La Amante Del CEO

- Tranquila, Sol - susurró Mina, apretando mi mano con fuerza - Voy a hacer todo lo que esté en mis manos para ayudarte.

Asentí, sintiendo que las lágrimas amenazaban con brotar de mis ojos. No podía creer que esto estuviera pasando. Todo se había derrumbado tan rápido que aún no lograba procesarlo.

Miré a Chen, que permanecía en silencio, con la mirada perdida y el rostro desencajado. Verlo así me rompía el corazón. Habíamos luchado tanto por estar juntos, y ahora todo parecía haberse ido al demonio.

- Chen... - susurré, tomando su mano con desesperación - Diles que no es cierto, que todo esto es una mentira.

Él me miró, sus ojos reflejando una mezcla de impotencia y derrota.

- Lo siento, Sol - murmuró, su voz quebrada - Parece que no hay nada que podamos hacer.

Sentí que el mundo se me venía encima. ¿Cómo podía estar renunciándose de esa manera? Él era el Chen que yo conocía, el hombre fuerte y decidido que nunca se rinde.

- ¡No! - exclamé, apretando su mano con fuerza - Tú no eres así, Chen. Tienes que luchar, no puedes dejar que nos derroten.

Él me miró con una profunda tristeza, sus ojos brillantes por las lágrimas contenidas.

- ¿Luchar contra qué, Sol? - preguntó, con amargura - Parece que todo está en nuestra contra. No tenemos nada que hacer.

Lo abracé con desesperación, sintiendo que el dolor me consumía por dentro.

- No digas eso, mi amor - supliqué, la voz entrecortada por el llanto - Tú y yo juntos podemos superar esto, lo sé.

Pero Chen permaneció en silencio, hundido en su propio abismo de derrota. Sentí que la impotencia me ahogaba, y me giré hacia los miembros del directorio con una mirada desafiante.

- ¡Esto no se va a quedar así! - exclamé, con la voz cargada de determinación - ¡Vamos a demostrar que todo esto es una mentira!

Uno de los hombres, el mismo que nos había dado la noticia, me observó con una mezcla de lástima y desdén.

- Me temo que ya no hay nada que puedan hacer, señorita Park - dijo, con voz grave - Las pruebas en su contra son abrumadoras. Lo mejor será que acepten su destino con dignidad.

Sentí que la rabia me consumía, pero antes de que pudiera responder, Mina intervino, interponiéndose entre ellos y yo.

- ¿Pruebas? - espetó, con los ojos brillantes de furia - ¿Qué pruebas tienen? ¡Esto no es más que una maquinación, y ustedes lo saben!

Los hombres la miraron con desdén, pero Mina no se dejó intimidar.

- ¡Van a tener que presentar esas supuestas pruebas ante un tribunal! - exclamó, con una determinación que me sorprendió - ¡Porque Sol y Chen no van a aceptar esto sin pelear!

Me miró, sus ojos reflejando la misma convicción que yo sentía en ese momento. Asentí con firmeza, apretando la mano de Chen con fuerza.

- Mina tiene razón - dije, encarando a los miembros del directorio - No vamos a rendirnos sin luchar. Vamos a demostrar que todo esto es una mentira, cueste lo que cueste.

Chen me miró, y por primera vez en toda la reunión, vi un destello de esperanza en su mirada.

- Sol... - susurró, apretando mi mano - Tienes razón. No podemos rendirnos.

Me abrazó con fuerza, y en ese momento supe que juntos podríamos superar cualquier obstáculo. Nada ni nadie iba a apartarnos, no después de todo lo que habíamos luchado por estar juntos.

Los hombres del directorio nos observaron con una mezcla de sorpresa y desaprobación, pero no les importó. Mina, Chen y yo estábamos decididos a luchar hasta el final.

Salimos de la sala de juntas con la frente en alto, y aunque el miedo y la incertidumbre se arremolinaban en mi interior, también sentía una determinación inquebrantable.

Una vez fuera, Mina me miró con una sonrisa orgullosa.

- Sabía que no te rendirías, Sol - dijo, apretando mi brazo con cariño - Tú y Chen van a salir de esta, ya lo verás.

Asentí, sintiendo que el alivio me inundaba. Tener a Mina a mi lado era un regalo invaluable en estos momentos.

- Gracias, Mina - susurré, abrazándola con fuerza - No sé qué haría sin ti.

Ella me sonrió, sus ojos brillando con una determinación que me llenaba de esperanza.

- Siempre estaré aquí, Sol - respondió, con firmeza - Vamos a luchar juntas hasta el final.

Chen se acercó a nosotras, su mirada reflejando una mezcla de gratitud y resolución.

- Gracias, Mina - dijo, apretando la mano de mi amiga con sinceridad - Significa mucho para nosotros tener tu apoyo en estos momentos.

Mina le dedicó una cálida sonrisa, palmeando su hombro con confianza.

- Están luchando por algo que vale la pena - respondió, con un brillo de orgullo en los ojos - Y voy a estar a su lado hasta el final.

Nos abrazamos los tres, sintiendo que la unión y la determinación nos daban fuerza para enfrentar lo que se avecinaba.

Sabía que la batalla no iba a ser fácil. Teníamos en contra a todo un poderoso directorio, y las supuestas "pruebas" en nuestra contra parecían abrumadoras. Pero no importaba. Chen y yo teníamos algo que ellos nunca podrían comprender: un amor que había sobrevivido a todas las adversidades.

Y con Mina a nuestro lado, no había nada que no pudiéramos lograr.

Decididos a no dejarnos intimidar, nos dirigimos a nuestras oficinas para recoger nuestras pertenencias. Mientras lo hacíamos, sentía que el corazón me latía con fuerza, pero también con una chispa de esperanza.

Afuera, los rumores y los murmullos nos perseguían, pero los ignoramos. Nada de eso importaba. Lo único que importaba era mantenernos firmes y unidos, dispuestos a luchar hasta el final.

Una vez listo, Chen me miró con una intensidad que me quitaba el aliento.

- Sol, mi amor - susurró, acercándose para tomar mis manos - Voy a luchar por ti, por nosotros, hasta el final. Nada ni nadie nos va a separar.

Lo miré con una mezcla de amor y determinación, apretando sus manos con fuerza.

- Lo sé, Chen - respondí, sintiendo que la emoción me embargaba - Juntos vamos a superar esto. Nada.