En un reino gobernado por una familia real que ha reinado durante siglos, Lilith, una joven de extraordinaria belleza y poderes mágicos, nace destinada a ser la villana del cuento. Desde niña, Lilith ha sido marginada y temida por los habitantes del reino, quienes creen que su sola existencia traerá la ruina a todo lo que ama.Cuando el rey y la reina mueren en extrañas circunstancias, Lilith se ve obligada a huir del palacio y a esconderse en las sombras, mientras que su hermano Azrael asciende al trono, convirtiéndose en un gobernante tiránico y despiadado.Decidida a reclamar su derecho al trono y a demostrar que no es el monstruo que todos creen, Lilith se embarca en una peligrosa aventura, enfrentándose a criaturas mitológicas, aliados inesperados y a su propio destino. A lo largo de su viaje, Lilith deberá aprender a abrazar su naturaleza oscura y a utilizarla para liberar a su reino de las garras de su hermano.¿Logrará Lilith superar los prejuicios y convertirse en la heroína de su propia historia? Descúbrelo en esta épica novela de fantasía, llena de magia, intriga y un giro inesperado que te dejará sin aliento.
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Capitulo 12
Capítulo 12 - Sanando las Heridas
Tras la caída de mi padre, el reino se sumió en un caos temporal. Los fieles a la corona intentaron oponerse a nuestro bando, pero gracias a los esfuerzos de Damien, Esmeralda, Theron y los demás, logramos sofocar rápidamente cualquier intento de resistencia.
Selene y yo nos encargamos de purificar el palacio y expulsar la energía oscura que lo había impregnado durante todos esos años. Fue un proceso lento y extenuante, pero finalmente pudimos devolver la luz a aquel lugar.
Una vez consolidado nuestro control, convoqué a una asamblea donde me presenté ante el pueblo como la nueva gobernante. Sé que muchos aún desconfiaban de mí, pues no olvidaban mi pasado, pero me comprometí a ser una reina justa y benevolente que guiaría a este reino hacia la prosperidad.
Zahra y sus sacerdotes fueron un gran apoyo durante esos primeros y difíciles días. Ellos se encargaron de sanar las heridas de la población, utilizando sus poderes curativos para aliviar el sufrimiento causado por la tiranía de mi padre.
Poco a poco, el temor y la desesperanza fueron dando paso a la esperanza y la unidad. El pueblo, que antes me había odiado y temido, ahora me miraba con renovada fe, deseosos de contribuir a la reconstrucción de nuestro hogar.
Pero mi mayor desafío llegó cuando tuve que enfrentar a Endymion. Sabía que tendría que darle explicaciones sobre mi pasado, sobre las atrocidades que había cometido bajo el dominio de la oscuridad. Y temía que, al conocer la verdad, él ya no pudiera perdonarme.
Cuando finalmente me encontré con él, pude ver la mezcla de emociones en su mirada: sorpresa, dolor, incertidumbre. Me acerqué a él con el corazón encogido, preparada para aceptar cualquier decisión que tomara.
—Endymion, yo... —comencé, con la voz temblorosa—. Sé que lo que has descubierto sobre mí debe ser difícil de entender. He cargado con un terrible secreto durante mucho tiempo, y ahora que has sido testigo de ello, no te culparía si ya no pudieras perdonarme.
Él me observó en silencio por unos instantes, y luego extendió su mano hacia mí, acariciando suavemente mi rostro.
—Lilith —dijo con suavidad—, sé que has pasado por un infierno. Que has sido víctima de una manipulación cruel y despiadada. Pero también sé que eres una mujer valiente y noble, que ha encontrado la fuerza para enfrentar sus demonios y redimirse.
Sus ojos se encontraron con los míos, y pude ver la sinceridad reflejada en ellos.
—No te culpo por lo que pasó —continuó—. Y no pienso abandonarte. Porque te amo, Lilith, con cada fibra de mi ser. Y estaré a tu lado, ayudándote a reconstruir este reino y a sanar las heridas del pasado.
Las lágrimas rodaron por mis mejillas mientras lo abrazaba con fuerza, sintiéndome más agradecida y afortunada de lo que jamás creí posible.
Juntos, Endymion y yo nos dedicamos a la ardua tarea de restaurar la paz y la prosperidad en nuestro reino. Con la ayuda de Selene, Damien y los demás, logramos desmantelar los últimos bastiones de la oscuridad y liberar a las personas de los vestigios del reinado de mi padre.
Fue un proceso lento y doloroso, pero poco a poco, la luz fue reemplazando a las sombras. El pueblo, que había sufrido tanto, comenzó a sanar y a mirar hacia el futuro con renovada esperanza.
Y mientras contemplaba los cambios que se iban gestando, supe que este era solo el comienzo de una nueva era. Una era en la que yo, Lilith, reinaría con sabiduría, justicia y amor, guiando a mi pueblo hacia un mañana más brillante.
Esa es mi humilde opinión.