La Venganza Del Sigma

POV Allen

El campus estaba lleno de estudiantes, riendo y charlando mientras se dirigían a sus clases. Yo, sin embargo, no podía dejar de pensar en lo que había ocurrido. La sensación del control desvaneciéndose, la humillación y, lo peor de todo, la confusión por mi propia respuesta. No me había preparado para enfrentar a Oliver, pero al verlo a lo lejos, no pude resistir la necesidad de confrontarlo.

Lo vi caminando solo, con la cabeza gacha, como si tratar de pasar desapercibido. Mi mandíbula se apretó al recordar lo que me había hecho. Dudé por un momento, mis pensamientos luchaban entre la rabia y la incertidumbre, pero al final, la decisión fue clara. No podía dejar que me viera como alguien débil.

Aceleré el paso y, sin pensarlo dos veces, lo tomé con fuerza del brazo. Oliver soltó un quejido de dolor, pero no me importó. Lo arrastré hacia una zona más apartada. Necesitaba respuestas, y las necesitaba ahora.

-¿Qué demonios te pasa?- Gruñí, sosteniéndolo bruscamente una vez estuvimos lo suficientemente lejos. Su expresión de dolor y sorpresa solo alimentaba mi ira.

Oliver me miró con una mezcla de miedo y desafío en sus ojos.

-Suéltame, me duele.-

-No exageres.- Bufé, pero cuando solté su brazo, noté que mi mano estaba manchada de sangre. Mi mirada se dirigió a las mangas de Oliver, donde vi cortes frescos. La culpa se instaló en mi estómago al ver la evidencia de su sufrimiento. -¿Qué es esto?- Pregunté, tratando de sonar enojado, pero la culpa se filtraba en mis palabras.

Oliver apartó la mirada, pero no respondió de inmediato. El silencio entre nosotros se volvió insoportable. Finalmente, levantó la vista, sus ojos llenos de tristeza y resignación.

-¿Qué te importa?- Dijo, su voz apenas un susurro. -¿Realmente te sorprende? Todo esto es consecuencia de tus acciones, de tu acoso, de tus amenazas...-

Mis manos temblaban ligeramente mientras intentaba procesar sus palabras. No quería creer que era responsable de su dolor, pero la evidencia estaba ahí, frente a mis ojos. Las cortadas en sus brazos eran un testimonio silencioso de mi crueldad.

-No sabía que…- Comencé a decir, pero las palabras se me atoraron en la garganta. No sabía cómo disculparme, no sabía si una disculpa siquiera serviría de algo.

Oliver soltó una risa amarga.

-Claro que no lo sabías. Nunca te importó cómo me sentía, ¿verdad? Solo te importaba mantener tu fachada de alfa perfecto, de chico popular, pero míranos ahora, Allen, mírame, ¿realmente crees que eres  mejor que yo?-

La culpa me golpeó con fuerza. No podía encontrar una respuesta adecuada. Todo mi ser se sentía dividido entre la rabia, la confusión y una creciente comprensión de mi propia mezquindad.

-Lo siento.- Dije finalmente, aunque sabía que esas palabras no podían deshacer el daño que había causado.

Oliver me miró, evaluando mis palabras.

-No busco tu compasión, solo entiende que tus acciones tienen consecuencias.-

Me quedé en silencio, asimilando lo que había dicho. Oliver se dio la vuelta y comenzó a alejarse, dejándome solo con mis pensamientos y una sensación de culpa que no podía ignorar. Sabía que tenía mucho que reflexionar, y que, de alguna manera, debía encontrar una manera de redimirme, pero en ese momento, lo único que podía hacer era quedarme ahí, enfrentando la realidad de mis propias acciones y las cicatrices que habían dejado en alguien más.

Mientras veía a Oliver alejarse, la realización me golpeó con fuerza, mi jueguito se había salido de control. Meses de tortura habían llevado a esto, a un chico quebrado y a mi propia culpa devorándome por dentro. Tenía que hacer algo, pero por primera vez en mi vida, no sabía por dónde empezar.