Victoria fue la princesa más joven de Umbra, ella guiaba a las tropas de su imperio durante la guerra contra los lycan.
Gracias a ella, Umbra tenía la ventaja en la guerra, sus estrategias y sus grandes habilidades en combate casi logran que los humanos ganen en contra de los lycan. Pero, algo pasó, ella fue acusada falsamente de traición y encerrada en una sucia celda hasta morir.
Su última deseo fue, que alguien tomará venganza en contra de quienes la traicionaron y es así como el alma de otro mundo, ocupó su cuerpo, despertando antes del inicio de su caída, ella al saber lo que pasará, cambiará todo a su favor y si planean acusarla de traición, entonces así será, ella los traicionara y unirá fuerzas con el peor enemigo de su imperio. Los lycan.
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capítulo 07.
En el campamento lycan, Wolfram había estado discutiendo con sus generales con respecto a las posiciones en las que se encuentran las tropas de Umbra y como deberían de atacar. Al acabar la reunión se metió a su carpa totalmente agotado, esa guerra ya llevaba tiempo, los humanos no querían ceder.
Wolfram cerró los ojos dispuestos a descansar, pero, un aroma conocido llego a su nariz, pero había algo más, ese aroma estaba mezclado con otro y había una extraña peste a sangre. Wolfram se levanto de inmediato, saliendo de su carpa y notando que todos en el campamento también han sentido el mismo aroma. De la oscuridad del bosque, vieron a una figura encapuchada salir, todos se ponen en alerta listo para pelear, incluso Sira toma su lugar al frente, pero Wolfram les ordena no moverse.
Aquella figura encapuchada, tira algo cerca de los lycan y estos se sorprenden al ver de que se trataba, Wolfram se acerca quedando también sorprendido por ello. Esa era la cabeza del rey de Balik, uno de los hermanos del emperador de Umbra.
— cachorro, primera vez que nos encontramos estando ambos vestidos.— comenta Victoria quitando la capucha.
Todos miran pasmados a la persona que había llegado ante ellos, nadie esperaría que la propia princesa Blackwood les trajera la cabeza de su tío, el rey de Balik.
—¿vestidos?— pregunta en un murmullo Sira.
— no es lo que imaginas.— responde Wolfram.
Wolfram al ver que sus subordinados estaban por atacar los detiene, pidiendo que se retiren, mientras el habla con la mujer.
— ya escucharon, dejen a su majestad encargarse de esto.— les grita Sira.
Los lycan se aleja, aunque se mantienen alertas en caso de que esa mujer quiera hacerle daño a su emperador, incluso Sira se mantiene a la vista.
— justo como pediste, te he traído la prueba de mi buena voluntad a su favor.— señala la cabeza.
— siendo sincero, esto solo prueba que eres capaz de traicionar a quien sea, ¿que me dice que no acabaré igual que él.— se cruza de brazos.
— te aseguro que si quisiera eso, quien estaría en en su lugar serías tú, cachorro.— responde con tranquilidad.— me sirves más vivo que muerto.
— vaya descarada, no soy tu juguete para servirte. Pero, supongamos que aceptó la alianza, ¿que obtengo a cambio?—
— la paz que tanto buscas, ¿no es lo que tu gente quiere?, poder vivir sin pelear una guerra.—
— ¿y tu ganas?, no creo que hagas esto gratis.— responde Wolfram.
— yo gano el imperio humano y acabo con toda la familia imperial.— después de todo, su propósito es acabar con quienes la piensan traicionar.
— así que solo quieres que yo te ayude a tomar el trono de Umbra y yo, solo ganó la paz.— responde con molestia.— no encuentro interesante la propuesta.
— entonces si no me ayudas por las buenas tendré que jugar de otra forma y en esa, incluye el exterminio de tu raza.— da unos pasos hacía atrás.
Al escuchar esto, los lycan se ponen en alerta, eso era claramente una amenaza.
— pensaba darte información de las tropas de Umbra, pero has perdido esa oportunidad.— Victoria se cubre con la capucha.
En un rápido movimiento desaparece entre las sombras del bosque. Wolfram deja escapar un gruñido, pero ordena que tiren la cabeza del rey lejos del campamento, si algún espía de Umbra lo ve cerca los culparan a ellos de ese asesinato.
— claramente eso fue una amenaza. Debiste matarla aprovechando que vino sola.— le reclama Sira.
— hubiera salido muy herido de tener una pelea contra ella.— responde Wolfram.
Y antes de que Sira diga algo, Wolfram le avisa que irá por ella, aunque sabe que no puede confiar ciegamente en Victoria, tenerla de enemiga es una desventaja para ellos.
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Victoria se mueve con sigilo por el bosque, hasta que siente que alguien la sigue de cerca, por lo que se detiene preparando la espada que lleva con ella para pelear, pero al ponerse en guardia, una daga se clava en el dorso de su mano, causando que suelte la espada y ante esta distracción es derribada, siendo el autor de esto, Wolfram, quien la presiona contra el suelo con una daga en el cuello de ella.
— ya que has amenazado con matarme, te mataré primero.— advierte mostrando los dientes y dejando salir un leve gruñido.
Victoria expone más su cuello ante la daga mientras deja ver una sonrisa ladino.
— adelante, aprovecha el momento.— responde con la respiración agitada.
Wolfram veía su cuello expuesto y como su pecho subía y bajaba debido a su respiración agitada. Lejos de parecer una víctima asustada, ella parecía demasiado tranquila, ¿acaso confía en que no la matará? Nuevamente pudo sentir un aroma exquisito proveniente de la vampiresa. Wolfram miro la mano de la chica manchada de sangre y por supuesto, el aroma de este no era desagradable para él como el de otros vampiros. Esto lo llevo a soltarla y alejarse un poco. Siempre que Victoria esta cerca, ese aroma le parece atractivo.
— si no es para matarme, ¿para que me has seguido cachorro?—
— aceptaré la alianza, pero, en la menor sospecha que me estas traicionando, sabes lo que haré.— responde Wolfram.
— contrario a lo que piensas cachorro, solo estoy traicionando a la familia real, porque sé que ellos piensan traicionarme cuando ya no les sea útil.— no es precisamente así, pero duda que crea que ella no es la verdadera Victoria.
—¿como estás segura de eso? Puede ser que solo me estés mintiendo para que acepte la alianza.—
— si sigues con dudas, entonces dejemoslo así y nos vemos en el campo de batalla.— ya se estaba hartando, aunque sabe no puede confiar en ella, le fastidia su insistente negación.
— de acuerdo, tengamos una alianza, pero ya he dicho que en la menor sospecha de traición, acabaré contigo.— advierte Wolfram.
— has tomado una sabía decisión. Espera por mi mañana, traeré algo que te gustará.— sonríe.
Nuevamente Victoria sigue su camino perdiéndose entre las sombras del bosque.
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