estar en la enfermería. —Oh…
Ya recordó que antes de llegar, había caído inconsciente. Y aún así, ahí estaba. Eso significaba que Fegan debió traerlo.
Sus mejillas se sonrojaron al instante, y bajó el rostro con rapidez. Entonces, se percató de que su cabeza dolía, y estaba siendo presionada por algo.
—Auch… —El chico llevó una mano a su frente, descubriendo que había una venda envolviéndole todo el cráneo.
Estaba sorprendido porque el equipo médico se había tomado tantas molestias en un noble de clase baja, pero antes de que pudiese agradecer en silencio, una enfermera entró a la sala. Y en cuanto le vio sentado, dejó caer el balde de madera que llevaba en las manos.
—¡Estás despierto! —exclamó asustada.
—¿Sí?
—¡Rayos! ¿Por qué estás despierto? —regañó mientras se palmeaba el pecho. —Ah… como si no fuera suficiente castigo cuidar de… como sea. No salgas de la camilla, y déjame recordarte que está prohibido el uso de cualquier clase de magia en la enfermería.
—Sí… —Jaden ya comprendía que la enfermera parecía tenerle miedo, y por lo mismo le rechazaba. —¿Lo siento por despertar?
—Ya, ya, vuelve a acostarte —pidió ella, tosiendo un par de veces para disimular su error. —Puedes descansar aquí un rato más. La persona que te trajo ya informó de tu accidente a la doctora.
—Vale… —asintió distraído, y se acostó nuevamente disfrutando de la suave camilla. Lo bueno de asistir a una escuela de nobles es que todo era de lujo, incluida la cama en la que se encontraba.
—Por cierto, en un rato, puedo darte un permiso para ausentarte de clases mañana y quedarte en los dormitorios. Tu herida no es grave, pero sí requiere descanso de al menos un día.
—Disculpa… ¿y la persona que me trajo? —preguntó. Ahora que recordaba todo, ansiaba ver a su favorito en vivo.
—El joven Lionblade —respondió con rapidez la chica. —Quería quedarse un poco, pero el toque de queda en los dormitorios estaba a punto de dar, y la doctora lo envió de regreso.
Sería mentira decir que no se sintió decepcionado con esa respuesta, aunque entendió.
“Bueno, no será hoy…”, pensó con desánimo.
—Gracias… —dijo.
—Hmm. Tengo algunas cosas que hacer. Toca la campanilla si surge algo —informó la enfermera, y como si descubriera la libertad, soltó una sonrisa nerviosa antes de huir de la habitación. Jaden solo vio como desapareció tras la puerta en menos de un segundo.
Sonrió con desgana. Esa reacción era conocida para él. Desde que tenía uso de razón todo el mundo lo evitaba como a la peste. O bueno, casi todos. Su papá no lo hacía, y su favorito era incluso capaz de llevarlo en brazos a la enfermería… aún cuando era la primera vez que se habían visto.
Luego de soltar un suspiro, miró al techo, y en el proceso jaló un mechón ondulado de su cabello.
—Negro…
Aquel torrente de recuerdos acababa de asentarse en su mente y aún estaba algo embotado, pero tenía la certeza de que no se había tratado de un sueño.
Esta era su segunda vida, y estaba dentro del mundo de “El valiente camino del príncipe”. ¿Cómo o quién lo había hecho posible? No lo sabía, y quizás era un misterio que nunca resolvería. Sin embargo, en lugar de enfrascarse en preguntas sin respuesta, el chico dejó el tema en paz. Y se concentró en lo que sí podía ver.
—Segunda vida… —susurró en medio de la sala vacía.
Con esta nueva verdad comenzó a comprender varias cosas.
...
Casi no hay capítulo hoy porque estaba haciendo esto jaja
Es del capítulo anterior!
gracias autora
Animo, mi papá falleció apenas, pero si, la vida sigue.