Se dice que cada cien años la madre de todos los lobos reencarna para vivir una vida plena en la tierra por cierto tiempo, pero no se le a vuelto a ver a lo largo de quinientos años, ahora todo parece leyenda y escuchar sus historias pareciera un cuento de adas, pero todo eso cambiará con el nacimiento de Talisa.
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Capítulo 12.
Ella era una tentadora andante y ni siquiera lo sabía.
El mundo que nos rodeaba se detuvo y todo se desvaneció por un segundo, todo excepto ella.
"Hola. ¿Ya te vas?"
"Si no lo hago el alfa de esta manada querrá asesinarme" Me sentía impaciente y nervioso, pero ella, ella lo cambiaba todo por completo.
"¿Y eso es verdad, ella es tu hermana?"
"Es una rara historia.., pero sí, somos hermanos. ¿Y tú eres?"
"Soy Astrid" Podía notar en sus ojos su deseo, ella me miraba como un bocadillo, pero lo mismo me pasaba, tenía una melena roja, tan intensa como el mismo fuego.
Baje la mirada a sus labios y luego de nuevo a sus ojos.
Podía ver cada emoción circulando detrás de ellos como un maremoto. Su lengua salió disparada para mojar sus labios perfectamente rosados, sin más, trago saliva.
"Yo soy Manu"
"Puedes sentirlo? Hablo del tirón, creo que tú y yo somos compañeros, puedo olerlo"
"Pero que diablos estoy haciendo, es obvio que el lo sabe, cuando se acercó a ella, casi muero pensando que eran algo más. Me alegra que solo sean hermanos, ahora no pienso en nada más que besarlo, pero no tengo idea de que manada es y si mi padre permita lo nuestro. ¿Lo nuestro? Ya estoy pensando antes de tiempo, ni siquiera se si el me acepta como su compañera"
"Si siento algo, pero no se dé que se trata. Verás.., yo no soy un lobo, por eso me cuesta entender el aroma y esta rara conexión"
"Si no eres un lobo como es que sientes todo esto"
"Ya te lo dije, es una historia un poco rara de contar. Tal vez quisieras acompañarme y charlar, la verdad no tengo nada por hacer ahora, sirve que me ayudas con esto. ¿Qué dices?"
"No lo sé, si me voy mi padre se molestará conmigo. ¿Si vez a esa persona de allá? Él es un Omega de papa, y me vigila mientras hablo contigo. No se que hiciste, pero al parecer todos aquí parecen odiarte"
"Te lo dije, larga historia. ¿Dime, como vuelvo a encontrarte?"
"Soy de la manada El dorado, si quisieres puedes visitarme, me iré mañana temprano, tal vez hable con mi padre de ti"
"Por favor, hazlo. Quizás mañana te acompañe a tu manada" Fue lo último que dijo con una blanca sonrisa, me cautivo tanto que su amabilidad era asfixiantemente todo lo que yo deseaba de un hombre.
"¡Por la diosa, él es extremadamente atractivo! Cálmate Astrid, mantén la calma, respira. ¡Aaaaaa!" No pude evitar gritar de emoción, solo tenía que visitar otra manada para encontrar a mi compañero, si seguíamos hablando juro que lo hubiera besado.
La fiesta había llegado a su fin, ya era muy noche y los alfas estaban más tranquilos con la partida de Manu.
Talisa estaba molesta, ahora podía comprender ciertas emociones.
No podía salir de la habitación, la puerta estaba cerrada y vigilada por fuera, si intentaba hablar a Hopi solo lo metería en problemas y sería castigado.
"Ese tonto no puede hacerme esto, no soy un animal para enjaular"
La luna estaba llena, tal vez era tiempo de hablar con mi madre, abrí la ventana y los rayos de la luna iluminaron totalmente mi rostro.
"Madre, aquí estoy, soy tu hija, perdóname por pensar que no existías"
La luz de la luna se hizo cada vez más intensa, y luego un destello me ciega por un segundo, después de eso ella ya estaba en la misma habitación que yo.
"¡Madre!" No pude evitar correr a sus brazos.
"Aquí estoy, nunca me he apartado de ti, siempre te observo Talisa. Dime, que te pareció tu hermano"
"Casi no pudimos hablar, Saac, comienzo a pensar que el será un obstáculo para acercarme a él. ¡Ayúdame, dime como puedo hacer para volverlo a ver!"
"Habla con el, solo tienes que desearlo y él te escuchara. Cuando por fin lo dominen podrán visitar mi reino"
"¡Espera! ¿Ese puede, cómo?"
"Con el tiempo lo sabrás, tengo que irme, un amigo me espera. Sé paciente mi niña y todo tomará su curso"
La vi desvanecerse con la misma luz, ahora me siento mejor después de verla, hasta que Saac irrumpe mi tranquilidad cuando abre la puerta de un golpe.
"¡Explícate! Dame una razón para no castigarte" Se le veía molesto, pero esta actitud suya comenzaba a cansarme.
"Si hubieras llegado antes hubieras visto a mi madre, ella misma te diría que Manu y yo somos hermanos"
Lo veo tirar el florero de la mesita de noche, no se porque se enoja si acabo de explicarle mi situación.
"Si vuelves a mencionar que la diosa es tu madre entonces"
"¡Entonces que! Desde que llegue no he dicho más que la verdad, pero te niegas a creerme y tomarme por loca. Mírate, todo esto te hace ver a ti como un tonto y loco" Explote, ya no podía ser más amable con él, hasta que dibujo una sonrisa diabólica en su rostro, fue ahí cuando volví a bajar la guardia, algunos de mis lobos incluso sentía temor.
"Te das cuenta de que me acabas de llamar tonto. ¿Sabes lo que les pasa a las personas que intenta faltarme el respeto?"
Estaba tan cerca de mí que su aliento podía abanicar mi rostro, antes de que pudiera hablar aplastó sus labios con los míos. ¿A caso esto hace con las personas que le faltan el respeto?
Mis ojos se abrieron por sus acciones. Trate de alejarme de él y le di un puñetazo en el pecho, pero ni esto lo hizo retroceder, al contrario, como respuesta profundizó más su boca y de repente entro su lengua dentro de mi boca, haciendo tragar mi jadeo.
Deje de luchar mientras trataba de responderle, cerré los ojos lentamente y copie el trabajo que estaba haciendo. No me tomo mucho tiempo seguirlo, hice todo lo posible por responder.
Puse mis manos en su cuello mientras sumisamente lo probaba. No sabía si lo hacía bien, pero solo estoy siguiendo como mueve sus labios hacia los míos.
"Talisa, no debes permitir que otro hombre bese tus labios a menos que sea tu pareja, estoy hablando de mí. ¿Lo entiendes?" La veo mover la cabeza en aceptación y mi complacencia se tranquiliza, si no le explico alguien podría aprovecharse de su ignorancia.
Lo último que hizo fue alejarse de mí, tal vez seguía enojado conmigo.
"Dormiré en otra habitación, tú puedes quedarte aquí"
Se fue, no me dijo nada más, solo se fue.
Mi lobo se sentía triste por alguna razón, tal vez no nos gustaba dormir solas, y ya lo extrañábamos a pesar de haberlo hecho enojar.