Renací Para Salvar Al Villano

Acercándome lentamente, veo una sabana cubriendo lo que parecía ser un cuadro mediano. Tomé la tela y la deslice con agilidad. Quedé con la boca abierta, al ver lo que parecía ser un retrato de mí.

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— esto... Es... Bellísimo.

No me refería a mí apariencia. Sino, la forma y el arte en la que plasmó en el cuadro, era un estilo realista. Sabía que había sido él. Aunque no tuviera nombre, sé que fue Alessandro quién lo pintó. Por eso, no dejaba de tomar mi rostro cada vez que lo hacíamos. Detallaba las fina simetría de mi rostro para pintarlo. ¿Cuando lo hizo?

— señorita Elenor... Es hora de bajar.

— ¡¡¡SU PUTA MADRE!!!... — pegue un brico por el susto— ¡¿Otra vez tú?!...— era el mayordomo que nuevamente apareció.

— apreciaría que su vocabulario fuera el más adecuado.

— ¡Y yo quisiera que dejara de asustarme!

— su majestad, la llama. Me dice que le tiene un detalle que entregar

Aún tenía el corazón en la garganta. Le sigo pero antes, volví a tapar la pintura. ¿Sería bueno hablar de esto con él?... O... Tal vez sea un regalo. Bueno, haré como si no lo hubiera visto si ese es el caso.

— oiga... ¿Donde había estado?... Tenía un rato que no lo veía...— no me respondió. No me sorprende.

Llegando a la habitación de Alessandro. Éste se presenta y me da paso a mí. Recuerdo esto. Es como si volviera al principio de esta historia. Cuando era un hombre que solo me miraba con total desprecio y con ello solo quería mi ser para calmar su lujuria. ¿Ha cambiado todo?

— Elenor... Pasa...— sus ojos color miel se deslumbra al verme, la diferencia de antes, es que no habia ni una pizca de luz en ellos.

Extendiendo su mano. No la dude en tomar. Levantándose, me sorprende que luego de ese gesto, una capa blanca extremadamente fina cubre mis hombros, en ellos un pelaje muy suave. Sorprendida le expresé.

— Alessandro... Esto es...

— así es. La piel de los lobos que intentaron matarte. Su pelajes estaba aún intacto. Y protege mejor que una capa ordinaria contra el frío... La hice con un poco de mi magia, el blanco te sentará mejor y más a mi lado.

— ¿Esto... Esto es... Para mí?

— ¿Para quien más? Tonta.

Sin esperar mi reacción, lo abracé tan fuerte como pude.

— gracias...— susurré a su pecho y luego me toma por la cintura.

— sabes que luego me lo cobraré en la cama. Y... Además, habría otro regalo si alguien no hubiera sido tan curiosa.

Me quedé pasmada por un momento.

«¿Como se enteró tan rápido que vi el cuadro?... Él mayordomo apenas me descubrió hace unos minutos»

Luego me dice.

— recuerda que el mayordomo es parte de mi creación. Puedo ver todo a través de sus ojos.

— yo... Fue sin querer. Mientras esperaba fuí a explorar el castillo... Lo siento.

— era un regalo que tarde o temprano lo verías.

— no sabía que tenía un don de esa manera. Es un arte muy hermoso.

— hay muchas cosas que no sabes de mí. Aún así, te doy paso a que conozcas más allá de este pequeño infierno de mi persona.

— si podré contigo, podré con tus demonios. Ahora... Ven...- le tomé ambas manos- ya que tengo abrigo nuevo vamos a dar una vuelta al bosque.

— Elenor... Niet...

— ¿Que?... ¿Que pasa?

— no quiero dar vueltas en el bosque. Vayamos a otro lugar.

Tomando mi mano, me deja perpleja. Salimos del castillo y entramos a una parte del bosque. Él se comienza a desvestir e ingenuamente me tapo un poco la vista, como nunca lo hubiera visto desnudo.

— ¿Por qué te desnuda?... ¡¿Lo haremos aquí?!... Digo, en la cama es más cómodo, pero en cualquier lado es mejor contigo.

— realmente no sé cómo me atraes si haces esas preguntas. Eres un completo misterio para mí.

Al terminar esa frase, su cuerpo comienza a sufrir cambios físicos drásticamente. Sus extremidades se va llenando de pelos y alargando a un punto grotesco. Y no solo ahí, en todo su cuerpo. Yo me echaba para atrás ya que crecía de tamaño. Hasta que completamente veo lo que es.

— la bestia... Blanca.

Sí, al verlo más de cerca, puedo detallar que sus rasgos son muy similares al tamaño de un oso con la apariencia más que todo de un lobo.

Con un leve gruñido siento que me ordenaba subir. Tomándome de su pelaje, escalo entre su lomo.

— ¿A donde ire- mosssss?!!!— sus patas comenzaron a correr tan rápido que tuve que sujetarme de su pelo tan fuerte como podía.

No sabría a dónde iríamos. Pero esto era emocionante. Mi corazón latía tan rápido como lo iba el al correr. Él bosque blanco ya no era de temer a su lado. Podía ver lo preciosos que era. Los árboles cubiertos de una fina y cristalina nieve. Lagos y ríos congelados que apenas podía fluir el agua. Podía ver todo desde una vista favorable.

A donde sea que quiera llevarme, yo estaré con él.

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Extra...

Derek y Vanessa hablan llegado rato después que Alessandro y Elenor se habían marchado. Él, con su típica coleta y traje de cuero negro llega alegre por lo siguiente. En sus manos tenía a cuatro conejos que él mismo cazó para la comida de ahora.

Es cuando llega aquel mayordomo y le informa que el emperador y su doncella habían salido.

— ¿Ah?... ¿A que hora vienen?...— alza los conejos— le traje una ofrenda de paz para el emperador.

— en la noche, quizás...

— ¿Quizás?...

— o tal vez nunca, sabiendo que usted está aquí.

El mayordomo se voltea y con rapidez Vanessa retiene a su maestro.

— déjame matarlo. Yo sé que Alessandro me puede ver a través de él...— le lanza un conejo y el mayordomo lo atrapa con agilidad.

— por favor, no juegue con la comida. Su majestad vendrá antes de la anochecer.

Dándole la respuesta que quería. Derek se queda quieto y deja la fiesta en paz... Por ahora.

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